Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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REFUGIO DE GAUCHOS MATREROS

La Sierra de las Quijadas, en San Luis, es una sucesión de paisajes de la era mesozoica que combina grises con el rojo de la arenisca, y donde la erosión de las lluvias escasas creó esa maravilla que es el Potrero de la Aguada, una hoyada cuyas paredes muestran sedimentos de más de 200 millones de años.


 La Sierra de las Quijadas, en San Luis, es una sucesión de paisajes de la era mesozoica que combina grises con el rojo de la arenisca, y donde la erosión de las lluvias escasas creó esa maravilla que es el Potrero de la Aguada, una hoyada cuyas paredes muestran sedimentos de más de 200 millones de años.


 Esta sierra donde habitaron dinosaurios voladores y que los científicos comparan con las rocas del Gran Cañón del Colorado, está dentro de un Parque Nacional, en el Corredor de los Comechingones, y no tiene agua ni luz.


 Más allá de que se llega a él por una ruta asfaltada -- en toda la provincia el asfalto es una constante --, llegar al Parque Nacional Sierra de las Quijadas significa tomar ciertas precauciones, como llevar combustible suficiente porque en el camino no hay estaciones de servicio.


 Pero las cosas parecen estar cambiando. Cuando se creó, en 1991 sobre 150 mil hectáreas, sólo contaban con un empleado formal y dos contratados, desde 2004 la dotación permanente ascendió a 14, hay dos voluntarios y posee una flota de tres vehículos, además de un camión y dos motos.
Rubén Neira es un experto guardaparque que trabajó muchos años en el Parque Nacional Los Alerces, en Chubut, y que dejó los bosques prístinos que se levantan entre los Andes y los espectaculares lagos sureños porque, como él mismo explica la familia había crecido y necesitaban una ciudad cercana.



 Aunque no lo dice, seguramente no le fue fácil asimilar el tránsito permanente hacia una zona agreste y poco desarrollada, y acostumbrarse a vivir en la ciudad de San Luis, a 120 kilómetros del parque.


 "Tuve que aprender a tomar café en los barcitos sanluiseños, rodeado de mucha gente y no hacerlo más a cielo abierto", reconoce.


 Rubén dispone ahora de 27 guías turísticos autorizados y de siete empresas de turismo habilitadas para llevar visitantes a recorrer el parque.


 El recorrido del parque se realiza a través de tres senderos: el de farallones, el de huellas de dinosaurios y el de guanacos. Este año se va a comenzar a reformular un sendero para todo uso y para todos los visitantes, que sirva para acceder a un paisaje tan único como majestuoso, a pesar de clima agresivo.


 El objetivo, que ya se está concretando, es trabajar con la gente de los pueblos cercanos. Fue así que en San Antonio se formó una Comisión de Fomento que tomó a su cargo el cobro de la entrada al parque y de lo que se vende en la proveeduría --especialmente agua y protectores solares--, recaudaciones que se destinan a obras para esa comunidad.


 A las instalaciones se le suman tres baños, un área para acampar y 1.600 metros de miradores demarcados, y se está proyectando, con una ONG local, la instalación de un salón para exhibición y venta de artesanías.


 "Integrando a los pobladores lo que tratamos de crear es una base, un sustento que sirva para tentar a los inversores privados", cuenta Rubén.


 Inversiones que llegarían mucho más rápido si la provincia llevará luz al parque, un servicio que llega a sólo 20 kilómetros de este monumento natural.


Según cuenta la leyenda







 El que conoce estas tierras más que a sus manos es el baqueano Pilar Rodríguez, 70 años largos, atuendo de gaucho y puñal al cinto. Las conoce porque las tierras de la entrada del parque, donde está la pequeña infraestructura y tres viviendas de servicio, fueron suyas hasta que el estado provincial se las compró.
En su actual casa de Hualtarán, donde la pava para el mate dulce siempre está lista, Pilar recuerda que fue a principios del 1900, o tal vez a fines del 1.800, cuando una banda de gauchos matreros saqueaba carretas y se escondía en el Potrero de la Aguada.



 En esas fugas sólo se detenían a faenar algún vacuno, para asarlo y alimentarse, dejando en la tierra seca la descarnada quijada de los animales. Esos huesos era lo único que encontraban las patrullas que los perseguían en vano.


 Tantas tropelías cometieron, y tan imposible era seguirlos en esos laberintos pétreos, que la policía decidió ofrecer una buena recompensa a quienes atraparan a "los bandoleros de las quijadas", apelativo que devino en el nombre oficial de esta sierra que es el principal atractivo del Parque Nacional Las Quijadas.


