Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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Ian McKellen, un actor en busca de equilibrio

SAN SEBASTIAN (Télam) -- El reconocido intérprete británico Sir Ian McKellen, cultivado en el teatro con los clásicos de Shakespeare pero de gran popularidad gracias a filmes como El Señor de los Anillos y X-Men, recibió el Premio Donostia a la trayectoria del Festival de San Sebastián y afirmó que se convirtió en actor un poco para esconderse y un poco por timidez.




 SAN SEBASTIAN (Télam) -- El reconocido intérprete británico Sir Ian McKellen, cultivado en el teatro con los clásicos de Shakespeare pero de gran popularidad gracias a filmes como El Señor de los Anillos y X-Men, recibió el Premio Donostia a la trayectoria del Festival de San Sebastián y afirmó que se convirtió en actor un poco para esconderse y un poco por timidez.


 "Hay muchas clases de actores, pero básicamente existen dos tipos: uno es tan confiado y seguro que tal vez quiera interpretarse a sí mismo. Pero hay otros, como yo, que nos convertimos en actores no para mostrarnos sino para escondernos, quizás por timidez", dijo McKellen, que ganó la Concha de Plata al mejor actor en 1998 por su trabajo en Dioses y monstruos.


 Famoso mundialmente por su papel de Gandalf en El Señor de los Anillos, McKellen señaló que "la idea de estrella me es un poco ajena, pero si el público está contento con mi labor yo también lo estoy. Lo único que hice en mi vida es interpretarla lo mejor posible para ir mejorando mi carrera como actor".


 Para él, "Gandalf es un personaje maravilloso, un clásico de la literatura inglesa y del cine internacional. Es un privilegio para mí sobre todo porque se trata de un personaje muy bueno y resultó un papel muy agradable de hacer, y por eso --bromeó-- soy un gran fan de Gandalf".

Roles diferentes.






 Nacido en Burnley, Inglaterra, en 1939, McKellen es uno de los grandes actores británicos contemporáneos del cine, el teatro y la televisión, y gracias a su enorme versatilidad puedo interpretar papeles muy diversos, desde clásicos de Shakespeare a superhéroes de ficción, en películas independientes de cine de autor y en grandes superproducciones.


 En el cine, su prestigio se cimentó en papeles como el asombroso Ricardo III (1995) que hizo para Richard Loncraine; la interpretación del director de cine James Whale en Dioses y monstruos, de Bill Condon; o el nazi de Verano de corrupción (1999), de Bryan Singer.


 Tras una amplia trayectoria jalonada de premios, y dos candidaturas al Oscar, logró una gran popularidad con dos papeles fundamentales del cine fantástico reciente: Magneto en X-Men (2000), de Bryan Singer, y sus secuelas, y el mencionado Gandalf en la saga dirigida por Peter Jackson.


 "Siempre busco papeles diferentes, personajes que me propongan algo nuevo a lo que hice anteriormente. Si me aparecen papeles parecidos a alguno que ya he realizado no los acepto", señaló McKellen, quien además recordó que se dio cuenta que quería ser actor desde muy chico, cuando comenzó a participar de obras amateurs en el colegio y, luego, en la universidad.


 Si bien al principio quería ser periodista y luego cheff, en la Universidad de Cambridge una obra de Shakespeare en la que actuaba tuvo una muy buena crítica en un diario nacional y entonces se dijo a sí mismo: "Dios mío, soy lo suficientemente bueno para actuar en el teatro profesional".

Lo que viene.






 Mientras que en cine retomará el papel de Gandalf en The Hobbit, la nueva película del mexicano Guillermo del Toro, sus actuaciones teatrales más recientes fueron en las obras Rey Lear y Esperando a Godot, y en televisión protagonizó la miniserie El prisionero, que comenzará a emitirse en noviembre en Inglaterra.


 "Teatro o cine, a mí me gustan los dos por igual, siempre y cuando se cuente bien una historia. El ser actor es una profesión honorable y contar historias resulta esencial para nosotros, lo necesitamos desde la época de Homero, por eso nuestra profesión es admirada por tanta gente", reflexionó.


 "Se nos alaba demasiado y se nos dan demasiados premios, pero eso a veces se debe a las campañas de marketing. Creo que quizás la razón de que un actor sea admirado es porque está en la esencia de lo que es un hombre, ya que todos estamos cambiando y a menudo interpretamos diversos papeles durante un mismo día", arriesgó.