Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Asumir que hay que cambiar

Se corre todo el tiempo, pero el tiempo nunca alcanza y lo perdemos de vista. Se corre todo el tiempo detrás de logros materiales, pero nunca se evalúan los costos que pagará la salud. ¿Por qué nos resignamos tan sólo a sobrevivir? El estrés alerta que es preciso reordenar prioridades, cambiar parámetros, volverse más flexible y valorar la autoestima. ¿Por qué no decidirse a vivir con plenitud?
Asumir que hay que cambiar. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

"No puedo más. Estoy agotado. Duermo mucho y no me recupero".

"No sé qué me pasa... Me enojo muy fácilmente".

"Me paso los fines de semana en casa, sin ganas de nada. Ya ni siquiera disfruto del tiempo libre".

"Estoy comiendo demasiado"

"No tengo ganas de comer"

"Tengo que parar, tengo que paraarrr. No puedo".

Quién, sobre todo a esta altura del año, no se siente identificado con una o varias de estas expresiones. O con todas.

Las tensiones dejan huellas cada vez más profundas en el cuerpo y la mente. La advertencia se multiplica desde hace años, tanto como las víctimas. Todos están alertados, pero no todos reparan en síntomas que “suplican” parar para darse cuenta, reflexionar, pedir ayuda y valorarse hasta asumir los cambios que modifiquen actitudes y fijen nuevas prioridades.

Al cabo de 10 años de investigar y tratar la problemática en Bahía Blanca, las licenciadas en psicología Mariela Romero y Verónica Parcey coinciden en que la intensidad se enfatizó en la última década, que nos vuelve más vulnerables y que la mayor cantidad de consultas proviene de situaciones propias del ámbito laboral.* * *

Inevitablemente, la vida, sobre todo la de hoy, depara cotidianas situaciones estresantes y, en un límite muy sutil, el estrés puede ser un aliado (eutrés) o un muy peligroso enemigo (distrés).

¿Cuándo es un aliado?

Mariela Romero explica que el estrés es una respuesta adaptativa de la mente y el cuerpo que se preparan para entrar en acción ante una emergencia. Nos avisa que algo pasa. En ese proceso se liberan hormonas que aceleran y excitan. Una vez superada tal circunstancia, se debe recuperar el estado de calma.

¿Cuándo es un enemigo?

"Si el estado de alerta se prolonga, el estrés se transforma en desaptativo o distrés. Puede volverse insoportable, determinando un montón de reacciones fisiológicas, como la aceleración del corazón, y psicológicas, por caso fobias y pánico", indica Verónica Parcey.

El estrés, entonces, es el resultado de las emociones sobre el cuerpo y está relacionado con el cómo evaluamos y resolvemos una situación tensionante; si se reacciona con pesimismo y sin recursos, llegarán el pánico o el congelamiento; si se la toma como un desafío, procurando herramientas, se responderá con optimismo y eficacia.

El apoyo social es fundamental. Muchas veces el estresado no toma conciencia de las señales, pero sí lo hacen la familia, los amigos o el consejero espiritual.

Es clave, ante los síntomas, no negarlos, escaparse ni aislarse. Más se tarda en enfrentarlo, más tiempo tiene el estrés para atacar los sistemas nervioso e inmunológico, amenazando con depresiones y/o cardiopatías.

Una vez que se siente que ya no se puede hacer mucho para resolver todo eso que abruma, Parcey refiere que es indispensable procurar ayuda terapéutica especializada, más allá de la que pueda ofrecer un amigo o un consejero espiritual, para no caer en la trampa de una adicción.

 Verónica ParceyCausas frecuentes

Parcey alude a otra característica de los tiempos que corren y que exaltan conductas propias de adolescentes, del éxito a través de la belleza exterior, de ser mediático, de no hacerse cargo, de transgredir, del todo urgente, de reaccionar con el impulso sin medir consecuencias.

"Por eso apuntamos a trabajar la adultez, a asumirla cuando corresponda y a no dejarse llevar por esos valores que empujan a la seductora adolescencia".  Por otra parte, si la irritabilidad es uno de los efectos del estrés, bien puede ser un disparador de las conductas violentas.

Al estrés social de hoy, Romero lo relaciona, en parte, con la inseguridad. “A muchos nunca les pasó nada, pero están convencidos de que pronto les pasará. Y eso puede enfermar", dice.

Los docentes componen otro sector muy afectado, según Romero, "por sus condiciones laborales, por sentirse sin respaldo y por las críticas que soportan".

Claro que al evaluar la totalidad de consultas, ambas psicólogas sitúan al trabajo como la primera causa de estrés.

Inestabilidad, temor al desempleo, acosos, falta de integración, relaciones conflictivas con los compañeros o con los superiores se suceden en un amplio abanico.

Por lo general se descubre que el problema suma mucho tiempo y que el paciente no encuentra cómo afrontarlo. Las consecuencias se proyectan al ámbito familiar, al que también es necesario asistir.

