Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

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Un bahiense y un dorreguense, los "padres" de Rosita ISA

Si alguien le hubiera contado a Nicolás, ese chico que vivió hasta los 18 años en un campo cercano al cruce de Coronel Dorrego con Monte Hermoso --"mi campo", dice él-- que iba a convertirse en un exitoso científico protagonista de un gran descubrimiento, tal vez no lo hubiera creído. No por falta de fe en sí mismo o en sus capacidades, sino porque ciertos logros, por lejanos, pueden parecer utópicos.

 Si alguien le hubiera contado a Nicolás, ese chico que vivió hasta los 18 años en un campo cercano al cruce de Coronel Dorrego con Monte Hermoso --"mi campo", dice él-- que iba a convertirse en un exitoso científico protagonista de un gran descubrimiento, tal vez no lo hubiera creído. No por falta de fe en sí mismo o en sus capacidades, sino porque ciertos logros, por lejanos, pueden parecer utópicos.


 Hoy, a sus 37 años, el dorreguense Nicolás Mucci es uno de los "padres" de la ternera transgénica que produce leche maternizada, única en su tipo en el mundo.


 Tras graduarse en la Universidad de La Plata y obtener becas del Conicet y del INTA Balcarce, el veterinario se integró a la planta permanente del ente agropecuario y continuó con sus investigaciones en materia de biotecnología aplicada a la reproducción.


 Si bien aún no tiene hijos --se casó en febrero de 2010-- Mucci reconoce que se dedica a Rosita ISA --como bautizaron a la ternera estrella-- casi como a una hija.


 Es más, desde que nació tuvo que elegirle un nombre, presentarla en sociedad y hasta turnarse con sus compañeros de equipo para cuidarla en una unidad de neonatología, en medio del campo.


 Las precauciones no son para menos. El bebé bovino aloja en sus genes proteínas funcionales para los bebés humanos: lisozima y lactoferrina humana.


 "Es un animal sumamente valioso para nosotros. En este momento la estoy mirando mientras duerme", comenta Mucci, orgulloso de su hallazgo, que le llevó años de intenso trabajo.


 Haciendo honor a su paso por una escuela rural de Calvo y por la secundaria en su localidad de origen, asegura que esta investigación significa para él la oportunidad de devolverle algo a la sociedad.


  Confiesa con alegría que se hizo muy amigo del bahiense Germán Kaiser --del INTA-- y de Adrián Mutto --de la Universidad Nacional de San Martín-- los otros responsables técnicos y ejecutores del proyecto.


 "Hemos logrado, Adrián, Germán y yo, un equipo de tres mosqueteros en el cual nuestro trabajo se enmarca en un clima de verdadera amistad, en donde nunca faltan risas pero tampoco se olvida el compromiso", dice.


 Si bien Mucci reconoce el esfuerzo de una profesión que absorbe gran parte de su tiempo, agradece con sencillez el lugar al que llegó.
"Tuve claro que a veces las cosas cuestan, y que justamente por costar, se disfrutan más cuando finalmente llegan", concluye.

Sus amores





 Nicolás disfruta de sus padres, Zulma y Tito, que viven en Balcarce, igual que él, de su trabajo, de su moto y de sus amores, Gloria y sus perritas Lola y Uma. Su hermana, Romina, quien le dio una mano en sus estudios, es abogada y vive en La Plata.


 "Estoy casado desde el 20 de febrero de 2010. Todos me cargan porque luego de mucho, al fin encontré la gloria...porque Gloria, es el nombre de mi esposa, por quien soy feliz desde el primer momento en que la vi".

Anahí González/"La Nueva Provincia"

Enfoque

No quería hablar con los pacientes








 En su familia el bahiense Germán Kaiser empezó a encontrar lo que sería profesionalmente.


 Primero fueron las visitas al molino harinero de su abuelo en Jacinto Aráuz que lo conectaron con el campo. Y después las entradas al Hospital Municipal de la mano de su papá Bernardo.


 --Mi papá es cardiólogo. Iba con él al hospital porque me gustaba toda la parte biológica. Pero la medicina dejó de ser una posibilidad cuando veía a mi papá hablando con los familiares. Siempre me pareció algo triste --dice Germán.


