Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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¿La última instancia?

El resonado caso de las gemelas Marisol y Maribel Oviedo, dos jóvenes de 17 años que padecen fibrosis quística y que consiguieron que un juez cordobés autorizara el trasplante de lóbulos pulmonares de sus familiares, puso en el tapete los desafíos médicos y éticos que se presentan cuando la demanda de órganos para trasplante se enfrenta a una baja oferta de donantes cadavéricos.

 El resonado caso de las gemelas Marisol y Maribel Oviedo, dos jóvenes de 17 años que padecen fibrosis quística y que consiguieron que un juez cordobés autorizara el trasplante de lóbulos pulmonares de sus familiares, puso en el tapete los desafíos médicos y éticos que se presentan cuando la demanda de órganos para trasplante se enfrenta a una baja oferta de donantes cadavéricos.


 El tema fue el eje de un debate realizado en el auditorio de Radio Nacional, moderado por el investigador Pablo Argibay, director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano de Buenos Aires.


 "La bioética -explicó- habla de respetar los principios de beneficencia (hacerle bien al paciente), de no maleficencia (nunca hacerle mal), de autonomía (respetar lo que quiere) y de equidad (ser lo más justo posible con todos los pacientes).


 Pero el caso del donante vivo es algo muy particular, porque se trata de alguien sano que pasa a ser un paciente.


 Ahí se presenta un conflicto con el principio de no maleficencia porque la cirugía siempre implica un riesgo.


 Argibay también se preguntó por la autonomía de los potenciales donantes respecto de la presiones del entorno.


 "¿Es ético pedirle a una mamá, ante la emergencia, que done parte de su hígado?", pone por ejemplo.


 Más allá de los cuestionamientos, Argibay informó que hoy en Noruega, el 40 por ciento de los trasplantes renales se hacen con donantes vivos.


 "Hay 1.800 donantes vivos por año y aun cuando el resultado no haya sido el esperado y la persona que recibió el órgano haya fallecido, el 76% de los donantes volverían a donar", acotó.

Cuerpo y medicina




 Por su parte, la doctora María Luisa Pfeiffer, filósofa, investigadora del CONICET, habló de los valores que hacen, del trasplante, una solución socialmente aceptada.


 "El trasplante --dice-- no sería aceptado si no se valorara el aporte tecnológico para la práctica médica, si no se le diera preeminencia a las conductas pragmáticas, si no tuviese como válido un modelo de médico técnico, con permiso de meterse en el cuerpo y mutilarlo, si no pensara el cuerpo como máquina y si no se pensara también y se deseara la posibilidad de la inmortalidad."


 Acotó que la bioética suele cuestionar esos supuestos, haciendo preguntas urticantes y provocativas que, generalmente, no pueden ser planteadas a los especialistas en trasplantes, ya que esa práctica médica se ha tornado un supuesto terapéutico indiscutible.


 Toda intervención sobre el cuerpo es riesgosa, por lo cual el donante vivo quedará afectado para siempre por esa donación a pesar de los cuidados que le procuren los médicos.


 Puntualizó que el beneficio es para el que recibe el órgano; no para el que lo entrega.


 "Beneficiar a otro, sin recibir algo a cambio, parece ajeno a una cultura en que uno de los valores más promovidos es ganar siempre. Sin embargo, el donante no gana nada cuando la condición de la donación sea la gratuidad", concluyó.


 Pfleiffer remarcó que semejante acción es la del que entrega su vida por la del otro, es el más pleno acto de libertad de una persona, pero la donación amorosa no debe inducirse, ni exigirse, ni imponerse.


 Y agregó que cualquier decisión de la persona estará marcada por la información que reciba y por su capacidad de entender de qué se trata.

El trasplante renal




 La lista de espera más abultada en la Argentina y en todo el mundo es la del trasplante renal", dijo Carlos Soratti, presidente del INCUCAI.


 Sostuvo que la insuficiencia renal es un camino biológico final, común a muchas de las enfermedades no trasmisibles. Por ejemplo, diabetes e hipertensión arterial.


 Hay alrededor de 26.000 argentinos que están sometidos a tratamientos sustitutivos de la función renal por una insuficiencia crónica terminal, la gran mayoría en diálisis.


 Esa cantidad viene creciendo año a año aquí y en todo el mundo.


 Visto desde el sistema de salud, el trasplante renal es, incluso, ventajoso desde el aspecto económico, si se piensa que en nuestro país, el costo de las tres sesiones semanales de diálisis, representan un gasto que supera los 1.500 millones de pesos por año.


 Soratti agregó que en el mundo se hacen alrededor de 100.000 trasplantes de órganos cada año. De ellos, alrededor del 70 por ciento son renales y el 20 por ciento, hepáticos.


 Hasta hoy hay más de 6.200 pacientes en lista de espera en el INCUCAI. En lo que va del 2010 hubo 430 donantes y se hicieron 987 trasplantes.


 En cuanto a los trasplantes con donantes vivos, Soratti aclaró que se hacen cuando se han agotado todas las posibilidades para utilizar donantes cadavéricos o cuando el beneficio que puede otorgar un donante vivo es muy superior.

Opiniones

Mediación

Dra. María Elisa Barone (*)










 Cuando uno habla de un sistema de salud, tiene que considerar los principios de solidaridad y de confianza de la sociedad hacia ese sistema, donde todos los ciudadanos tengan garantizado el acceso a los órganos y con él, a la posibilidad de trasplantarse.


 La alternativa del donante vivo puede pensarse cuando el trasplante con donante cadavérico ha agotado todas las posibilidades.


 Ese derecho a donar implica, también, que el estado permita que aquel que no quiera hacerlo pueda oponerse a la donación.


 Pero pensar en el sistema público de salud, donde el trasplante con donante cadavérico debe ser la primera alternativa terapéutica, también significa tener un rol de mediación entre aquellos ciudadanos que esperan y quienes puedan ser donantes.

(*) Miembro de la dirección médica del INCUCAI.

Caso por caso

Gerardo Perazzo (*)










 Es necesario que los médicos analicen la decisión de la donación en cada contexto.


 No es lo mismo donar una partecita del hígado, que se regenera con rapidez, que un órgano que aun formando parte de un par, como el riñón, puede ocasionar al donante, algún tipo de deficiencia funcional que implique una pérdida de calidad de vida


 En una reciente encuesta con 900 alumnos de quinto año de colegios secundarios públicos y privados, el 75 por ciento Perazzo informó que serían donantes.


 Otra averiguación fue sobre si habían mantenido en sus familias, alguna discusión acerca la donación de órganos.


 Solamente el 40% contestó afirmativamente.


 Una tercera pregunta se refería sobre la factibilidad del comercio de órganos.


 El 76% creía que era algo factible.

(*) Vicepresidente del Comité de Etica Independiente del Instituto de Bioética de la UCA.