Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Un Vikingo más famoso que Olafo

Ya no existe el patio que separaba los viejos y precarios vestuarios con la puerta de rejas que permitía el acceso de los equipos al campo de juego. Tampoco hay ropa colgada del tendal ni la casita de material que ocupaba el Zurdo De Rosas, ex jefe de la barra del Matador, quien vivía en y del club tigrense.

 Ya no existe el patio que separaba los viejos y precarios vestuarios con la puerta de rejas que permitía el acceso de los equipos al campo de juego. Tampoco hay ropa colgada del tendal ni la casita de material que ocupaba el Zurdo De Rosas, ex jefe de la barra del Matador, quien vivía en y del club tigrense.


 ¡Que de cambios hubo en el estadio Monumental de Victoria en dos años y medio! El 8 de marzo de 2008 había sido nuestra última visita, y ayer parecía que estábamos entrando a otro estadio y no al coloso tigrense.


 El sector de plateas, encima de los camarines, se extendió hacia arriba, se construyeron cabinas, palcos y cocheras para los visitantes y se ampliaron los vestuarios hasta cubrir toda la superficie del viejo patio que, además de albergar a un barra, iban todos los desechos y las herramientas de los albañiles o de quienes trabajaban para la institución.


 Pero ahora, cambiadores, pupitres, sala de prensa y cabinas están en un mismo lugar. Ya no hay que dar vueltas de un lugar al otro para ver el partido, para grabar notas... Como debe ser.


 Cómo habrá cambiado Tigre que ni el Vikingo está. Hace dos meses que no pisa el riñón del club. ¿Quién es el Vikingo? Un personaje polifacético que fue jefe de la barra (se vestía con un mameluco blanco con dibujos que tenía a hinchas de Chicago, Chacarita y Platense muertos), utilero, masajista, herrero e integrante de la comisión directiva, entre otras cosas.


 Fue raro no verlo.


 "Tiene prohibida la entrada. Hizo algo que no debía", nos apuntó un dirigente del Matador.


 En Tigre no está todo bien. Hay diferencias entre el cuerpo técnico y el plantel, el DT está enfrentado con los dos arqueros, una parte de la masa societaria no quiere que Caruso Lombardi siga en el cargo... En fin.


 Está todo tan mal que ni el Vikingo, que, según los que saben, lleva 38 de los 44 años que tiene metidos en el club, ya no está donde verdaderamente era útil. Porque, ¿qué puede producir parado en un paravalancha como lo está haciendo ahora?

Sergio Daniel Peyssé/Enviado especial