Personajes y caricaturas
Si bien la definición de la caricatura se asemeja a la voluntad de satirizar a un persona mediante una obra de arte, durante mucho tiempo fue una herramienta para destacar a distintas personalidades. Si bien esas ilustraciones resaltaban algunos de las características fisonómicas más destacadas del retratado, su finalidad era dar cuenta de quienes por su actividad política, social o económica se destacaban en el ámbito local. En este caso son además una excusa para conocer a algunos de estos vecinos que dejaron su huella en el pago chico.
El hombre con estación propia
Guillermo White (1844-1926) tuvo el curioso privilegio de contar con una estación ferroviaria con su nombre y disfrutar de ese reconocimiento durante 27 años. White, nativo de la localidad bonaerense de Dolores, ingresó como presidente del Ferrocarril del Sud en 1886, un año después de que esa empresa habilitara su terminal portuaria en nuestra ciudad. La decisión de designar con su nombre a la por entonces conocida estación "El Puerto" fue tomada por el presidente de la Nación, Julio Argentino Roca, cuando, al regreso de inaugurar en 1899 la línea estratégica a Neuquén, el tren se detuvo en ese punto. Roca reconoció de esa manera en White la loable tarea de haber construido en apenas tres años los 700 kilómetros del riel. El nombre de la estación se extendió al pueblo, dando lugar al gentilicio whitense, y quedó relacionado para siempre con nuestra historia.
Loco de remate
El dibujo de Carlos Pronsato, publicado en la primera década del siglo pasado, iba acompañado de una sencilla poesía: "Es un concejal adusto/ como alegre martillero/ muy pacífico, sincero,/ y es en todo un hombre justo". Pronsato era descendiente de una de las familias llegadas con la Legión Agrícola Militar. Tío del ingeniero Domingo Pronsato, otro destacado vecino bahiense, Carlos realizó una rica vida social y política y desde su condición de martillero fue protagonista de la fundación de los principales barrios de nuestra ciudad. Sus carpas de remate con estratégicos asados con cuero vieron nacer a Villa Mitre, Villa Bordeu, Villa Floresta, Villa Rosas, La Falda, Villa Harding Green, Aldea Romana, Tiro Federal y Bella Vista, entre otros. Pronsato falleció en 1917, a sus 57 años de edad.
El profesor con mayúsculas
"Del Tecnológico es/ vicerector bien nombrado,/ don Santiago Bergé Vila/ el ayer comisionado". Esa leyenda acompañaba esta ilustración de Santiago Bergé Vila, una de las personalidades más prestigiosas que tuviera la ciudad. Nativo de Pilar llegó a Bahía Blanca con 23 años para dar clases de matemática en la Escuela de Comercio. Fue protagonista en todas y cada una de las acciones que derivaron en la creación de la Universidad Nacional del Sur. Su carrera política no fue menos prolífica. Comisionado municipal en 1945, fue electo intendente comunal --candidato por el peronismo-- con el 62 por ciento de los votos, asumiendo ese cargo el primero de mayo de 1955 y derrocado cuatro meses más tarde. En 1962 volvió a ganar, obteniendo el 42 por ciento de los votos --de la mano del partido Unión Popular-- aunque el gobierno provincial anuló los comicios. Calle, plaza y aulas con su nombre dan cuenta de su valiosa personalidad.
El Virrey
Firme, con el mentón levemente levantado y la mirada dominante aparece el gerente del Ferrocarril del Sud, mister Arthur Henry Coleman, una de las personas más influyentes y poderosas durante la primera mitad del siglo XX, al punto que se lo mencionaba como "El Virrey". Cuando su empresa adquirió en 1924 al ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, Coleman quedó a cargo de los puertos de White y Galván, y de los servicios de electricidad, agua, gas y tranvías. Su casona en la primera cuadra de la avenida Alem era un centro de vida social único. Falleció en 1952, con su empresa ya en manos del Estado. Fue velado en el local de la Cultura Inglesa de calle Zelarrayán.
Hombre de valía
William Bremen Harding Green llegó a Bahía Blanca a fines del siglo XIX, como principal autoridad del ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste, el tren que con sus rieles ingresaba en La Pampa y llegaba hasta la región cuyana. En 1905 esa empresa se fusionó con el Buenos Aires al Pacífico, "el gran coloso", según se la conocía. De su mano la ciudad tuvo servicio de tranvía eléctrico, alumbrado público y agua corriente. Fue el administrador general del Mercado Victoria, dirigió las obras del Barrio Inglés y mandó construir el puente sobre la avenida Colón. Regresó a su nación, Gran Bretaña, en 1927, luego de entregar todos los bienes de su empresa a Arturo Coleman.
El zar edilicio
Así se lo conocía a Jorge Moore (1857-1929), el hombre que ostenta un récord que difícilmente alguien pueda arrebatarle: fue cinco veces intendente electo, cumpliendo con todos y cada uno de sus mandatos. Con una curiosidad: entre la primera y la última jura transcurrieron 27 años. Su cualidad ejecutiva le valió el mote de zar edilicio. Construyó el camino adoquinado al cementerio y propuso la construcción del Teatro Municipal. A su iniciativa se debe la compra de la quinta Erize, delimitada por la calles Dorrego y Corrientes, entre Alsina y Belgrano, con la idea de emplazar allí el mencionado teatro, fundar un barrio jardín e impulsar el crecimiento hacia ese sector entonces ignorado.
Mario Minervino/"La Nueva Provincia"