Romero marca que a los muy competitivos y autoexigentes les cuesta mucho negociar entre lo que desean y creen y la realidad.

Mariela RomeroDiagnóstico y tratamiento

Mariela Romero resalta el valor de un diagnóstico interdisciplinario para establecer prioridades, porque a veces se llega a la consulta con problemas cardíacos.

Ante pacientes que avisan que no quieren cambiar nada, que son así y que lo serán toda su vida, se trata esa rigidez en procura de flexibilizar los parámetros psicológicos con los que interpretan la realidad, para que luego aprendan a asumir y a resolver circunstancias presionantes.

"Salir de una fobia o de un ataque de pánico es progresivo. Primero se bajan los niveles de tensión, pero eso es concomitante con cada personalidad, algunas con patologías de base. No todos desarrollamos fobias específicas, pero todos nos estresamos. Mientras que para unos la mudanza es una catástrofe, para otros una verdadera catástrofe implica la oportunidad para enfrentarla con serenidad y hasta de encontrarle un sentido", argumenta Parcey.

El proceso de cambio se pone en marcha con terapias que propician estilos saludables, autocuidado del cuerpo, la comprensión del valor del tiempo de disfrute y la elevación de la autoestima que lleve al concepto positivo de uno mismo, de sentir que se tienen recursos.

Gradualmente se van dando pasos para vivir con mayor conciencia estas épocas de tanta aceleración.

"`Por suerte, me tengo que operar. Ahora sí que voy a poder tomarme unos días’, me dijo un paciente que demostró el grado de olvido de sí mismo", recuerda Romero.

Ayudar y acompañar al estresado a que sea el protagonista de su propio cambio es la premisa. Y en ese rumbo Romero agrega que la terapia se extiende más allá de la sesión con diversas tareas que estimulan la voluntad.

"Los bahienses estamos más estresados. También es cierto que hoy se busca más ayuda terapéutica y que hay mayor conciencia. Hace unos años, para vencer al estrés se pensaba que alcanzaba con una pastillita".

La terapia plantea opciones y alternativas según el momento: a veces, si se trata de estrés laboral, hay que irse del empleo; otras, quedarse y enfrentar las dificultades, o trabajar menos, tener menos, renunciar a mejor auto, a mejor casa, a ser el mejor.  ¿Qué precio se puede pagar por sentirse inmensamente exitoso y competitivo? Una emergencia cardíaca, un ataque de pánico y fobias.  Cuando las ambiciones esclavizan, también se pueden perder la salud, la pareja, la familia.  Si uno se pierde de vista a sí mismo, puede perderlo todo; entonces, se puede renunciar a sobrevivir para vivir con plenitud.Protagonistas

Estrés... ¿aliado o enemigo? El tema fue enfocado para la comunidad, con entrada libre y gratuita, durante el mes pasado en la Asociación Médica de Bahía Blanca por las licenciadas en psicología Magalí Borel, Rocío Marinero, Verónica Parcey, Mariela Romero y Gabriela Salerno. Todas integran Lazos, consultorios dedicados al estudio y tratamiento de trastornos de ansiedad.El pionero  El concepto del estrés se remite a mediados de los años 30, a partir de las observaciones de Hans Selye, por entonces un estudiante de Medicina de la Universidad de Praga. Durante su posdoctorado, repartido entre las universidades John Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos), y de McGill, en Montreal (Canadá), investigó las alteraciones orgánicas que denominó estrés biológico.Síntomas psicológicos

--Ansiedad, tensión y nerviosismo, confusión, autoexigencia, apresuramiento, irritabilidad e incapacidad para esperar.

--Tristeza y conductas depresivas.

--Problemas de atención y de memoria.Adicciones

--Pérdida de la posibilidad de disfrutar.

--Aislamiento.

--Ataques de pánico.Síntomas físicos

--Trastornos de alimentación, dificultades estomacales, palpitaciones, dolor de cabeza, sudoración, taquicardia, ahogos.

--Trastornos del sueño, fatigas permanentes.

--Reacciones alérgicas o asmáticas.

10 propuestas

1-Ejercicios físicos. Una forma saludable de liberar energías contenidas y tensiones.

2-Ejercicios de relajación con respiraciones profundas, estiramientos prudentes y rotaciones de cabeza. Toma de conciencia de la respiración y de los latidos.

3-No inquietarse por lo que está fuera de control, como el clima.

4-Comprometerse con lo que se puede.

5-Prepararse para las situaciones estresantes.

6-Tratar de resolver con prudencia las diferencias con los demás.

7-Saber pedir ayuda a los amigos, parientes y profesionales.

8-Fijarse metas posibles.

9-Apartarse de actividades que estresan, como los deportes competitivos.

10-Procurar ver el cambio como un crecimiento y no como una pérdida o amenaza.