LA RELACION HOMBRE-MUJER
¿Por amor o por necesidad?
En los vínculos que se empiezan a entablar en el hombre y la mujer suelen aparecer facetas que no siempre son fáciles de determinar. Sin embargo, esto resulta importante para establecer cómo será la relación.
Lic. Antonio Porcelli Piussi (*)
Hay dos maneras de iniciar una relación: o bien la empezamos por amor o la empezamos por necesidad.
¿Qué quiere decir esto?
Hay momentos donde uno se siente en armonía y felicidad con uno mismo. Momentos donde se siente, naturalmente, el impulso de compartir su dicha y su alegría con otro.
Así comienza una relación donde lo más importante es darle al otro mi afecto.
Esta sería una relación que se inicia por amor.
La otra manera de comenzarla es cuando uno se siente solo, triste, irritado, perdido y surge una persona que momentáneamente nos saca de ese estado de ánimo.
Con su presencia nos parece que todo mejora; nos sentimos felices a su lado.
Muchas veces ese otro aparece como un salvador, como un protector frente al mundo. Esta es una relación que comienza por mi necesidad del otro.
Ahora bien, ¿cuál sería el problema de entablar una relación por necesidad?
El problema está en que si el otro se va nos deja a la intemperie, nos deja con una sensación, aun mayor que antes, de angustia, soledad, frustración etc.
Por eso es que, como no toleraríamos que el otro se vaya de nuestro lado, empezamos a hacer todo tipo de manejos para controlar a nuestra pareja.
Entonces, el foco pasa a ser la relación y no el amor.
Ahora sólo nos ocupamos o preocupamos por organizar la relación para que todo esté controlado.
"Si salís con tus amigos yo salgo con los míos": "esa ropa te queda muy provocativa", etc.
De esta manera, lo que termina importando no es tanto el amor que siento por vos y cómo expresártelo, sino que vos te adecúes a mi necesidad y que yo a la tuya.
Esto no es amor.
El amor es un sentimiento que aparece sorpresivamente en el corazón del hombre y no tiene demasiada explicación, porque no pertenece al orden de la mente, sino a algo mucho más profundo.
El amor no tiene nada que ver con que uno esté de acuerdo con la manera que el otro tiene de ver el mundo, ni con sus modos de manejarse en la vida, ni con las costumbres de su familia.
Sin embargo, desconociendo esto, nos concentramos más en discutir para estar de acuerdo en estas cosas que en el amor que sentimos.
Ese amor que, en un principio, nos hizo bien, pero que ahora dejamos de disfrutar porque empezamos a pensar la relación: ¿Cuánto me quiere? ¿Cuánto me demuestra que me ama? ¿Cuán importante soy en la vida de él? ¿Cuántas cosas deja por mí?
Vamos al amor como un contador haciendo el balance anual de las ganancias y así fallan las parejas.
Frente a este estado, lo más común es que ocurran dos cosas.
Puede ser que uno concilie todo con el otro para no fallarle, queriendo ser como el otro quiere que yo sea, pero pagando el costo de empezar a sentirme asfixiado, sentir que dejé de ser yo mismo y que me olvidé de mi vida (una pareja así tarde o temprano termina ahogándose o rompiéndose).
Otra posibilidad es que uno se revele frente al otro, porque no está dispuesto a negociar su libertad, ni tolera que le impongan cosas ni que le demanden más de lo que puede dar (aquí se dan las peleas que dañan a la pareja).
En estos casos generalmente se establece un vínculo adictivo donde la pareja se acostumbra a la dinámica del conflicto y la pelea.
Este último tipo de parejas discuten hasta que se cansan y se dan cuenta de que no tiene sentido seguir peleando.
Entonces se arrepienten, hacen las paces y se reencuentran con el amor que sienten.
Claro que esto dura solo un tiempo.
Hasta que el otro vuelva a ser él mismo y a actuar como a mí no me gusta; entonces, volveré a pelear para intentar cambiarlo.
Estos son algunos de los problemas que tienen las parejas cuando se basan en la necesidad.
Uno se hace dependiente y no le permite a la otra persona ser ella misma.
Si no necesitásemos al otro, podríamos aceptarlo como es o, en todo caso, dejarlo, si es que nos hace daño. Pero como lo necesitamos mucho, ni lo aceptamos ni lo soltamos. Así, el vínculo se enferma.
Por este motivo es que los Maestros espirituales suelen coincidir en que uno recién se encuentra listo para comenzar una pareja sana, cuando sabe, por haberlo experimentado, que puede ser feliz por sí mismo, que no necesita al otro para ser feliz.
Así, uno puede concentrarse en dar su felicidad al otro y no en pedirle que lo haga feliz.
Las relaciones por necesidad están enraizadas en nuestra cultura.
Las canciones de amor suelen hablar de la desesperación que siente uno si el otro se va ("sin vos me falta el aire", "empecé a vivir desde que te conocí", "lo necesito y que cuanto más lo necesito más lo amo", etc.).
