Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Plaza para Palos Verdes

El intendente señaló que la comuna invirtió 200 mil pesos en tareas de riego, forestación y sendas peatonales. Quedó inaugurada ayer de manera oficial la plaza del barrio Palos Verdes, la cual ocupa una manzana de 600 metros cuadrados (100 x 60), delimitada por calles Ramón y Cajal y Pasteur, entre Cambaceres y Auyero.

El intendente señaló que la comuna invirtió 200 mil pesos en tareas de riego, forestación y sendas peatonales.






 Quedó inaugurada ayer de manera oficial la plaza del barrio Palos Verdes, la cual ocupa una manzana de 600 metros cuadrados (100 x 60), delimitada por calles Ramón y Cajal y Pasteur, entre Cambaceres y Auyero.


 El espacio público, equipado por juegos infantiles y un playón para la práctica de deportes, fue bautizado con el nombre del ex intendente Santiago Bergé Vila.


 Luego de bendecido el lugar, el delegado municipal del Centro, Edgardo Morán, señaló su alegría por la terminación de un área "tan linda y de mucho uso".


 Tuvo palabras de elogio para los integrantes de su delegación por haber trabajado "de corazón" en la obra y definió a Palos Verdes como un barrio que progresa "a pasos agigantados".


 Agregó sentirse "muy contento" por la designación dada al lugar, destacando las cualidades de Bergé Vila, "un hombre de muchos valores morales, una personalidad destacada de Bahía Blanca".


 "Tuve la suerte de tenerlo como profesor en el colegio Don Bosco y fue uno de los que mayor interés lograba generar entre los alumnos. Era una persona que supo generar calidez y un interés que ninguno de sus alumnos podemos olvidar", dijo.


 El acto lo cerró el intendente Cristian Breitenstein, quien felicitó al delegado y su gente, así como a los vecinos del sector, por haber "colaborado y empujado" en la consolidación de la plaza.


 "Agradezco a todos quienes se han sentido parte de esto, que se han apropiado de este espacio tratando de refundarlo", amplió.


 Resumió las obras concretadas en los últimos años en el barrio, desde la iluminación, pasando por la disposición de un móvil policial y hasta la pavimentación (en ejecución) que permitirá la llegada de una línea de ómnibus.


 Sobre la plaza, señaló que el municipio invirtió 200 mil pesos en tareas de riego, forestación y sendas peatonales.


 "Deseamos que este sea un espacio para disfrutar. Esa es la mejor forma de inaugurarla, que la usen los chicos", dijo.


 Luego destacó la figura de Bergé Vila, a quien valoró por su calidez y valores, incluso por encima de su carrera política y educacional.


 "Espero que esas virtudes se trasmitan y refuercen a esta plaza como lugar de encuentro, aprendizaje y disfrute", finalizó.

Quién fue. Nativo de Pilar, Santiago Bergé Vila llegó a Bahía Blanca en 1926, a sus 23 años, contratado como profesor de matemática y cosmografía de la Escuela de Comercio.




 Poco tiempo después comenzó a estudiar la carrera de abogacía, obteniendo su título en 1939. Fue uno de los impulsores de la creación del Instituto Tecnológico del Sur y de la Universidad Nacional del Sur. Fue comisionado municipal (1945) e intendente electo (1955 y 1962). Falleció el 26 de octubre de 1986.


El barrio de los dólares







 Cuando a principios de los años '80 la inmobiliaria Macagno loteó los primeros lotes de un barrio a desarrollarse sobre calle Sarmiento era tanta la soledad del sector que decidió colocar cuatro palos "bien altos" color verde brasileño para señalar el lugar.


 "Ese fue el origen del nombre. Curiosamente, tiempo después, muchos relacionaron la expresión palos verdes con el dólar, y mencionaban el lugar como el barrio de los dólares", recordó Macagno.


 La génesis del barrio fue anterior a la avenida Cabrera y los shoppings, con lo cual resultaba difícil imaginar el actual crecimiento del mismo. Tres décadas después, el sector se consolidó como uno de los más buscados por los inversores.


Juegos

* Los juegos de la plaza Bergé Vila fueron donados por los operadores de la estación de servicio YPF de Falucho y Capitán Martínez, donde funcionaron durante 15 años.

* En un momento de distensión, Breitenstein pidió la pelota a unos niños y tomó distancia para que su tiro valiera tres puntos. La pelota salió de sus manos, giró sobre su eje luego de un seco muñequeo y describiendo una marcada parábola cayó un par de metros antes del aro. "Corta", masculló el jefe comunal.