Bahía Blanca | Domingo, 19 de mayo

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Quiere ser colectivera y asegura que no la dejan

María Cecilia Bravo es una mujer que sabe cocer, bordar y cocinar, pero también entiende de mecánica y de manejo de colectivos. Y no sólo conduce: ama estar al frente del volante. Hace meses que intenta formar parte de la flota de choferes del transporte público de pasajeros de la ciudad de Bahía Blanca sin recibir ninguna buena señal de que haya posibilidades para tenerla en cuenta.
Quiere ser colectivera y asegura que no la dejan. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca








 María Cecilia Bravo es una mujer que sabe cocer, bordar y cocinar, pero también entiende de mecánica y de manejo de colectivos. Y no sólo conduce: ama estar al frente del volante.


 Hace meses que intenta formar parte de la flota de choferes del transporte público de pasajeros de la ciudad de Bahía Blanca sin recibir ninguna buena señal de que haya posibilidades para tenerla en cuenta.


 "Hay un rechazo a la idea de que una mujer esté frente a un colectivo. Es vox populi, pero nadie lo dice", apuntó Cecilia.


 La mujer, de 43 años, no tiene problemas en arremangarse la camisa y revisar un motor a la par de un hombre, cambiar el aceite, las bujías, chequear frenos, el pedal de embrague y las mangueras, así como la rotación de neumáticos.


 "Entiendo más de mecánica que de hacer una ensalada Waldorf", aseguró divertida. Reparar maquinarias forma parte de su vida desde pequeña: creció ayudando a su papá que era piloto y arreglaba helicópteros.


 Más allá de sus conocimientos técnicos, la mujer cuenta además con la licencia profesional pertinente. "Estoy capacitada para manejar una línea pero no me dan la oportunidad", indicó.


 Hace un año y ocho meses que tiene el carnet municipal, luego de rendir el examen correspondiente que exige, entre otros puntos, la presentación de antecedentes y un test psicofísico.


 Cecilia llevó personalmente su currículum vitae en reiteradas oportunidades a todas las firmas concesionarias del servicio público, pero nunca recibió una llamada ni una consulta.


 Algunos le señalaron que la resistencia a incorporar mujeres no viene de las empresas sino del propio sindicato. Entonces, fue directamente a la sede de la UTA y dejó sus papeles, pero tampoco obtuvo respuestas.


 La causa no sería la falta de puestos de trabajo aseguró Cecilia y puso como ejemplo la incorporación de personal en el último tiempo en San Gabriel, que está por estrenar una nueva línea: 513 Expreso.


 Lo cierto es que en los colectivos que recorren diariamente la ciudad no hay ninguna mujer al volante. Ante la duda de que no se trate solo de una costumbre arraigada sino de una discriminación hacia el sexo femenino, Cecilia acudió al Concejo Deliberante.


 Luego de la intervención de esta perseverante mujer, un nuevo proyecto de resolución ingresó en el cuerpo legislativo: un pedido de informes a las empresas sobre sus criterios de contratación de personal.


 "En el caso de que en igualdad de circunstancias no se le haya permitido, sin ninguna justificación razonable, acceder a un puesto de trabajo, habría una clara discriminación por cuestión de género", explicó al respecto Raúl Woscoff (Integración Ciudadana) autor de la iniciativa.


 La iniciativa solicita a las prestatarias San Gabriel, Bahía Transporte Sapem y Rastreador Fournier que informen si tienen personal femenino en la planta, y también si han recibido solicitudes de aspirantes y qué curso se les ha dado.


 Esta semana debería ser tratada en comisiones para luego ser elevada al recinto. "Imagino que todas las fuerzas políticas que están a favor de política de género no van a tener inconveniente en apoyarlo", señaló Woscoff.


 


 Para todas. "Amo manejar, soy feliz manejando y es mi lugar en la vida del trabajo, algo que me gustó siempre y por lo que quiero luchar", afirmó con convicción Cecilia.


 Como otros cientos de bahienses, quedó sin empleo en marzo con el derrumbe del multimillonario proyecto de la minera Vale.


 También prestaba servicios como chofer para transportes particulares --traslados a industrias, al taller aeronaval y a colonias de verano del Pami, entre otros-- pero en los últimos meses el pago era magro en comparación con el esfuerzo laboral que implicaba y decidió apostar a ser chofer de colectivos en otros ámbitos.


 Junto a los reiterados intentos de conducir en el transporte público, apuntó también a los colectivos de larga distancia, otro sector donde las mujeres al volante son una rareza.


 "Quiero luchar contra esta discriminación. Si me tengo que encadenar a un árbol lo hago, y no solamente por mí, sé que es un paso muy grande para la mujer", aseguró.


 De este modo, Cecilia pone su historia y su rostro a una pelea que, en realidad, trasciende su situación personal y que espera beneficie a otras a futuro. "Quizás hay alguna otra mujer loca como yo que quiera ser chofer de colectivo".

Chicas al volante






 En Vicente López funciona desde 2011 el Transporte Bicentenario, una línea pública gratuita conducida por 28 mujeres de entre 35 y 50 años. Otros casos en el país son los trolebuses de Córdoba, conducidos exclusivamente por mujeres desde sus comienzos. En Salta, la lucha de una mujer por estar frente al volante tuvo repercusión nacional. Mirta Sisnero intenta desde 2008 que alguna de las siete empresas del transporte público le permitan trabajar en el oficio. Su reclamo llegó a la Corte.