Entonces, uno se acostumbra a esa idea, sin saber que está yendo por el camino que va a alejarlo del amor.
Por otra parte, cuando una relación se basa en el amor, lo importante es lo que yo siento por mi pareja: la amo sin condición; no por lo que hace o deja de hacer (claro que dentro de los términos del respeto mutuo).
Cuando nuestro amor es sano, el otro no puede hacer nada ni para que lo amemos más, ni para que lo amemos menos, ya que lo que sentimos es responsabilidad nuestra y no consecuencia de los actos ajenos.
También es importante saber que el otro nunca calmará nuestra necesidad.
Nuestras carencias provienen del interior y sólo sumergiéndonos en nosotros, amigándonos, amándonos, poniéndonos primero en la lista de seres queridos, ocupándonos de cuidar nuestra tarea, apasionándonos por lo que hacemos y por lo que somos.
Cuidándonos, cultivándonos y dándonos lo mejor que podemos es que encontraremos el amor que tanto anhelamos.
Es dentro nuestro que está el amor y no afuera.
Cuando busquemos adentro y lo encontremos, podremos amar sin pedir que nos amen.
(*) Psicólogo clínico.
(destacar)
El amor es un sentimiento que aparece sorpresivamente en el corazón del hombre y no tiene demasiada explicación, porque no pertenece al orden de la mente, sino a algo mucho más profundo.
Puede ser que uno concilie todo con el otro para no fallarle, queriendo ser como el otro quiere que yo sea, pero pagando el costo de empezar a sentirme asfixiado, sentir que dejé de ser yo mismo y que me olvidé de mi vida (una pareja así tarde o temprano termina ahogándose o rompiéndose).
REFLEXIONES
Después del nacimiento
"Adentro el hambre;
afuera, la leche.
Y entre los dos la ausencia,
la espera que es indecible sufrimiento.
Y es así que, simplemente con el apetito,
han nacido el espacio y la duración".
L.Leboyer
Licenciada María Verónica Jorge (*)
A partir del nacimiento del bebé se producen grandes cambios que afectan no sólo a la mujer, sino también al hombre, si se trata de una pareja, y, por supuesto, al niño y también a todos los que los rodean.
Los cambios físicos irán entretejiéndose con la esfera emocional.
Por ejemplo, "la panza" ya no será la misma, irá reduciendo su tamaño, pero no sólo eso, sino que ya no albergará al bebé...
La mamá no sentirá más los movimientos del bebé dentro suyo. Ahora éste estará afuera, separado del cuerpo materno.
Antes, en la panza, el pequeño no pasaba ni frío, calor, ni hambre y tampoco lloraba.
Ahora, todo esto cambió.
La mamá estará atenta al estado del bebé: ¿lo abrigo?, ¿tendrá calor?, ¿llora porque tiene hambre, porque le duele la pancita o por qué?
A veces la mamá responderá a estas preguntas con dudas; en otras ocasiones estará más segura de lo que su hijito necesita y en otras, sinceramente no sabrá qué le pasa a su bebé y, probablemente, se angustie.
Son las primeras etapas en donde claramente la mamá le pone palabras a las expresiones del bebé, les da un sentido.
Luego del parto, bebé y mamá, se separan y, gradual y lentamente se empieza a crear un espacio entre ambos.
No se trata este de un espacio de abandono, donde la mamá no atiende el llamado de su hijo, sino de un lugar que permitirá que ambos se vayan diferenciando, uno del otro.
Esta distancia evitará confundir al niño con una prolongación de la madre. Será fundamental para que el niño se diferencie, se constituya como sujeto singular y sea, en el futuro, una persona con deseos y proyectos propios.
Criar un hijo es un arte difícil, donde se combinan el sostén amoroso, el acudir al llamado y el permitir ese espacio que se produce, por ejemplo, entre el momento en que el niño pide su alimento y el momento en que la madre acude a él a satisfacer su necesidad...
Ese aspecto es amor y dolor.
Como sugerencia:
* Libro "Shantala", de Frederick Leboyer.
* Canción: "Esos locos bajitos", de Joan Manuel Serrat.
* Muestra fotográfica: "Lo que se ve".
* Serie; "Madres e hijas", de Adriana Vestido.
(*) Psicóloga (UBA), miembro de la Fundación Psi de Bahía Blanca.
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Colegio de Médicos. El Colegio de Médicos, distrito X, convocó a asamblea ordinaria para el domingo 27 de este mes.
Se cumplirá desde las 9, en su sede de Caronti 86 de nuestra ciudad.
Perfeccionamiento en pilates. Los días 3 y 4 de julio, de 9 a 18, se realizará en nuestra ciudad un Seminario de perfeccionamiento en el método pilates. Estará a cargo del profesor Marcial Macaroni y será coordinado por Patricia Janices. Temas: reformer con accesorios, encarrilamientos, transiciones y evolución en base a las palancas. Está dirigido a profesores de educación física con capacitación en pilates. Informes en Villarino 266 (Pablo Diez) o al 154-781765.