Pinti llenó tres funciones y se despidió ovacionado
Franco Pignol
"La Nueva Provincia"
La canción del final ofreció una frase irónica que funcionó como un descontracturante para tanta realidad compleja: "lo que mata es la humedad". Inmediatamente el público comenzó a aplaudir y sonrió. Enrique Pinti se retiró ovacionado.
Si fuera sólo ese el mal que aqueja a los argentinos y a la mayoría de los pueblos del mundo...
Veamos: políticos que ya descansan y los de turno, corrupción, chantaje, culto a la estética, promesas que se desvanecen por el aire, racismo, el juego del poder y sus trágicos derivados.
Fueron varios los temas que tocó Enrique Pinti en el Teatro Municipal. Y no perdonó a nadie. Ah sí, a Barack Obama.
"Es la única esperanza. Un político que habla de paz y de entendimiento", aseguró.
Temas para la reflexión y para refrescar nuestra memoria tan olvidadiza, sobre todo en época de elecciones, fueron saliendo de su boca como municiones de una ametralladora. El monólogo "Serenata Argentina" duró casi una hora y media y la atención no decayó nunca.
Como siempre, el actor fue fiel a su estilo, con frases directas transmitidas a la velocidad de la luz, condimentadas con insultos propios de la bronca contenida.
Fueron casi 1500 personas a verlo, entre las funciones del sábado (21.30 y 23) y la del domingo (21.30). Las entradas se agotaron rápidamente.
El monólogo comenzó con un rechazo muy cómico del actor a la tecnología, sobre todo a la computadora y a los celulares.
"No es que no me guste el progreso, al contrario, pero para que m... me sirven a mí esas cosas teniendo en cuenta que en octubre cumplo 70", dijo.
Después siguió con algunos consejos.
"Si no conocen Europa no se vayan nunca con un tour. Conocés 10 ciudades en 20 días y se te hace una ensalada en la cabeza. Quedás con el cuello duro de tanto mirar a la izquierda y a la derecha, a la izquierda y a la derecha...", bromeó.
Luego siguió con su viajes por el mundo y se paró en Italia para introducir al público en un tema: problemas hay en todas las latitudes.
Para graficarlo comenzó contando la anécdota de un taxista romano indignado por la inseguridad que generaron los inmigrantes rumanos en su país, luego de que Rumania fue sumada a la Unión Europea.
Así comenzó el repaso de las distintas realidades.
-- De Estados Unidos dijo que Bush inventó la guerra en Irak para hacer negociados con el petróleo, teniendo en cuenta que no encontraron armas de destrucción masiva.
"No había ni flit para los mosquitos", sostuvo.
-- De Venezuela contó que a Facundo Cabral lo detuvieron cuatro horas en el aeropuerto porque en sus canciones hablaba de libertad.
-- De Italia cuestionó a su presidente Berlusconi por ser el dueño del 80 por ciento de los medios de comunicación.
"¿Qué democracia es esa?", dijo enojado.
-- De Sarkozy, el presidente de Francia, dijo que es hijo de inmigrantes polacos pero que ahora quiere echar a todos los extranjeros de su país.
-- Y siguió con Rusia, Cuba y España. No se salvó nadie.
¿Y por casa como andamos?
Fue entonces cuando comenzó un interesantísimo aunque doloroso resumen de la historia argentina (unos 200 años en no más de 20 minutos), comenzando con el exterminio de los aborigenes hasta llegar a la presidencia actual.
Las dos materias.
Enrique Pinti hizo un análisis del cerebro de los argentinos. Concluyó en que está formado por dos materias, una gris y la otra fecal.
La primera dijo que conforma el cerebro de los argentinos honestos, humildes, trabajadores, solidarios e inteligentes.
La segunda la de hombres sin palabra, ventajeros y muchos adjetivos calificativos más que sólo él los puede nombrar sin que lo miren feo.
Según ese análisis aseguró que las dos cosas que más nos importan a los argentinos son el sexo y el fútbol. Y estos también están compuestos por gente que tiene las dos materias.
El sexo logrado con la materia gris es el conmensurado, el otro el que se hace por obligación.
El fútbol de la primera es el de la fidelidad y el que trae recuerdos de la niñez, en cambio el siguiente es el violento, el de las barra bravas.
Polémico.
En una parte del espectáculo Enrique Pinti leyó un ensayo dedicado a reivindicar al trasero, para él siempre maltratado desde el lenguaje. Pese a que a una minoría no le cayó bien, el tema fue tratado con su particular análisis y causó más de una risa.