Un lugar con misterio









 Al llegar al Potrero de la Aguada hay que dejar los vehículos y caminar hasta el Mirador de Elda.


 Los que están en buen estado físico se adentran por el circuito de huellas y descienden hasta el valle donde hay un yacimiento con huellas de dinosaurios.


 El descenso se realiza entre paredes de 200 metros de altura, que se elevan como gigantescas columnas.


 En la bajada se atraviesan montecitos de quebrachos blancos y se escucha el alboroto de los pájaros, la estampida de guanacos y ñandúes y el paso cansino de los burros salvajes.


 El final es una profunda garganta de paredes cóncavas y una larga muralla roja que asombra por su verticalidad. La sensación es la de haber descendido a las entrañas de la tierra.


 A simple vista la sierra es una espectacular formación de graderías, farallones, acantilados y cornisas que semejan palacios monumentales, que muestran el color rojizo de la arenisca y las formas extrañas que el viento cinceló en ellos sin prisa y sin pausa.


 En medio de la aridez de la roca, el verde intenso de la chica y el chañar, y más allá de la jarilla y el quebracho blanco, y de otras plantas que cuelgan de las altísimas paredes de roca donde se refugian los pumas.


 Vestigios, todos, de aquel perdido paisaje salpicado por ríos y lagunas que rodeaba la sierra hace 150 millones de años, donde se conserva el yacimiento de fósiles "Loma del pterosaurio", donde hace 100 millones de años hubo un lago.


 Aquel era el tiempo de los pterosaurios --los dinosaurios voladores--, mientras que los habitantes de ahora son los tímidos pecaríes, las rápidas maras y también los guanacos, los pumas y los codiciados zorros grises.


 Además habitan este parque especies que necesitan ser protegidas, como la tortuga terrestre común, el halcón peregrino y la reinamora.


 El misterio de este lugar comenzó a develarse en 1937, cuando se realizaron en la sierra los primeros estudios paleontológicos, de los que surgió la formación El Jume, cuya antigüedad se estimó en 120 millones de años.


 Allí se encontraron huellas de dinosaurios y también fósiles y pisadas de invertebrados.


 Cincuenta años más tarde el investigador Canals Frau reveló en su libro Las poblaciones indígenas de Argentina que había huarpes en las sierras centrales de San Luis, una comunidad que desapareció cuando llegaron los españoles en el siglo XVI.


 Pero algo de ese pueblo aún permanece: los hornillos que usaban para cocinar fabricados con tierra arcillosa y quemada que aparecen en el parque en grupos de 30 o 40 y semejan manchones dentro de lo que se estima fue un gran asentamiento indígena.


 Los investigadores piensan que probablemente estos hornos se habrían usado para producir piezas de cerámica, ya que los fragmentos que se encontraron tienen excelentes condiciones térmicas de fabricación.


 


DATOS DE INTERES

* Tarifas de acceso: 6 pesos para turistas nacionales; 12 para turistas extranjeros; 3 para visitantes locales y estudiantes, y los niños y jubilados ingresan sin cargo.
* Distancias: El Parque Nacional Sierra de las Quijadas está a 120 kilómetros de la ciudad de San Luis por la Ruta Nacional 147; a 220 de Villa de Merlo y a 250 de la ciudad de San Juan.
* Circuitos: caminando se pueden recorrer los miradores, un trayecto que demanda entre 45 y 60 minutos. El circuito Huellas se realiza en 2 horas y Farallones en 5.
* Informes: Oficina del Parque 02652-445141 y Casa de San Luis en la Capital Federal, Azcuénaga 1083, teléfono 4822-0426 y www.parquesnacionales.gov.ar


MAS INFORMACION

* En este parque se filmaron escenas de la película "Un lugar en el mundo", coproducción argentino-española.
* El Corredor Bio-Comechingones abarca las localidades de Villa de Merlo, Carpintería, Los Molles, Cortaderas, Villa Larca, Papagayos y Villa del Carmen.
* El desarrollo de este parque está previsto en el Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable, para el período 2006-2011
* Sierra de los Comechingones es un macizo orientado de Norte a Sur, de 90 kilómetros de largo y de entre 20 y 25 kilómetros de ancho, en el límite de las provincias de San Luis y Córdoba.
* La Administración de Parques Nacionales lleva adelante un programa de asistencia técnica con Francia, con el Parque Regional de Vercors como operador técnico, con la participación de la secretaría de Medio Ambiente, la Secretaría de Turismo de la Nación y la provincia de San Luis.



















 

30.033

turistas pasaron por La Sierra de las Quijadas durante el año 2005. La mayor afluencia se registró en 2002 con la llegada de 34.738 visitantes.