Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

El hombre que trabajaba para Hitler

Nada de lo que se contará a continuación es cierto. Tampoco mentira. Sólo se sabe que alguien lo dijo... * * * Gustav Mönch se dio cuenta. Nadie iría en su ayuda ni de sus compañeros hasta esas pequeñas islas perdidas en el Atlántico Sur. Entonces, como pudo, se lanzó al mar con los demás y llegó hasta Tierra del Fuego.




 Nada de lo que se contará a continuación es cierto. Tampoco mentira. Sólo se sabe que alguien lo dijo...

* * *






 Gustav Mönch se dio cuenta. Nadie iría en su ayuda ni de sus compañeros hasta esas pequeñas islas perdidas en el Atlántico Sur. Entonces, como pudo, se lanzó al mar con los demás y llegó hasta Tierra del Fuego.


 La leyenda dice que el alemán --que había navegado hasta las Malvinas en uno de los buques que comandaba Maximilian Graf von Spee y que murió en las islas en diciembre de 1914-- convivió con los onas y que tiempo después empezó a subir por ese larguísimo país que sería su tierra por varios años.


 Antes se refugió en Uruguay y se casó con Emilia Jost.


 A las islas había llegado después de que soldados ingleses lo tomaran prisionero al ganarle la Batalla de Malvinas a los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial.


 Después de su paso por la sala de máquinas de buques germanos, el "espía nazi" sabía lo suficiente como para ser contratado por la Italo Argentina, empresa que proveía de energía a Buenos Aires desde 1912.


 Esa misma empresa se hizo cargo de suministrar luz en Bahía Blanca desde 1926 a 1948 cuando el presidente Juan Domingo Perón nacionalizó los servicios.


 Fue así que en 1932 le encargó la construcción del castillo a la empresa alemana GOP y junto a la creación del sitio que serviría para generar energía destinó en el mismo predio una casa para el jefe de planta, que había hecho experiencia en San Fernando (Buenos Aires).


 Ese sitio, desde la ocupación de Mönch, pasaría a ser la Casa del Espía. No hay nada escrito, aunque los relatos de los habitantes whitenses cuentan que este hombre era sospechado de ser un informante del régimen de Adolf Hitler en plena Segunda Guerra Mundial.


 La cercanía con el puerto le daba a Mönch la posibilidad de divisar el movimiento de los barcos y situarse en un lugar privilegiado y estratégico para ser requerido por la cúpula alemana.


 La situación mundial favorecía las habladurías de la gente: en todos lados había alguien que no pertenecía al lugar y que tenía pinta de trabajar para los aliados o para el Eje.

El "Ussukuma en White"




 Pero la versión tiene un documento que si bien no es contundente invita a sospechar.


 En 1939 cuando la Segunda Guerra Mundial ya se había desatado, el buque alemán "Ussukuma", que hacía la ruta Hamburgo-Sudáfrica, estaba en altamar. Es en ese momento que se entera del conflicto bélico y decide cambiar de rumbo y recalar en las aguas whitenses el 11 de octubre de 1939.


 Cuando llega a la ría es recibido por Mönch, quien al parecer les hace el "favor" de proveerlo de combustible no sólo para su funcionamiento sino también para abastecer a otros barcos que ya estaban librando la batalla contra los aliados, entre ellos el "Graf Spee".


 Quienes defienden la teoría de que Mönch era un espía nazi arrojan sobre la mesa que el barco fue hundido frente a las costas de Necochea el 5 de diciembre de 1939, un día después de dejar Ingeniero White, en el marco de una historia apasionante que será relatada en estas mismas páginas el domingo venidero.


 Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Interpol se lanzó a la búsqueda de Hitler --en ese momento no se conocía la noticia de su suicidio.


 Tenía la sospecha de que el líder alemán había escapado hacia la Argentina en un submarino (hay relatos de gente que vio algunos rondando la zona ubicada entre Mar del Plata y San Antonio Oeste) y es por eso que todo aquel alemán que viviera cerca de la costa era sospechoso de alojar al Tercer Reich. Es en ese marco que cae Mönch, quien es atrapado luego de que allanaran su casa.


 De ahí en más poco se sabe del destino del alemán. Dicen que estuvo viviendo en Rosario y que pasó sus últimos días en su país natal.


 La casa, que tuvo dos habitantes más (Aloisio Slasky y Alberto Campiano, también jefes de planta de la usina), se guardó el misterio y dejó la duda.


