Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Morado Veres, de viaje

Hace 90 años, en junio de 1922, inició un nuevo viaje a Europa el médico Adrián Morado Veres (1865-1951), uno de los profesionales más calificados que tuviera la ciudad. A sus 57 años de edad, Morado Veres era respetado por sus conocimientos, su dedicación y las constantes innovaciones que sumaba al ejercicio de su profesión. Todos recordaban su abnegación al acercarse a las tolderías de los caciques Linares y Ancalao, en los terrenos que hoy ocupa el Patronato de la Infancia, para atender a los afectados por viruela y escarlatina. También la presentación que realizó, en 1905, del radium, "el más famoso descubrimiento del siglo", según aseguró, que aplicaba tanto a la curación de callos como a la del más tenebroso tumor.

 Hace 90 años, en junio de 1922, inició un nuevo viaje a Europa el médico Adrián Morado Veres (1865-1951), uno de los profesionales más calificados que tuviera la ciudad.


 A sus 57 años de edad, Morado Veres era respetado por sus conocimientos, su dedicación y las constantes innovaciones que sumaba al ejercicio de su profesión. Todos recordaban su abnegación al acercarse a las tolderías de los caciques Linares y Ancalao, en los terrenos que hoy ocupa el Patronato de la Infancia, para atender a los afectados por viruela y escarlatina. También la presentación que realizó, en 1905, del radium, "el más famoso descubrimiento del siglo", según aseguró, que aplicaba tanto a la curación de callos como a la del más tenebroso tumor.


 Apasionado por la mecánica, precisamente en su viaje de luna de miel a Europa, Morado Veres trajo de Francia el primer automóvil que circuló por las calles bahienses. Fue en junio de 1901. Todos salieron a ver el paso de la gran "novedad callejera" del día: la marcha del De Dion Bouton de 3 caballos, alimentado a bencina.


 Aquel viaje de 1922 a Europa era parte de "un merecido descanso" junto a su mujer, Luisa Mendoza, y a sus hijas, Marta, Sara y Sofía. Un banquete en el hotel Atlántico de la avenida Colón y Brown dio cuenta del afecto que se tenía al facultativo, reconocido por sus "condiciones caballerescas", así como por "la modestia y sencillez de sus costumbres". Enrique González, Eduardo del Pino, Aristóbulo Barrionuevo, Juan Rudolf, Osvaldo Casanova, Alberto Medús, Amado Cattáneo y Francisco Perlender fueron algunos de los asistentes a aquella sentida despedida.