Juan Carlos Beltrán, en el aire mientras haya un micrófono y quien escuche
Por María Inés Di Cicco / [email protected]
Comenzó a trabajar en 1951 como locutor, relator de radioteatros y, en más de una oportunidad, interpretando personajes.
En aquel año, Juan Carlos Beltrán se presentó en un concurso que realizó LU2 buscando intérpretes de radioteatros, locutores, animadores y periodistas, y para marzo de ese año ya estaba en el camino que lo llevó a recorrer todas las AM de la ciudad.
En marzo de 1976 ingresó en la porteña Radio El Mundo, el punto de partida de otro trayecto, uno que lo llevaría por la mayoría de las emisoras de la Capital Federal, marcando esos pasos con un estilo amable, coloquial y respetuoso del idioma, y un gusto envidiable en cuestión de música.
Esa vocación por la calidad que mantiene a sus 64 años de trayectoria, 61 de ellos como locutor, fue la que motivó a los organizadores del ciclo "El cine y su música" a dedicarle su séptima edición --y la única de 2015-- a esta figura de la radio y televisión nacional, e inolvidable voz en off de la película La República Perdida y su secuela.
El próximo miércoles (ver aparte) se dará esa cita, en el Teatro Municipal.
"Me llevé una sorpresa muy agradable porque después de tantísimo tiempo uno recibió honores enormes entre el reconocimiento del público y el de los colegas, sobre todo en Buenos Aires, donde pasé la mayor parte de los últimos años.
"¡Uno piensa que ya está colmada la capacidad de homenajearse, no porque lo merezca, sino por lo que te ofrecen!", asegura el conductor de Aquí estamos , los sábados de 18 a 21, en la 101.5 FM Music.
"Durante la mayor parte mi trabajo como locutor en los programas que conduje fueron en su mayor parte musicales, con especial atención sobre temas que, muchas veces, motivaron la realización de películas, y no a la inversa", destaca.
"Esta velada vendrá a ser una continuidad, en la que yo, por una vez, me sentiré un poco protagonista".
Que se exprese la voz
-- ¿Qué lo motiva a seguir en el aire, con seis décadas y media de trayectoria, cuando otros ya habrían optado por jubilarse?
--A una buena cantidad de locutores de otras épocas, la jubilación les costó la vida, a diferencia de aquellos que, de alguna forma, pudieron seguir quemando moléculas.
"Es una constante en esta labor, que uno toma contacto con muchísima gente durante largo tiempo. A algunos se los ve una sola vez y nunca más en la vida, pero uno sabe que forman parte del entorno comprometido con lo que uno hace y se siente siempre rodeado. De repente, verse compelido por las circunstancias a la soledad, lo hace a uno sentirse preso o aislado. Al menos así lo siento yo".
--¿Se siente agradecido con su profesión?
--Yo creo que el padre eterno ha sido generoso conmigo y a El se lo agradezco. Sobre todo cuando sentado a la mesa de un café o en la cola de algún banco u oficina pública, alguien me escucha hablar y reconoce mi voz.
"Suelen ser de cincuentones para arriba, porque el tiempo que yo llevo en la radio no está hecho para los cuarentones (ríe). `Esa voz... Beltrán...´, esa expresión me indica que mi voz todavía me funciona como DNI y eso es emocionante".
Las ganas renovadas
--Todavía lo escuchan quienes sintonizan la 101.5 los sábados al anochecer... ¿Renueva las ganas con cada programa?
--Mirá: cuando me llamaron de la radio para hacer este programa y me presentaron a Carlos Angulo, mi operador, me sentí muy afortunado, porque de entrada él ligó con mi manera de trabajar, antigua, y ya en el segundo envío yo me sentí como si estuviera en la vieja LU7. Y a la vez, él me dice que se sintió sorprendido de encontrar a un locutor que le permitiera trabajar.
"Con `Calito´, como lo conocen, armamos el programa todas las semanas y él siempre tiene ideas que me motivan. El programa es de tres; yo lo conduzco, el operador lo pone al aire, y con quien escucha, somos los tres que, si todo sale bien, estaremos contentos".
--¿Qué es lo antiguo?, ¿qué es lo actual?
-- No hay nada antiguo. La antigüedad es un recurso que tienen los rematadores de arte para justificar la millonada para vender cara cualquier tontería.
"El hombre es antiguo. Todo lo demás es un devenir en el que él va formulando cosas que aprende, algunas malamente llamadas moda.
"Yo hice y hago programas para un público que pudo haber hecho un emparentamiento entre los momentos de su vida y los de la mía, más allá de la edad".
-- Usted recorrió todas las radios AM de la ciudad y pasó a la FM. ¿Es diferente para el locutor estar en una u otra frecuencia?
--No. Lo que cambia es el público que se orienta a una u otra radio. El micrófono tiene el mismo valor puesto aquí o en otro lugar donde alguien esté escuchando.
"Si uno sintoniza una onda, y sale sonido, ruido, música, es una radio".
--Más allá del currículum y los premios, ¿qué le deja su carrera?
--La convicción de haber sido consecuente, de no haber engrupido a nadie a través del micrófono.
--¿Frente a ese micrófono siempre se sintió libre?
--En tanto las ondas sonoras sigan viajando por el espacio y puedan llegar a lugares impensados, mis palabras, las que se transporten a través de ellas, serán libres.