Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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En 1985, Schmidt era el mejor 9 de la Argentina

¿Está demás preguntarle cuál fue el mejor centrodelantero que dirigió? Raúl Daniel Schmidt. Cuando yo vine a Bahía, en 1985, el Ruso era el mejor 9 de la Argentina. No tuvo suerte cuando fue a Deportivo Español. Cuando debutó, lo expulsaron por pegarle un codazo a Dertycia, de Instituto. Y, cuando cumplió la suspensión, volvió, pero el equipo estaba armado de otra manera y él no tenía cabida. Le dieron pocas oportunidades, y Schmidt fue totalmente desaprovechado.

 --¿Está demás preguntarle cuál fue el mejor centrodelantero que dirigió?


 --Raúl Daniel Schmidt. Cuando yo vine a Bahía, en 1985, el Ruso era el mejor 9 de la Argentina. No tuvo suerte cuando fue a Deportivo Español. Cuando debutó, lo expulsaron por pegarle un codazo a Dertycia, de Instituto. Y, cuando cumplió la suspensión, volvió, pero el equipo estaba armado de otra manera y él no tenía cabida. Le dieron pocas oportunidades, y Schmidt fue totalmente desaprovechado.


 "Pero fue un 9 excepcional, con habilidad y potencia. Tenía un cabezazo formidable, le pegaba bien con las dos piernas y en una baldosa te fabricaba medio gol. El, al igual que Depietri, fue un jugador fuera de serie".


 --¿De José Ramón Palacio no va a decir nada?


 --Uhhh... ¡qué wing! Cuando llegué a Olimpo, lo vi jugar y me sorprendí. Entonces pregunté: ¿cómo este muchacho no está en algún club de Primera de Buenos Aires? Claro, tenía 38 años. No lo podía creer.


 --¿Qué más recuerda de esos planteles olimpienses que dirigió?


 --Los miles de kilómetros que recorrimos y la gran camaradería que había. A mi me respetaban mucho, pero me hacían divertir de lo lindo. Varios de esos jugadores tenían un humor muy especial. Por eso me emocioné tremendamente cuando los volví a ver.


 "Aquellos dos partidos finales ante Belgrano de Córdoba, las charlas técnicas, los asados, las convivencias en los hoteles. Fue todo especial, con jugadores que, no tengo dudas, podrían haber triunfado en el fútbol argentino y también en el exterior".


 --Después de empatarle a Boca en la Bombonera, ¿creía que se podía?


 --Estaba seguro de que lo íbamos a vencer. Antes de salir a la cancha, en la revancha en Bahía, les dije a los jugadores en la charla técnica: `entren y diviertánse'. Era un equipo que tenía que jugar sin presiones, porque futbolísticamente le pintaban la cara a cualquiera.


 "Yo pretendía que esos jugadores, la mayoría amateurs, queden en la gloria. No se pudo, pero le jugamos de igual a igual a un grande del fútbol argentino".


 --¿Se acuerda cómo estaba la cancha?


 --Ufff... Hasta nosotros, en el banco de suplentes, estábamos apretados. La capacidad del estadio estaba desbordada. Me acuerdo que el partido era a las 15.30 y había gente desde las 8. Olimpo movía multitudes, y eso no se lo va a sacar nadie.


 "Todavía ahora, en Buenos Aires, me preguntan por aquel equipo de Olimpo. Me parece que será recordado por siempre como el mejor de todos".