Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Plantean estrategias para el cultivo de trigo frente al cambio climático

Es uno de los cereales más afectados por el fenómeno de aumento de temperatura, reducción del período con heladas y mayores precipitaciones. Una clave: saber manejarse con los cambios de fechas de siembra.
Es importante revisar la fecha de floración en cada zona, ajustar la densidad de siembra frente a posibles reducciones del número de macollos y posicionar el período de llenado de grano.

Por Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

“Entre las principales variables que han provocado el cambio climático aparece el aumento de la temperatura, especialmente de la media que, en el cono sur, se encuentra traccionada por un incremento de la temperatura mínima; suba en los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, que continuará en ese sentido; crecimiento de los golpes de calor, que van a afectar a los cultivos de invierno y un incremento de las precipitaciones, que se verán acentuadas en los próximos años”.

Tales son las circunstancias citadas por Daniel Miralles, investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET, respecto de la importancia de conocer los períodos críticos del trigo y saber qué impacto tiene el cambio climático en cada uno de ellos sobre los componentes del rendimiento y la calidad de los granos obtenidos.

Miralles dijo que el incremento de la temperatura media reduce, o acorta, el ciclo del cultivo. Y que si los aumentos de temperatura ocurren en la etapa posterior a la elongación de los tallos se producirá una mayor mortandad de macollos y en consecuencia habrá una menor cantidad de espigas por metro cuadrado.

“Además, a la menor cantidad de espigas y de granos por metro cuadrado se suma que el aumento de la temperatura durante la etapa de llenado determina un menor peso de los granos”, explicó.

Otro efecto del cambio climático es la reducción del período con heladas en, prácticamente, toda la Argentina.

“Uno podría pensar que, en ese contexto, el adelantamiento de la fecha de floración es una estrategia de manejo, de modo de evitar una prolongación o exposición del período de llenado de granos a las mayores temperaturas y al efecto negativo del golpe de calor”, indicó, pero hay excepciones.

“En el sudeste bonaerense, en el triángulo que se forma entre Tres Arroyos, Balcarce y Coronel Suárez, los períodos con heladas no se han reducido e, incluso, en algunas de estas localidades la última helada ha ocurrido más tardíamente”, aclaró Miralles.

El especialista considera que los requerimientos de vernalización son muy importantes a la hora de analizar el comportamiento de un cultivar frente al cambio en las fechas de última helada.

“En muchos de los ciclos largos que se usan en Argentina se produce un fenómeno de requerimientos de horas de frío para florecer, conocido como vernalización, mientras que la mayoría de los ciclos cortos no tienen ese requerimiento”, dijo.

Respecto de la siembra, a medida que se atrasan las fechas el trigo reduce su rendimiento como consecuencia de quedar expuesto a temperaturas más altas y a una mayor duración del día, lo que determina acortamientos en la duración del ciclo del cultivo. “Pero no todos los cultivares responden de la misma forma”, añadió.

En cuanto a las precipitaciones, Miralles dijo que en muchas regiones cambió la altura de las napas.

“En el oeste bonaerense la potencialidad de los rendimientos estaba deprimida y la mayor oferta hídrica determinó un mejor rendimiento potencial”, indica Miralles.