Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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La Inmaculada: 100 años de educación

La Compañía de María Nuestra Señora nació a principios del siglo XVII, entre 1606 y 1610, pero su origen es resultado del itinerario personal y de las experiencias recogidas por la Fundadora, Santa Juana de Lestonnac. En nuestro país la orden tuvo su primer monasterio y colegio en Mendoza --creado el 26 de febrero de 1780--, siendo el primer instituto del país dedicado a la instrucción y educación de la mujer.




 La Compañía de María Nuestra Señora nació a principios del siglo XVII, entre 1606 y 1610, pero su origen es resultado del itinerario personal y de las experiencias recogidas por la Fundadora, Santa Juana de Lestonnac.


 En nuestro país la orden tuvo su primer monasterio y colegio en Mendoza --creado el 26 de febrero de 1780--, siendo el primer instituto del país dedicado a la instrucción y educación de la mujer.


 El laborioso trámite de instalación demandó varios años por los peligros que entrañaba para las religiosas cruzar los mares surcados por naves piratas.


 La larga historia que acuña la orden en sus 407 años en el mundo y 233 en la Argentina, recuerda, entre otros, gestos como los de las religiosas mendocinas que en 1815 y 1816 pusieron a disposición del general José de San Martín sus bienes y colaboraron con dinero, recuas de mulas, provisiones y confección de uniformes para los soldados del Ejército Libertador y la Bandera que entregó San Martín a Nuestra Señora de la Merced.

Bahía, siglo XX






 Según documenta el libro "Dulcísimo recuerdo de mi vida - 90 años del Colegio La Inmaculada", en los albores del siglo XX la ciudad de Bahía Blanca se estaba consolidando como centro regional de una amplia zona agrícola.


 Los testigos de la época consideran que el movimiento inmigratorio y la explosión demográfica que se vivía en la ciudad fueron también variables para que las matrículas de alumnas en los primeros años del colegio revelaran la gran afluencia de estudiantes extranjeras o hijas de inmigrantes.


 La llegada de las monjas de la Compañía de María se inscribe en el flujo inmigratorio que caracteriza a la sociedad bahiense desde fines del siglo XIX. El primer destino en el camino fundacional de las religiosas fue Buenos Aires, ciudad a la que llegaron procedentes desde la casa de Manresa (Catalunya, España), en mayo de 1912.


 Después de permanecer allí unos meses, mientras realizaron las gestiones pertinentes para la inauguración de una casa y un colegio, viajaron hacia nuestra ciudad en diciembre.


 El grupo pionero estaba constituido por 11 religiosas: las Madres Carmen y Consuelo Pons y Damians, Teresa Albiñana, Concepción Morell, Amparo Moulcun, Purificación Forcada, Pilar Farreras, Dolores Bertrán, Mercedes Barolés, Mariè Thérese Gasc y Carmen Casas.


 Ellas integraban una comunidad heterogénea en cuanto a temperamento y saberes, pero fuertemente unida por un anhelo común: colocar un nuevo hito en la obra de expansión mundial de la Compañía de María.


 Un primer grupo que se instaló en Bahía Blanca fue hospedado por la distinguida familia de Ramón Olaciregui e Inés Mañalich. Cuando por fin consiguen cierta autonomía y se reagrupan, con el apoyo de otra familia, consiguen un sitio para iniciar sus actividades.


 El 27 de diciembre de 1912 ocuparon la vivienda situada en Moreno 73 (hoy, EDES) y en 1913 se incorporaron al campo educativo bahiense.


 Con la intención de dejar impreso en su obra el carácter mariano que es carismático en Santa Juana de Lestonnac, su fundadora, dieron al nuevo colegio el nombre de La Inmaculada.


 Si bien existe cierta disparidad con la fecha, las actividades educativas se inician aparentemente en los primeros días de marzo de 1913 (algunos consignan el 1, otros el 5 o el 12), abarcando los rubros de: escuela primaria, jardín de infantes y clases especiales de francés, música, pintura y labores. Su primera directora fue la Madre María Carmen Pons y Damians.


 La fundación de un nuevo establecimiento católico para la educación y promoción de las mujeres bahienses significa un paso más en el avance de la ciudad y responde a las demandas de una sociedad en transformación.


 La obra así comenzada no se paraliza ni detiene. Desde sus inicios se revela un rasgo que la caracterizará durante toda su historia: el dinamismo. Que se plasmará en avances y adaptaciones a las exigencias de cada época.


 Un nuevo paso en la evolución de la fundación se produce, en 1914, con el traslado a un local más amplio y adecuado a las crecientes necesidades de la institución. De este modo, en marzo de 1914 comienzan su segundo año de labor en Rodríguez 66.


 Con proyección de futuro, en mayo de 1917 las religiosas adquieren un solar en las calles Beruti y España. En los estatutos redactados ese año se consigna que la finca es vendida el 2 de junio de 1916 por el doctor Eduardo F. Tuñón a Carmen Pons y Damians, por no tener aún la personería jurídica.


 Prontamente se coloca la primera piedra y en enero de 1918 se trasladan al edificio construido, comenzando las clases en marzo del mismo año. El porte del inmueble se destaca en un contexto de edificaciones aisladas y frente a un terreno vacío, rodeado de yuyales.


 Posteriormente, un lugar de recogimiento y adoración consolida materialmente la obra: la capilla construida sobre calle Beruti, ya que hasta ese momento funcionaba donde actualmente se encuentra la sala de profesores. En 1927 se coloca la primera piedra y en 1930 se produce la apertura formal.


 El colegio crece juntamente con el barrio que lo circunda y que se asocia con él a punto tal que avanzada la década del '30 se produce una simbiosis que se resume en una singular denominación informal: "Barrio La Inmaculada".


