La historia de una actividad muy importante
La palabra Farmacia viene del griego pharmakon, medicamento.
La Farmacia, el arte y la ciencia de identificar, escoger, conservar y combinar las drogas de origen animal, vegetal o mineral y la Medicina, el arte y la ciencia de devolver y conservar la salud mediante la administración de dichas sustancias, son profesiones afines que fueron inseparables en los primeros períodos de la Historia y el ejercicio de ellas era confiado a un mismo individuo que con frecuencia era al mismo tiempo sacerdote o jefe religioso.
El primer manuscrito perteneciente a la Farmacia y a la Medicina es el llamado Papiro de Ebers, que data aproximadamente del siglo XVI antes de Cristo.
La Farmacia y la Medicina científicas separadas de la Mitología, comenzaron con Hipócrates cinco siglos a.d. Cristo.
Galeno, médico griego que alcanzó la ciudadanía romana, el más famoso médico de la antigüedad después de Hipócrates, era farmacéutico y preparó tantos compuestos de drogas vegetales que aún hoy se conocen con el nombre de "preparados galénicos".
En el siglo XI se fundaron grandes escuelas del saber en Bagdad, Córdoba, Sevilla y Toledo a las que siguieron las de Montpellier, Padua y Salerno. En estas escuelas se enseñaba la Farmacia como parte del estudio de la Medicina.
La primera referencia que se tiene de la separación de estas dos ramas se halla en el Decreto de emperador Federico II de Sicilia, quien en 1233 expidió un edicto que reglamentaba el ejercicio de la Farmacia en su reino.
El primer cuerpo organizado de farmacéuticos se creó en Brujas, Bélgica, en 1297, en forma de sociedad secreta que tuvo su edificio propio, constitución y sello oficial.
La primera farmacopea nacional fue la de Francia, publicada en 1818 con el nombre de Codex Medicamentarius Gallicus.
El ejercicio de la Farmacia ha tenido notables variaciones durante los distintos períodos históricos, pero continúa teniendo como finalidad principal la preparación y despacho de agentes medicinales.
Recetas increíbles
Las antiguas formas farmacéuticas merecen un capítulo aparte en la apasionante historia de la farmacia.
La Tabla Médica de Nippur es una de las colecciones de recetas más antiguas y, probablemente elaborada por un médico sumerio, está escrita en caracteres cuneiformes, típicos de unos 2100 años antes de Cristo.
En el siglo pasado, fueron famosos los caldos medicinales, cuya doble función consistía en alimentar y servir como elemento terapéutico.
Uno de éstos era antiespasmódico y se preparaba con carne magra de vaca, raíz de valeriana, hojas de achicoria, lechuga, peonia, naranjo y éter sulfúrico.
Los saquillos, bolsitas confeccionadas en tela rellenas con drogas medicinales y aromáticas, fueron utilizados para combatir distintas afecciones: contra los tumores de pecho, saquillo resolutivo de tandrón (yoduro de potasio, esponja pulverizada, cloruro de amonio y de sodio); para combatir el reuma, saquillo antirreumático (alcanflor, benjuí, euforbio y cloruro de amonio).
Otras originales formas farmacéuticas fueron los bizcochos medicinales, elaborados conjuntamente por el farmacéutico y el pastelero.
La farmacia entregaba las drogas pulverizadas o disueltas, para que se mezclaran con masa de bizcochos. El procedimiento era supervisado por el profesional médico. En general, se utilizaban en medicamentos pediátricos. Los chicos golosos, encantados.