 El hijo de Bernardo y Martha tiene 41 años. Se crió en el centro de nuestra ciudad y estudió la primaria en el Normal y el secundario en el Ciclo Básico y en la Escuela de Agricultura y Ganadería.


 --Cuando terminé el Ciclo Básico tenía que elegir entre Normal, Comercio o Agricultura. Pensé: "La parte humanística, no; y los números, menos". Así que me decidí por Agricultura.


 Después vino la universidad en Tandil para recibirse de veterinario en 1995.


 --¿Atendiste perritos?


 --Y... Sí. Siempre lo primero que uno hace es tacto a una vaca o poner un estetoscopio a un perrito.


 --Y después llegó la investigación.


 --Sí, claro. Cuando me recibí hice 2 años de residencia en el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de Balcarce. El INTA era un buen paso porque es un centro de excelencia. Uno sale un poco crudo de la universidad y es importante continuar con la formación.


 Germán cuenta que la influencia de su hermano Sergio, doctor en bioquímica, le dio más impulso a su idea de seguir formándose.


 --Me lo sugirió. Ya en el 97, 2 años después de recibirme estuve en reproducciones del INTA hasta 2002.


 De 2002 a 2004 trabajó en una empresa privada que lo capacitó en clonación en los Estados Unidos.


 --Cuando volví seguí en el mismo grupo de reproducción del INTA, ya como investigador.


 Fue ahí que se sumó a los proyectos que habían comenzado sus compañeros de trabajo en la Argentina.

¿Anticristo?




 --¿Cómo es trabajar con animales transgénicos ante grupos ecologistas que lo combaten?


 --Nosotros seguimos toda una legislación y cuidado de animales. Los ecologistas tienen sus opiniones y tendríamos que llegar a una comunicación con ellos. ¿Por qué no hacerlo si puede traer un beneficio para la gente?


 --¿Hubo discusiones?


 --No, pero uno a veces lee los comentarios en las notas que nos han hecho y nos llegaron a tildar de Anticristo o que Cristo nos puso un arma en las manos. Creo que si lo transgénico hace mal ya nos tendría que haber pasado algo hace años, porque hace mucho que lo consumimos.

Mano a mano con Cristina




 El día que la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, presentó a la vaca Rosita-ISA, Germán le contestó.


 --Me hizo una pregunta puntual. Alguien puede pensar que un científico se puede poner nervioso porque el hecho de estar siempre en el laboratorio da para pensar que nos cuesta el contacto.


 --¿No te tembló nada ni un poquito?


 --La presidenta es una persona: no son dioses ni gente extraña.


 --¿Es tan cierto lo que dice el gobierno de la repatriación de científicos?


 --Mirá, el INTA tiene presupuesto como nunca y tenemos muchos proyectos en marcha. Que se haya creado el ministerio de Ciencia y Tecnología con un hombre como Lino Barañao al frente es muy importante, porque se puso a un hombre especialista en vez de nombrar a un político. Todo esto permite un desarrollo del país.


 --Pero nunca falta alguien que diga que se descuidan otras áreas.


 --Sí, quizás le pueda faltar luz a un colegio, pero se puede hacer lo de la ciencia, porque la ciencia también le sirve y le llega a la gente.

Maximiliano Palou/"La Nueva Provincia"

El descubrimiento de Germán y Nicolás

* Los científicos intentaron reforzar la lisozima de la vaca aportando la de origen humano y, a su vez, también la lactoferrina.
* La lisozima fue descubierta hace casi 90 años por Alexander Flemming, el mismo que descubrió la penicilina.
* Es muy estudiada por su función preventiva contra virus, parásitos, bacterias y hongos dentro del aparato digestivo del bebé.
* Existe en muy bajas concentraciones en la vaca y en la mujer va aumentando hasta llegar a la séptima semana a los 250 miligramos por mililitro, una concentración muy elevada.
* Solo la lactoferrina de origen humano funciona en el bebé. Aquella proveniente de leche bovina no aporta hierro al neonato.
* La lactoferrina de Rosita ISA es de origen humano. Ese es el aporte a la ciencia.
* Tanto la lisozima como la lactoferrina generan funciones inmunológicas en el aparato digestivo del bebé.
* El hallazgo, por el momento, no será comercializado ya que aún no existen en el país marcos regulatorios sobre el consumo de alimentos transgénicos derivados de animales.
* Resta esperar a la pubertad de la ternera --que se produce entre los 8 y los 12 meses del animal-- para inducir la lactancia mediante métodos hormonales y determinar que sus genes expresen esas enzimas y proteínas de interés --lisozima y lactoferrina-- para cuantificarlas y caracterizarlas, aunque su ubicación está corroborada por métodos de ingeniería genética.

