Barcia: Hay que ver porqué se usan palabras en inglés
"Debemos distinguir lo necesario de lo exhibicionista y dejar de lado la tilinguería de quienes usan anglicismos por pose. Hay una necesidad de usarlos sobre todo en el campo de lo electrónico", sostuvo ayer el doctor Pedro Luis Barcia, quien hoy disertará en la ciudad sobre "La identidad linguística argentina".
En diálogo telefónico con este diario, el presidente de la Academia Argentina de Letras fue consultado sobre el avance del idioma inglés sobre el español y sobre la moda imperante en ciertos sectores de emplear palabras de ese origen como símbolo de status social.
"Existen más de 200 intentos de lenguas artificiales universales en la historia de la humanidad --de las cuales la más simple de todas es el esperanto--, con la común intención de lograr la unificación comunicativa existente `antes de Babel'. Son intentos de globalización lingüística. Pero hay dos lenguas reales que, en nuestro mundo contemporáneo, han logrado una expansión notable y son lengua de muchas naciones, acercándose al proyecto de globalización: el inglés y el español".
Barcia dijo que hay un par de lenguas que hablan más de mil millones de personas, como el hindi y el chino, pero su práctica no traspone las fronteras de su territorio. En cambio, el inglés y el español se expanden día a día.
"Un dato curioso: el país con mayor número de hispanohablantes, luego de México (112 millones), es Estados Unidos, con 55 millones de hispanos. El supuesto spanglish norteamericano va en retroceso porque la comunidad hispana de Estados Unidos habla español cada vez con más firmeza; por lo demás, es la segunda lengua de estudio en ese país, en nivel secundario y universitario. Adviértase el voto decisivo de esa comunidad en la relección (no reelección, ojo) de Obama", agregó.
Luego dijo que el inglés va, por ahora, delante del español y tiene una "capacidad digestiva notable" para alimentarse de todas las lenguas, poniéndole a los vocablos su sello.
"El español exhibe en nuestros días una presencia grande de anglicismos, de particular manera en los medios de comunicación. Dejando de lado la tilinguería de quienes usan anglicismos por pose, hay una necesidad de usarlos sobre todo en el campo de lo electrónico. Los vocablos usuales en él --no los técnicos, con los que se alcanzan un millar-- no llegan a 50, aunque se repiten en todo lugar. Pero no alcanzan un carácter inundatorio", indicó.
Explicó que frente a esa presencia las Academias han adoptado los siguientes criterios de tratamiento:
"A) Hay anglicismos insustituibles, como software, que se llaman anglicismos crudos y deben usarse escribiéndolos en cursiva (la prefiero a decir bastardilla, porque sugiere que son voces bastardas, es decir, fuera de la familia). No hay dificultad en usar todos cuantos sean necesarios y para los que no hayamos logrado sinónimos o adaptación en nuestra lengua, pero siempre en letra cursiva.
"B) Existen voces que vamos gradualmente domesticando y asimilándolas a la fonética y escritura españolas, y esta es la principal tarea. Los argentinos supimos decir y escribir `fútbol', cuando los españoles traducían el vocablo inglés en `balompié', como ahora han hecho con mouse, vertiéndolo como "ratón". Nosotros no adoptamos `ratón' y decimos `maus', pero no lo escribimos como suena porque el final es inusual en español y seguimos con mouse. Lo ideal es escribir la voz inglesa como suena, desde `máster', que agrega una tilde a la voz inglesa y, con ello la castellanizamos, hasta `trávelin, pirsin, tuit, tuitear, chatear', y un larguísima lista de anglicismos adaptados.
"C) Se rechazan los anglicismos ociosos, porque tenemos en español equivalentes: no a attache, porque disponemos de `adjunto, anexo, anejo, archivo', etcétera; no a `deletear' (to delet) porque disponemos de `borrar, destruir'; no a finger (en los aeropuertos) porque disponemos de `manga' (los españoles la llaman `pasarela', pero nosotros destinamos esa voz a la franja elevada para el desfile de modelos); no a domestic travels y la impresentable traducción como `vuelos domésticos', porque disponemos de `vuelos nacionales' y, los argentinos, de `vuelos de cabotaje'. Decimos y escribimos `cedé' y `devedé' y sus plurales. Y así parecidamente".
Barcia opinó que no hay que preocuparse sino en distinguir frente a qué termino estamos.
"Hay que ver si estamos frente a un anglicismo insustituible, intocable, españolizable, en su sonido y escritura, y operar en su adecuación fonética y grafemática. Y el ocioso o innecesario. El fenómeno del uso anglicista está generalizado en todos los espacios sociales de la clase media hacia arriba. Debemos distinguir lo necesario de lo exhibicionista".
Cumbia villera y panlunfardismo
En otro tramo del diálogo mantenido con "La Nueva Provincia" Barcia fue consultado por la filtración gradual en el lenguaje juvenil de clase media y aun "cheta" de un conjunto de voces procedentes de distintos ámbitos populares.
"Cabe aclarar, frente a cierta tesis de panlunfardismo sostenida por algunos miembros de la hermana Academia Porteña del Lunfardo, que no hay una sola jerga popular sino varias: del fútbol, del turf, de la droga, de la cumbia villera, etcétera", dijo.
En tal sentido, señaló que los muchachos actuales nutren su léxico, también acotado a menos a un centenar de voces y frases, de esas diversas fuentes.
"Por ejemplo: `bondi' voz de origen brasileño para nombrar al tranvía; desaparecido el objeto, se amorteció la palabra, pero los jóvenes la rescatan aplicándola al colectivo".
Dijo que usan un conjunto de lunfardismos (`botón, yuta, buchón, chamuyo, chivear y chivar, torrearse, violeta', etcétera); voces de la droga (`fumanchero, fasolero, paquero, mogra, estar careta' --sin consumir--, y `caretaje' --que delata hipocresía al parecer lo que no es--) que, a su vez son de uso villero, como `breca' (cabaré barato), `llantas' (zapatillas), `flecos' (vellos), bardear, chimba, aguantar y aguante, guacho (o guachi y su versión wachi, "como en Wachiturros, conjunto musical que casi no tiene elementos villeros en sus letras, como lo he demostrado").
"También se emplean varios vesres, a la usanza lunfarda, como `chabomba, ortiva' y el sufijo aumentativo re-, `reloco'; `Fernando' (fernet más cola), y, por supuesto, el insustituible `chabón' (de discutible etimología)".
Disertación
Invitado por el Rotary Club Almafuerte y la Delegación Bahía Blanca del Centro Naval, Barcia se referirá hoy en la ciudad a "La identidad lingüística argentina". La cita será a las 19, en la Biblioteca Rivadavia, avenida Colón 31.