 Esto es reconocido por el párroco Juan Mesquida, quien en 1938 expresa: "Ellas (por las monjas) son las que eligiendo ese barrio extremo de Bahía Blanca para levantar el edificio del Colegio, y en 1930 la iglesia que lo protege y lo cobija, han contribuido a la población y edificación de lo que no eran sino terrenos baldíos y sospechosos, ellas las que han facilitado a muchos el cumplimiento de sus deberes religiosos y despertado a muchas almas a la vida de la fe, ellas las que han puesto los cimientos de la nueva parroquia, que si bien tiene por titular a Santa Teresita, jamás podrá separar tan grato nombre, del otro más feliz y más lleno de consuelo para el corazón cristiano, el nombre de María Inmaculada".

La iglesia tan soñada






 El 5 de octubre de 1927 se empezó a derribar la pared para dar comienzo a la obra de la iglesia tan deseada y que, superando todos los sueños, sería de estilo gótico. Pero pasaron tres años y muchas penurias hasta llegar a la inauguración.


 El 21 de enero de 1929 se recibió un bellísimo Sagrario para la iglesia en construcción, de acuerdo con el estilo del templo, también de estilo gótico.


 El 20 de enero de 1930 llega la imagen de María Inmaculada, tallada en madera, de proporciones armoniosas y de una belleza poco común.


 El 11 de septiembre se recibe un aviso de que llegarían por ferrocarril cajones conteniendo el altar. El señor Arturo Coleman se encarga de facilitar los trámites y así el día 12 reciben la preciada carga. El 16 llega un obrero de Buenos Aires para trabajar en la colocación del altar, que para el 4 de octubre ya estaba terminado.


 El 29 de noviembre comienza la novena a la Virgen Inmaculada, que se coronará con la inauguración de la capilla, el 7 de diciembre del mismo año. Ese día --domingo--, a las 17, la Banda del Colegio La Piedad anunció la fiesta. No hubo repiques de campanas porque las monjas no tuvieron dinero para comprarlas, pero sí música y bombas de estruendo.


 Por entonces, monseñor Leandro Astelarra --primer obispo de Bahía Blanca-- solicitó a la Compañía de María que le ceda la capilla La Inmaculada para alojar una parroquia. Las religiosas accedieron gustosamente y así, el 4 de abril de 1937, comenzó a funcionar la parroquia Santa Teresita.


 Su primer párroco fue el padre Juan Mesquida, quien años anteriores se desempeñara como capellán del Colegio.


 El 20 de noviembre de 1954, año centenario de las apariciones de la Virgen de Lourdes, se coronó la imagen de María Inmaculada con una corona de oro y piedras preciosas, costeada con alhajas y dinero de alumnas, exalumnas y bienhechores.


 La capilla del Colegio dejó de ser parroquia cuando el segundo obispo de la ciudad, monseñor Germiniano Esorto, inauguró la iglesia parroquial Santa Teresita, en calle Villarino al 400, el 17 de noviembre de 1957.


Testimonios de época

* El uniforme







 El reglamento interno del colegio describía que hasta 1946, para todos los días, se usaba el guardapolvo negro con tres tablones. En el tablón del medio se prendía un cuello blanco tipo "marinero". Para los domingos y fiestas, una pollera tableada azul, casaca con tablones --ambas de sarga-- y un cuello blanco que en sus principios era de organdí o de organza con puntilla y, luego, de piqué. Se completaba con un sombrero y, en invierno, con un gabán azul. Luego se empezó a usar el moño, confeccionado por las monjas, de crepe georgette azul y un tul para entrar a la capilla. Para gimnasia vestían una pollera-pantalón tableada, blusa y bombachudo con zapatillas de lona blancas y zoquetes al tono.

* Se levanta la capilla




 En el archivo de la comunidad de la Compañía de María se guarda una fotografía del pergamino en el cual se levantó el acta y que fuera colocado en el interior de la primera piedra. Allí constan los nombres de autoridades civiles y eclesiásticas que estuvieron presentes, como así también la de los padrinos: el gobernador de Buenos Aires, doctor Valentín Vergara, intendente, doctor Ramón Ayala Torales, y los señores Pedro Cabré, Nicolás Hellers, José Esandi, Domingo Orlandi Antonini, Isaure Robles Madariaga y los doctores Florentino Ayestarán, Angel Argañaraz y Mario Olaciregui, entre otros. Agrega que cada uno de los presentes asistió con su "señora".

* Los 50 años




 En el folleto del cincuentenario del colegio se anunciaron las mejoras, evolución y confort que estaba realizando la institución en 1963: "Cancha de patinaje, tennis, basketball, pelota al cesto, volley-ball. Calefacción en aulas, dormitorios, comedor, proyector catequístico, máquina cinematográfica y magnetofón".

* Sedes




 La Compañía de María, además de sus cuatro colegios en Argentina, tiene sedes en Japón, Filipinas, Kenia, República Democrática del Congo, Camerún, Italia, Inglaterra, Holanda, Francia, España, Bélgica, Albania, Perú, Paraguay, Nicaragua, México, Estados Unidos, Cuba, Colombia, Chile, Brasil y Bolivia.


Aporte







 Agradecemos a la Hermana Violeta Mikeska y a Rosa Inés Tantignone, Paola Martorelli y Graciela Severini, directivos y docentes del Colegio La Inmaculada, quienes aportaron el material fotográfico de la época digitalizado, declaraciones y el libro "Dulcísimo recuerdo de mi vida - 90 años del Colegio La Inmaculada", elaborado por las licenciadas Lucía Bracamonte, Emma Vila y Elena Torre, de donde se extrajo la mayoría de fechas y la cronología fundacional.