Le ganaron de mano a los chinos
--¿Escucharon lo de la leche maternizada que produjeron los chinos? -- alertó Mucci padre a su hijo científico mediante una llamada telefónica.



















 En ese momento el equipo de investigadores del INTA y la USM, inducía el parto que trajo a la vida a la ternera transgénica Rosita ISA.


 Tras descubrir que no se trataba de un chiste, ni de una cargada --cuenta el veterinario-- el alivio llegó de la mano de la web: los chinos habían logrado que una vaca produjera lisozima y otra lactoferrina, pero por separado.


 En cambio, lo que el INTA y la Universidad de San Martín consiguieron era algo muy distinto, sintetizaba esas dos proteínas en un mismo animal, capaz de realizar importantes aportes al desarrollo de los lactantes humanos.


 "Mientras los chinos mezclan leche nosotros ordeñamos a ISA que tiene todo junto", se enorgullece Mucci.

Antes que vacas, cabras




 La protagonista de esta historia no siempre fue una vaca. Cuando Adrián Mutto --de la USM-- presentó ante el INTA la investigación de su tesis doctoral, se centraba en la producción de leche maternizada en cabras.


 Luego, como era muy difícil contar con ovarios de estos animales, a los que había que buscar en camioneta a Malargüe --Mendoza-- se reformuló el proyecto para trabajar con bovinos.

Rosita ISA




 "A este bicho hay que ponerle un nombre", se dijeron los científicos, quienes cuando nació la ternera casi no dormían por cuidarla. En esos largos insomnios la bautizaron ISA --acrónimo de Inta y Universidad Nacional de San Martín.


 En algún momento ese nombre se perdió y cuando la presidenta, en Roma, presentó al animal, nadie sabía como se llamaba. Entonces alguien sugirió "Pongámosle Cristina".


 La respuesta de la mandataria no se hizo esperar: "¿Cómo van a ponerle mi nombre a una vaca?". Entonces se habló de ponerle Rosita. Al final le quedó Rosita ISA.

El pivote de Kimberley




 Germán vive en Mar del Plata junto a su mujer Rosana y sus hijas Florencia (14 años) y Rocío (10).


 --Sí, me voy todos los días hasta Balcarce (alrededor de 50 kilómetros) --dice casi antes de que se lo pregunten.


 --¿Qué hace un científico en los ratos libres?


 --Como buen bahiense juego al básquet.


 --¿Cómo?


 --Sí: para Kimberley en la Liga Maxibásquet de Mar del Plata.


 --¿Base, escolta...?


 --No, pivote.


 --¿Ibas a la cancha en Bahía?


 --Sí, seguía a Pacífico en la Liga. Ahora me hice de Estudiantes. Y al fútbol a Olimpo, por LU2. Cuando estaba en Bahía iba a la cancha con mi viejo.


 Germán no sólo juega al básquet. También tira en su complejo de paintball.


 --Somos dueños de 2 paintball en Mar del Plata... Y la verdad que está bueno.

"Llamó mucha gente"




 --La verdad es que es un orgullo que él esté trabajando en esto y que lo haga con una seriedad tan marcada y sin algo comercial por detrás ¿no? --dice el médico cardiólogo Bernardo Kaiser.


 El papá de Germán también recuerda cuando su hijo lo acompañaba al hospital.


 --Tanto a él como a mi otro hijo no les gustó la parte humana de la medicina. Y Germán prefirió dedicarse a los animales: claro, los animales no se quejan, ja, ja.


 --¿Hubo muchas felicitaciones estos días?


 --Muchas gente llamó para felicitar por lo de Germán.