Estrechan filas en la luchacontra el cuatrerismo zonal
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Por Norman Fernández / nfernandez@lanueva.com
La inquietud que genera en el sector rural la continuidad de los casos de abigeato se trasladó al Concejo Deliberante, atento a que ello también supone un riesgo para las personas que consumen carne mal habida. Y la sombra del Síndrome Urémico Hemolítico se proyecta sobre la cuestión, a la luz de la realidad planteada por un elevado número de casos verificados en los últimos tiempos en nuestra ciudad y la zona.
En la asamblea celebrada el viernes 7 del corriente en la Asociación de Ganaderos y Agricultores hubo un sostenido debate sobre el particular. Como derivación de ello, varios bloques del HCD presentaron un proyecto de ordenanza destinado a crear el Programa Municipal de Protección de la Salud y Prevención del Abigeato, mediante el accionar de una comisión asesora que integrarían ediles y representantes de la policía provincial, de AGA, de los carniceros minoristas, de Apresuh, de ARBA, del Senasa y de Asuntos Agrarios bonaerense.
El proyecto fue suscripto por los bloques de Integración Ciudadana, Frente para la Victoria 27 de Octubre, UCR, FAP y Frente Unidos por la Libertad y el Trabajo.
Un objetivo esencial de la propuesta es “prevenir el ingreso a las bocas de expendio de carne, resultado del delito de abigeato”.
Su aprobación definitiva deberá realizarse dentro de los próximos 45 días, ante la eventualidad de que se incorporen modificaciones o informes que contribuyan a mejorar su aplicación.
“La inseguridad rural no hace más que sumarse con graves contornos a la conocida inseguridad urbana”, definió el concejal Raúl Woscoff, de IC.
“En todo delito hay una matriz económica. Es fundamental estudiar todos los eslabones que forman la cadena del robo de hacienda. También entendemos que el municipio tiene funciones y responsabilidad para controlar las bocas de expendio y determinar el origen de la carne”, señaló.
Diversas fuentes coinciden en que gran parte de la hacienda robada en campos de la zona es faenada clandestinamente y comercializada a través de carnicerías bahienses.
Ello supone que el público consume un alimento esencial que no ha sido sometido a control sanitario alguno. De ahí que se haya dado participación a la Asociación para la Prevención del Síndrome Urémico Hemolítico.
“No estamos en presencia del llamado robo famélico. Aquí no se roba para comer, sino para vender. Y si alguien vende, es porque se compra”, subrayó.
Woscoff insistió en la necesidad de actuar sobre el último extremo de la cadena, para lo cual se requiere la colaboración de los propios comerciantes minoristas y de organismos de fiscalización, como ARBA y la AFIP. Mencionó que ya se cuenta con una herramienta favorable como es el programa Carnicerías Saludables, que pretende la prevención del SUH.
El concejal de Integración Ciudadana dijo que en la asamblea celebrada en la sede de Ganaderos, escuchó “algunos relatos estremecedores” de productores damnificados por estos robos, lo cual pone en evidencia que “hay una seria falla estructural en la seguridad que debe proporcionarse a la familia rural”.