Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Tiene 15 hijos y lo disfruta

Francisco Wyler asegura que la base para que sean personas seguras de sí mismas y tengan virtudes humanas, reside en que vean cuánto se quieren sus padres. "El mayor de mis hijos tiene 30 años y la menor ocho, digo, nueve. Esto me pasa muy a menudo". Así arrancó entre risas Francisco Wyler la entrevista telefónica con este diario desde Pacheco, provincia de Buenos Aires. Y no es para menos. En su matrimonio con Florencia Vázquez tuvieron quince chicos.


Francisco Wyler asegura que la base para que sean personas seguras de sí mismas y tengan virtudes humanas, reside en que vean cuánto se quieren sus padres.





 "El mayor de mis hijos tiene 30 años y la menor ocho, digo, nueve. Esto me pasa muy a menudo". Así arrancó entre risas Francisco Wyler la entrevista telefónica con este diario desde Pacheco, provincia de Buenos Aires. Y no es para menos. En su matrimonio con Florencia Vázquez tuvieron quince chicos.


 "Nosotros somos católicos y estamos abiertos a la vida. Dios quiso que tengamos quince y es una experiencia hermosa".


 El es licenciado en Administración de Empresas. Ella estudió traductorado, pero al casarse con 19 años y tener su primer hijo a los nueve meses, no pudo seguir.


 "Podría decir que mi mujer es ama de casa. Pero, también, es una investigadora sobre el manejo de las relaciones interfamiliares, la administración hogareña y las situaciones de conflicto cuando falta comida. Es una profesional acabada en muchísimas cosas", aclaró Francisco.


 Sobre su papel como padre de familia, indicó que en base a sus años de experiencia hoy no puede hablar de un estereotipo de padre determinado.


 "No era el mismo cuando fui padre del tercero como cuando lo fui del décimo. Me comportaba de una manera y la situación global de la familia era distinta. El ser padre es un aprendizaje permanente".


 Francisco dijo estar convencido de que el fin de toda familia es hacer feliz el matrimonio y dar educación a los hijos. Para ello trabaja en equipo con Florencia, ocupándose cada uno de los distintos ámbitos de la crianza.


 "Tratamos de no contradecirnos delante de los chicos. Aunque tengamos nuestras divergencias, las tratamos aparte y las decisiones son mutuas".


  Aseguró que para ser padre lo único que hay que tener es una mujer y, después, asumir el compromiso de enseñar a los hijos a ser buenas personas.


 "El problema está en decidir qué criterios uno debe aplicar. No hay casos absolutos y cada chico es un ser individual que tiene su propia personalidad.


 "Por más que un padre haga los esfuerzos que haga para tratar de educar de la mejor manera, el hijo tiene su libertad y toma sus propias decisiones. Por lo tanto, un mismo método en distintos chicos puede tener resultados completamente diferentes".

Asado multitudinario.




 La familia vive en una casa grande de General Pacheco. Se reúnen en los distintos meses del año para festejar sus respectivos cumpleaños y pasar las vacaciones todos juntos.


 Cuatro de los hijos Wyler ya viven solos. Los restantes, según su papá, se llevan bárbaro y, por eso, se pelean todo el tiempo.


 "Los medios con los que contamos son menores a las necesidades.
El tamaño de mi casa, por más que sea grande, no es un hotel. Hay que compartir y los chicos se la bancan".



 Ser padre de quince criaturas no es fácil. Pero más allá de las preocupaciones cotidianas, la alegría va a llegar hoy a la casa de los Wyler con un gran homenajeado.


 "Para el día del padre vamos a hacer un asado. Ya compré la carne, que gracias a Dios conseguí, y ahora tendré que preparar la parrilla para diez kilos".

Soledad Llobet.



La familia según Wyler

* Los turnos de lavar los platos y poner la mesa, como el hacer la cama o guardar la ropa, étc., ayudan a que los hijos asuman responsabilidades desde chicos.
* El fomentar que los más grandes ayuden a los más pequeños con sus estudios hace al sentido de solidaridad.
* El vivir algunas privaciones, inducidas o involuntarias, contribuye a que sean desprendidos y generosos.
* Tratar de ponerle humor a las contrariedades es otro de los puntos importantes para desdramatizar la vida.
* Educarlos en el uso de su libertad tiene riesgos, pero impide que sean manipulados y, de esta manera, actúen con menor influencia externa.
* El "equipo directivo" tiene que ser coherente con sus valores para que los chicos vayan creciendo con responsabilidad al tener cada vez más libertad.