 Hoy combina la historia del Eternauta de Héctor Oesterheld, a San Jorge atacando al dragón como el guardián de la usina y al Gauchito Gil a quien los camioneros le levantaron varios altares al borde de la ruta mientras esperaban cargar en el puerto.


 ¿Habrá sido Gustav Mönch un hombre al servicio de Hitler? Hasta ahora, la pregunta sigue sin respuesta.



Triple programa








 La Casa del Espía, que está ubicada en Juan B. Justo 3885 de Ingeniero White, tiene un objetivo: guardar esas historias que no tienen comprobación escrita, pero que han circulado durante años por la localidad portuaria.


 El paseo completo incluye al Museo Taller Ferrowhite, que muestra la historia del ferrocarril en Ingeniero White y al castillo que funcionó como usina. Además de disfrutar de un café, un capuchino o una porción de torta.



El libro del futuro








 El sábado 26 del corriente, a las 19, en la Casa del Espía, se presentará el libro "Cómo era Bahía Blanca en el futuro", que recopila textos de fines del siglo XIX con relatos de la visión que la gente de la época tenía sobre el porvenir de la ciudad.



Otras historias misteriosas


* El hombre chancho.
Al caer la tarde en los alrededores de la estación Garro, era frecuente ver un personaje mitad animal, mitad humano.
"A mí me mandaban a hacer los mandados, pero ni loco pasaba por donde estaba el hombre chancho", dice Pedro Caballero.
Sus gritos solían cortar la calma nocturna de White, su sombra se movía entre los tamariscos.
¿Había nacido el pobre con una malformación y por eso se ocultaba a la vista de los vecinos? ¿O más bien, como opinaban algunos, se trataba de un "perturbado mental" que se disfrazaba por las noches? ¿Era un mutante? ¿Un monstruo? o ¿Un próspero comerciante whitense víctima de una maldición por vender salamines en mal estado? ¿Qué relación tenía con los carneros rompehuelgas?


* EL ferroviario que viajó más lejos.
1975. Carlos Díaz abandona el galpón de locomotoras de Ingeniero White a la una, luego de comprar "La Nueva Provincia". A las tres su mujer recibe una llamada telefónica que le avisa que en un hospital de Buenos Aires, con pérdida leve de memoria y el desconcertante ejemplar del diario en la mesita de luz, está su esposo.
¿Qué había pasado en esas dos horas? ¿Cómo recorrió 700 kilómetros en tan poco tiempo?


















 El ferroviario más veloz de la Argentina recuerda haber quedado paralizado sobre la playa de maniobras, bajo un haz de luz blanca... y no puede decir mucho más.


 Fabio Zerpa llega para entrevistarlo y anuncia a la prensa: "Ingeniero White es un polo electromagnético que atrae a los extraterrestres. Carlos Díaz fue abducido por un OVNI". Ayudado por el célebre investigador de hechos paranormales, Díaz reconstruye su viaje y declara: "Estuve en Saturno".

* La Reina del Mar.
Por muchos años, una mujer venía a nadar todos los días a la playa del castillo. Incluso los días que hacía cuarenta grados y rondaban mosquitos peligrosos como misiles.
En primavera, bajo la lluvia. En otoño, con viento del sur. En invierno, con dos grados bajo cero. Siempre estaba ella en la playa del castillo. Dicen que se llamaba Celestina, que venía de Bahía Blanca en tren todas las tardes a la hora de la siesta y que de la estación de tren de White se dirigía a la playita.






 Los vecinos del bulevar la bautizaron la Reina del Mar, aunque ella jamás hizo valer sus títulos de nobleza sobre cangrejales y canales barrosos. Parece que se conformaba con estar. Hay quien dice que en su juventud se había enamorado de un marinero que estuvo unos meses en White, y que por eso iba a esperar su vuelta cada tarde. Hay quien dice marinero, hay quien dice Capitán, y no falta quien sentencie: Almirante.


 También hay quien sostiene que un médico le había recetado esas inmersiones, con motivo de alguna enfermedad extraña, y quien opina que estaba loca, "la pobre".


 Algunos, muy en secreto, dicen que se trataba de una reina en serio, que Celestina era una sirena varada por algún motivo extraño en Bahía Blanca, no se sabe, algún trámite tal vez, y que esperaba que la vinieran a buscar.