Siempre se vuelve al primer amor
--Jorge, venís seguido por Bahía. Cuesta pensar que después de tanto tiempo alejado (más de 30 años) seguís extrañando...
--La verdad cruda, la realidad, es que mi destino estuvo y está allá, en los Estados Unidos, pero cuando te ponés a pensar --y me ocurre bastante seguido-- en los que están acá, volvés todas las veces que puedas. Es algo que no logro disociar, ambas cosas van muy unidas.
--Entonces, ¿estás calculando en pegar la vuelta?
--No hoy y ahora, pero más adelante es una posibilidad que suelo barajar con mi núcleo familiar...
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Jorge Severini es básicamente recordado, al menos por la generación que en los años 70/80 estaba en la flor de la edad y concurría, y colmaba, la capacidad del teatro Don Bosco para presenciar y admirar en la pantalla de cine las proyecciones de la NBA, con las diabólicas evoluciones del Julius "Dr.J" Erving y otras estrellas de entonces.
Claro, era "eso" o nada, porque la televisión no había llegado con las emisiones de la afamada competición. Ni en directo, ni en diferido. Era la única forma de tomar contacto más fiel con el mejor básquetbol del mundo. Y en esos tiempos de los inolvidables choques Estudiantes-Olimpo y de los grandes logros del combinado bahiense el interés por el básquetbol se había transformado en pasión.
Sin embargo, nuestro entrevistado fue mucho más que un enlace con el "primer mundo" del juego de los cestos, con el que también nos comunicó gestionando la visita de John Chaney para que brindara inolvidable clínica. Fue, en nuestro ámbito, un deportista destacado que registra todo un hito: es todavía hoy el primer y único bahiense que alternativamente jugaba en la selección bahiense de básquetbol y en el combinado de la Liga del Sur.
Cómo llegó a planos tan destacados es lo que procuraremos explicar.
Deportista integral
Pasaron los años pero Jorge Severini, salvo que las canas fueron cubriendo su cabeza, sigue siendo el tipo ordenado, puntual, reflexivo, serio, meticuloso y profundo. Es difícil verlo caer en ligerezas o en lugares comunes.
También conserva buena memoria, de modo que no resultó complicado hacerle repasar sus años mozos, de plena actividad deportiva, que para una mejor comprensión separamos en dos capítulos básicos más allá que se desarrollaron paralelamente.
"Donde nací vivía pegado al club Independiente y con un grupo de chicos amigos hacíamos lo clásico: fútbol y básquetbol en una cancha abierta, con piso de mosaico. La verdad, éramos el terror del barrio porque empezábamos temprano (a los vecinos no les dejábamos dormir tranquilos la siesta) y terminábamos cuando caía el sol", memora.
Cumplido el ciclo de escuela primaria, sus padres se trasladaron a Bahía Blanca para que sus hermanos Humberto, Luis y él iniciaran el secundario.
"Apenas llegué me vinculé a Argentino en básquetbol y a Liniers en fútbol", comenta.
E inició así su trayectoria hacia ambas selecciones bahienses.
Bajo los tableros
"Mis primeros entrenadores, los que me enseñaron los fundamentos fueron `Pocho' (Alberto) Severini y Albérico Scoppa", reconoce agradecido.
Fue campeón del torneo local de cadetes y descolló entre sus compañeros, de modo que lo convocaron para el combinado celeste de esa categoría.
"Ganamos el zonal, en Punta Alta, invictos, tras superar al local, Mar del Plata y Tandil. En ese plantel estaban el `Patito' Tomás, Antonio Chicharro, José De Lizaso, Roberto Ojunián, mi hermano Humberto, Rubén Ozonas, Oscar Cappa y Jorge Peláiz.
"Como la rivalidad con los puntaltenses estaba en un punto crítico, recuerdo que algunos de los chicos volvieron a Bahía tirados en el piso del micro, para evitar algunas pedradas que nos cayeron".
Jugaba de escolta o alero. Era anotador, porque además de aceptable muñeca, insistía en penetraciones y tenía facilidad para armar su propio tiro.
--¿Es correcta esa definición, Jorge?
--¿Podrías agregar que era buen defensor, que me gustaba defender? (respondió bromeando, al tiempo que abrió una amplia sonrisa).
Con 16 años debutó en la categoría superior de Argentino.
En la temporada 64-65 fue campeón y máximo goleador de segunda de ascenso.
"Eramos un grupo que veníamos de las inferiores. Una linda camada con Suánez, Falcetta, Castarés, Alaggio, mi hermano Humberto, Radivoy, Parrota, Pastori y Morbiducci", explica.
En la siguiente temporada, en primera, Argentino terminó en un destacado tercer lugar.
"Ferrandi me citó para la selección mayor y jugar al lado de Fruet, Cabrera, De Lizaso, Cortondo y tantos más fue un gusto enorme y aprendí un montón", asegura.
Vale apuntar que Jorge produjo otro hecho singular aunque, en este caso, no único. Alistó en el combinado bahiense junto a su hermano Humberto.
No obstante que Argentino fue "su" club, pasó a Olimpo.
"Pero no llegué a jugar porque fue justo antes de viajar a los Estados Unidos", aclaró.
Entre dos arcos
Paralelamente Jorge Severini jugó fútbol. Y también sobresalió.
"En Independiente de Río Colorado mi primer técnico fue Nicanor Meneses. Cuando llegué a Bahía y me vinculé a Liniers, en sexta, mi conductor fue Pedro Belmartino, una leyenda del club", comenta al relatar sus comienzos.
"Desde las inferiores fuimos componiendo muy buenos equipo junto a Salthú. Agostini, Giordano, Félix, Coletto, Gigliole, `Cachula' Fornetti y Gerardi, entre otros. Aunque no te lo puedo precisar, sé que ganamos algunos campeonatos en inferiores".
Consagrado subcampeón y máximo artillero (jugaba de "9") en primera, su salto a la selección de la Liga del Sur no tardó en llegar.
"Tenía 18 años cuando me convocó Simón Fredotovich y me tocó jugar junto con `nenes' como Mendionde, Bosich, el `Laucha' Recio, Giménez, el `Bicho' Mosconi, Lamonega... con ellos fuimos campeones provinciales".
En Bahía nunca cambió de casaca. Pero Jorge tiene una extensísima campaña como futbolistas.
Por empezar, fue a la tercera de Estudiantes de La Plata.
"Ahí estaban Trullet, Zucarelli, Juanchi Taverna... y en las prácticas enfrentábamos a la primera, que contaba con Pachamé, Poletti, Bilardo, Aguirre Suárez, Malbernat, Manera, Verón (padre de la `Brujita') y Flores. ¿Qué te parece?".
--Jorge Horacio Severini nació en Río Colorado, calle Juan B. Justo al 500, el 17 de mayo de 1947.
--Está casado con María Petriw, de cuyo matrimonio nacieron Nicholas (26), George (22) y Marlena (21).
--Hizo sus estudios primarios en la Escuela Nº 18 de Río Colorado y el secundario en el Colegio Nacional de Bahía Blanca. Inició curso de derecho en la Universidad de La Plata, pero al año y medio lo dejó porque se alejó de la Argentina.
--Su ocupación laboral actual es la director de la Haverford High School, siendo técnico nacional en EPYSA.
--Reside en Havertown, Philadelphia, Estados Unidos.