Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Un cuento infantil con buen ritmo

La vaca Otis sólo desea pasar sus días bailando y viviendo "la vida loca", todo lo contrario de lo que su padre, la vaca Ben, intenta inculcarle. Quien haya leído atentamente el primer párrafo estará tentado de pensar que existe una incompatibilidad de géneros. Antes de continuar vale decir que en La granja, las cosas son así: los machos vacunos son vacas y tienen ubres.




 La vaca Otis sólo desea pasar sus días bailando y viviendo "la vida loca", todo lo contrario de lo que su padre, la vaca Ben, intenta inculcarle.


 Quien haya leído atentamente el primer párrafo estará tentado de pensar que existe una incompatibilidad de géneros. Antes de continuar vale decir que en La granja, las cosas son así: los machos vacunos son vacas y tienen ubres.


 Aclarado el punto, Ben es una suerte de patriarca para el resto de los animales, y no sólo por su edad y su nobleza, sino porque es quien mantiene unido y seguro al grupo, a quien protege del acecho de los coyotes cuando el granjero regresa a su casa.


 Ben intenta inútilmente pasar ese legado a Otis, adoptado cuando pequeño, aunque un hecho trágico modifica el rumbo y Otis debe hacerse cargo de la responsabilidad, por imperio de las circunstancias.


 Sobre los conflictos del joven durante ese proceso de maduración se centra la trama de este filme que produjeron los responsables de Jimmy Neutrón y es protagonizado por toda la variedad posible de animales de granja, en versión humanizada.


 Vacas locas que toman leche, conducen automóviles y motos y viven eternamente de jarana; ratones, chanchos, burros y gallos que bailan rock en la discoteca que cada noche se improvisa en el granero, y hasta una bestia importada de Tasmania para el momento del can-can, se ven desfilar, entre otros, por la pantalla. Todos, en dos patas, cuando los ojos humanos toman debida distancia.


 Claro que cuando los habitantes de la región se acercan peligrosamente, "algo" hay que hacer para seguir manteniendo el secreto y es precisamente en esos cruces entre animales y humanos cuando se producen las situaciones más graciosas.


 Como toda creación animada de factoría estadounidense, siempre en algunas escenas hay alusiones o citas a otras películas como el caso de la próxima a estrenarse, La telaraña de Charlotte.


 La esperada moraleja, mensaje obligado en los cuentos infantiles cuenta que a todos nos llega el momento de asumir nuestras obligaciones y que la moral indica que los más fuertes deben cuidar de los débiles.


 El cuento infantil cierra, la moraleja queda tras una hora y media de buena y sana diversión.




  M.I.D.C.