Con cuerpo y alma al desnudo
Por la mañana, descansaron en la habitación del primer piso de un hotel montehermoseño. Ya era mediodía cuando decidieron bajar a comer.
Graciela Alfano descendió lentamente por las escaleras. Vestía sombrero tipo cowboy camuflado, una bikini blanca muy escotada y una minifalda de jean ajustadísima. Matías Alé la custodiaba de cerca.
Ella pidió un mate cocido y una banana, mientras que él pefirió jamón, queso, ensalada de frutas y un licuado.
"Para mantenerme necesito sacrificarme, aunque sé que tengo un cuerpo privilegiado. Como podés ver, mi cuerpo es sano por afuera y por adentro", dijo la vedette en alusión su almuerzo.
-- Es como una persona mayor adentro de un cuerpo joven.
-- Desde chiquita que soy media viejita. Mi mamá me decía que era una niña rara. Siempre tuve mucha madurez. Con los años profundicé muchas cosas.
"Comencé a bailar a los 46 años cuando las bailarinas ya están jubiladas. También a esquiar y si quiero nadar también puedo".
--¿Cuánto piensa que aguantará el cuerpo?
-- No sé, yo vivo el presente. Es lo más realista que te puedo decir. No sé si mañana estaré.
-- ¿Se considerá una buena actriz?
-- Soy muy profunda. Creo que los actores somos atletas de las emociones. Tengo un cuerpo muy expresivo. Afortunadamente la vida me dio muchas experiencias que puedo transmitir sobre el escenario.
-- Sin embargo nadie se animaría a decir que Graciela Alfano es una gran actriz.
-- Hoy, gracias a la cirugía, todas están buenas y eso me alegra. Mi carrera se dio mucho más por el lado del cuerpo porque era una figura erótica, un sex-simbol. Pero claro, a ese éxito hay que acompañarlo y sacarle provecho.
"Luego la vida te da otras oportunidades. De hecho, si hoy no me desvistiera todos se enojarían".
-- ¿Qué opinión le generan las producciones entre mujeres que están tan de moda?
-- Yo me llegué a sacar fotos con un mono, una serpiente y hasta un tigre de bengala. Estoy a favor de las relaciones entre cualquier género. Todos somos libres.
-- ¿Cada uno tiene que hacer lo que le parece?
-- No estoy yo para juzgar a nadie. Simplemente hay que decir lo siguiente: "vamos a jugar, no a juzgar". Hay que tener una mirada abierta, mirar a otro con amor y que cada uno haga lo que le de la gana. Para eso tiene la vida.
-- Tanto su pareja como usted se desnudan sobre el escenario y son personas muy codiciadas ¿cómo manejan los celos?
-- Hablamos mucho, los celos tienen que ver con pensamientos. Generalmente con una baja autoestima o inseguridad. Si la otra persona logra darte seguridad está todo aclarado. Nosotros nos contenemos mutuamente.
-- Citando a José Luis Perales muchos hombres argentinos se preguntan ¿y cómo es él?, ¿en qué lugar se enamoró de ti?, ¿de dónde es?, ¿a qué dedica el tiempo libre?
-- El es un misterio como lo somos todos. Eso es lo que tiene de atractivo. Me sumerjo todos los días en un océano diferente. "Se enamoró de mí a los 13 años. Era fanático de mi carrera, había ido a un colegio donde iban mis hijos y desde entonces se enamoró. Es el cuento del admirador que llega a la persona de sus sueños y convierte una fantasía en una realidad.
"El tiempo libre lo dedica, como todo varón argentino, a jugar al fútbol, a la Play Station y al mundo infantil de los varones. Cuando lo invitan a jugar un picadito en la playa ni me pregunta y me dice: `yo llego para la función ¿sí?'".
Como una gata juguetona
Graciela es consciente de que su papel en Como gatos callejeros es uno de los más comprometidos que le tocó afrontar. Lo hace junto a Matías Alé y a Daniel Cicaré Gauna.
La obra pertenece al prestigioso actor y dramaturgo brasileño Xuca de Oliveira. Hace nueve años ininterrumpidos que permanece en el cartel de San Pablo con su verdadero nombre Gato Biralata.
"Mi personaje es muy disparatado y divertido. En el tramo final, tiene que conseguir cuatro emociones diferentes y penetrar en el espectador. Para eso hay que tener mucha personalidad, fuerza, concentración y tener bien claro lo que uno quiere generar", contó Alfano.
-- Sobre el escenario no hay Photoshop, tienen que estar excelentes.
-- El actor tiene que perderle el miedo al ridículo y el miedo a sacarse la ropa. Tiene que desnudar el alma y el cuerpo siempre de una manera seria y agradable.
-- Matías Alé lo perdió enseguida. Esta es su segunda obra y ya se saca el pantalón.
-- Las mujeres lo aplauden y gritan. Me dicen: "estoy cansada de mujeres desnudas sobre el escenario. A mi marido se le cae la mandíbula".
"Cuando Matías se baja el pantalón las mujeres me dicen: `compartimos tanto tiempo a nuestros maridos con vos que ya era hora de que compartas el tuyo con nosotras'".
Esas historias difíciles
-- La obra trata sobre las relaciones complicadas de pareja ¿cuál es el mensaje?
-- Cuando no sabés cómo salir de una relación adictiva y sabés que es una obsesión, te volvés el peor enemigo de vos mismo. La obra te muestra que existe la posibilidad de hacerte dueño de tus éxitos y de tus fracasos.
"Solamente cuando te hacés dueño de tus fracasos tenés la posibilidad de salir de esa relación o de hablar para que el problema vaya desapareciendo".
-- ¿Qué muestran sobre el escenario?
-- Tiene todos los condimentos. La gente ve desnudos y escenas eróticas. En el final el actor deja pensando a toda aquella gente que hoy está involucrada en ese tipo de relaciones tan difíciles.
-- Antes de comenzar con la entrevista, le preguntó al mozo y a algunos de los fans que se acercaron a qué signo del zodíaco pertenecían y los advirtió sobre su futuro ¿Cree en la predestinación?
-- Me atrae todo el mundo invisible. Creo que hay una energía de nuestras mentes que confluyen en algún plano del pensamiento. Es muy fuerte y genera mucha de las cosas que nos pasan. También creo en la energía de los planetas y de las estrellas.
-- El día de mañana podría tirar las cartas.
-- Quién te dice... Si se termina un negocio quizás se de otro (risas).