La asueroterapia
Hace 82 años, en septiembre de 1930, llegó a la ciudad el médico Eduardo Gómez Llueca, especialista en asueroterapia, "milagroso" método de curación desarrollado por el Dr. Carlos Asuero.
Nativo de San Sebastián, España, Asuero llegó a la Argentina en abril de ese año, con su método capaz de sanar sorderas, parálisis, reumas y otros males. Para ello, el facultativo trabajaba sobre el trigémino, el quinto par de nervios que sale del cráneo por orificio propio.
Acusado por Ortega y Gasset de ser "un charlatán irresponsable", Asuero causó sensación en el país, sobre todo entre políticos, artistas y gente de la clase alta. Habilitó una clínica donde sus discípulos atendían a destajo a gentes del común, la mayoría del interior. En ese contexto muchos médicos comenzaron a viajar por el país, ofreciendo el servicio.
Bahía Blanca recibió primero a Rafael Busico, quien atendió, con publicitado éxito, en el hotel Atlántico (Brown y avenida Colón). Para entonces, Asuero comenzó a tener algunos problemas legales, acusado de ejercicio ilegal de la medicina. Apenas advirtió que su situación era comprometida, regresó a España. Aseguran que con el dinero que hizo por esta tierra en sus seis meses de residencia, vivió holgadamente los doce años de vida que le quedaban.
A tres meses de su partida, seguían visitando nuestra ciudad "médicos asueroterapistas", como Fernando Vital -- quien atendió en el hotel Central Muñiz-- y Gómez Llueca --de la Clínica Nacional Asueroterápica--, que se alojó en el hotel D'Italia. En 1931, la asueroterapia fue definitivamente prohibida en el país.