Murió Inda Ledesma, otra gloria de la escena teatral
La actriz Inda Ledesma, de extensa y reconocida labor teatral y cinematográfica, falleció en la mañana de ayer a los 83 años a causa de un paro cardiorrespiratorio en el geriátrico donde vivía.
Los restos de la intérprete, oriunda de Coronel Suárez, que tomó parte en una veintena de filmes, serán inhumados hoy a las 10, en el Panteón de Actores del Cementerio de la Chacarita.
Ledesma supo armar una aclamada pareja teatral con Ernesto Bianco con quien compartió el suceso de Mi querido mentiroso y en ese medio también se atrevió a la dirección de títulos como De puerto en puerta, El último padre y Tres hermanas.
Inda se definía como el resultado de esa viva contradicción que representa el ser o el no ser.
"Soy diurna y campesina. Viví en Coronel Suárez hasta los doce años, una edad en que iba en mi bicicleta de varón a nadar al arroyo. Me crié muy libre", decía sobre su infancia en la región.
Ledesma consideraba al teatro como la alegría de estar creando.
"Poder crear es siempre una fiesta. Por eso la alegría no puede ir acompañada de la congoja profunda".
La actriz recibió premios por sus trabajos en El mercader de Venecia, La biunda, El idiota, Querido mentiroso, Cartas, Judith, Vestir al desnudo, Hombre y superhombre, Rosa de dos amores, Sin testigos y Orinoco.
Participó en unas 25 películas, de las que rescata Los días que me diste, de Fernando Siro; Sección desaparecidos, de Pierre Chenal; y Huis clos, de Escudero.
"Mis comienzos reales en el teatro se registraron a mediados del 50, con énfasis en toda la década del 60. Había mucho público de clase media preocupado por la cultura, por las carreras artísticas, el derecho al veraneo y también el derecho al teatro.
Con referencia al actor decía que "es un ser contrariado, porque su instrumento da para mucho más de lo que le da el texto. El actor no debe dejar tragarse por la corriente que impere; debe jugar con su personaje. Su labor es un comercio con la locura.
"Yo aprendí a sentir más con el cuerpo. Ahora sabemos que es el cuerpo el que tiene memoria y que responde aún ante las órdenes contradictorias que, a menudo, le enviamos", subrayaba la gran actriz.
Las últimas visitas.
La última vez que la actriz actuó en nuestra ciudad, fue en agosto de 1996, oportunidad en que animó un espectáculo unipersonal, con textos de consagrados autores teatrales. Fue en la sala del Centro Cultural Coopesur.
En tanto, su última visita a su Suárez natal fue en enero de 1997.
"Fue muy fuerte lo vivido en esos días. Me encontré con personas que recordaba y me recordaban, pero de maneras distintas. Ellos me sabían, me han visto madurar y envejecer, pero yo aún conservo sus imágenes de la niñez", dijo en aquella ocasión.
Sin tener familia en Suárez, reconoció haber hallado mucho cariño en la gente.
"Han tratado de agasajarme de mil maneras, hasta trayéndome frutas, fotos o recortes...", se sorprendió.
Entre sus recuerdos, desempolvó el apoyo de sus padres hacia la carrera elegida, porque "ser actriz significaba la posibilidad de tener algún futuro".
Así, habló de Shakespeare, García Lorca o Molière, intercalando a Alfonsina con la poetisa suarense Luisa Braganza.
"Me gustaría terminar mis días haciendo talleres en Suárez o en otra ciudad del interior, porque sé que tengo mucho para transmitir a los estudiantes de teatro", decía.
"Aún puede ahondarse en Hamlet, Macbeth o Tartufo, pero los actores nos engolosinamos con la interpretación y no reparamos en situaciones que no están claras en los personajes", expresaba con pasión durante aquella visita..
"Fui feliz aquí porque fui libre. Mi mamá me dio eso que ella no tuvo y que luego, de alguna manera, perdí cuando me fui a `la gran ciudad'".