No hacer oídos sordos al ruido
UNO DE CADA tres jóvenes de hoy se encuentra expuesto a serias consecuencias en su sistema auditivo a causa de su frecuente contacto con altos niveles de ruido. Así lo determino una investigación que desde hace un par de años se viene realizando en la ciudad de Córdoba, con la participación de profesionales del Centro de Investigación y Transferencia en Acústica de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional y de otros organismos especializados de aquella capital. Es obvio que, con ligeras diferencias, los alcances del problema han de resultar similares en otras ciudades de nuestro país, dado que los hábitos de la juventud no exponen diferencias entre una zona y otra.
SOBRE TODO, se pone el acento en la arraigada costumbre de escuchar música a alto nivel, ya sea en locales de diversión nocturna como mediante aparatos de uso personal, tan difundidos en estos tiempos. Pese a que se ubica en los 85 decibeles el límite del ruido considerado peligroso, en varias discotecas cordobesas se detectaron índices de alrededor de 110 y picos de 119 decibeles. Semejante diferencia explica claramente los riesgos a que se ven sometidas las personas congregadas en esos ambientes.
LOS ESPECIALISTAS llevan a cabo su estudio sobre un grupo de estudiantes de varios establecimientos, con la finalidad de realizar un seguimiento en la evolución de las funciones auditivas hasta que los jóvenes cumplan los dieciocho años. Ello se complementa con periódicas sesiones de asesoramiento y con la eventual derivación a centros asistenciales cuando el caso lo justifique.
LA SERIEDAD del trabajo está avalada por haber sido publicado en "The American Journal of Audiology". Sus autores subrayan que, asimismo, la labor encarada permitirá determinar la capacidad auditiva de los jóvenes mediante técnicas modernas en la materia, que posibilitarían predecir futuras situaciones de hipoacusia motivadas por la regular exposición al ruido. Uno de los participantes en el programa formuló una advertencia digna de ser subrayada: la percepción auditiva va disminuyendo progresivamente desde las frecuencias altas (agudos) hacia las que intervienen en la comprensión del lenguaje hablado, lo cual deteriora la comunicación interpersonal.
EN SUMA, se trata de una investigación que ratifica en todos sus términos la importancia de esta cuestión, directamente relacionada con la salud de la juventud. Es obvio que, bajo tales parámetros, corresponde a los padres y a los profesionales especializados advertir con precisión a los jóvenes acerca de los peligros a que se ven expuestos debido a este acendrado hábito de dejarse llevar por el llamado "ruido social". No cabe concluir sin dejar consignado que a cuanto sucede en aquellos ámbitos debe añadirse la contaminación sonora que soportan las ciudades --como sucede en Bahía Blanca--, debido a la agresión causada por caños de escape y por desmedidas aceleradas que los enamorados del vértigo imprimen a sus vehículos de dos o cuatro ruedas. Desde diversos flancos, el oído humano recibe ataques a los cuales no se les presta, en el momento, el debido interés. Pero las consecuencias llegan con el tiempo.