El divorcio de McCartney, una pesadilla de rencor y dinero
LONDRES (AFP-NA) -- El divorcio del ex Beatle Paul Mc Cartney y Heather Mills tomó un giro incluso más agrio en las últimas horas, tras reportes de prensa según los cuales el cantante abusó de ella durante su matrimonio.
Quizá por los cientos de millones de dólares que están implicados, este divorcio se vuelve cada vez más una pesadilla, y a los británicos parece dolerles ver al cantante, un ícono en Gran Bretaña, protagonista de lo que parece una mala telenovela, llena de rencor y amargura.
El divorcio volvió a la primera plana luego de versiones de prensa según las cuales Mills presentó documentos legales acusando a McCartney de usar la violencia y consumir drogas.
Según esos reportes, los documentos del divorcio afirman que McCartney atacó violentamente a Mills, con quien estuvo casado cuatro años y tiene una hija de 2 años llamada Beatrice, produciéndole incluso un corte en el brazo con un cristal de una copa rota de vino.
Las versiones de prensa se basan en un documento de 13 páginas que supuestamente fue presentado por Mills como respuesta a la petición de divorcio de McCartney.
McCartney, quien hasta ahora ha mantenido silencio y ha emitido repetidas solicitudes para que respeten su privacidad, advirtió en la declaración, emitida mediante su equipo de abogados, Payne Hicks Beach, que se defenderá "enérgicamente" de las acusaciones vertidas por Mills.
Tras cuatro años de matrimonio, Mills ha pedido unos 300 millones de euros (385 millones de dólares) en concepto de indemnización para ella y su hija.
Secretos de diván.
También se conoció esta semana que McCartney está yendo al psiquiatra para que le ayude a sobrellevar el trance del divorcio.
En declaraciones publicadas por "The Sun", un amigo del cantante aseguró que Paul está "conmocionado" por las acusaciones de la ex modelo, y señala que la amarga batalla legal por su separación está "haciendo estragos" en la salud del músico.
"Ha visto a un psiquiatra para hablar sobre ello. Está sufriendo mucho y las mentiras de ella sólo contribuyen a aumentar su angustia", dijo.
Según el amigo del músico citado por "The Sun", el círculo del cantante está sorprendido por las acusaciones, ya que la estrella del pop no tiene un carácter nada violento.
"Conocí a su mujer Linda (fallecida en 1998 debido a un cáncer) 20 años y nunca jamás se quejó de que él le hubiera puesto un dedo encima", declaró al diario.
Según esta fuente, el mayor apoyo del músico, de 64 años, en estos duros momentos son sus hijos Mary, de 37 años; Stella, de 35; y James, de 29.
Por otra parte, una activista amiga de Heather Mills salió en su defensa para desmentir las acusaciones de que la ex modelo es una oportunista o fantasiosa.
Juliet Gellatley, fundadora de la organización Viva de defensa de los animales y la Fundación Vegetariana, en las que está involucrada Mills, aseguró que es "encantadora y cálida" y está muy comprometida con las causas que defiende.
"No sé cómo lleva el divorcio. Lo único que puedo decir es qué me parece Heather como persona, y creo que es encantadora, cálida y muy apasionada, y tiene un gran sentido del humor", declaró Gellatley a la cadena de televisión GMTV.
¿Todo por las focas?
Un ministro canadiense afirmó que posee un grado de responsabilidad en el divorcio de Paul McCartney y Heather Mills, estimando que un debate sobre la caza de focas en el que participaron el ex Beatle y su entonces esposa sacó a la luz un lado "agrio" de la ex modelo.
La pareja había viajado en marzo a Canadá para realizar una visita mediática a un témpano de hielo en el marco de una manifestación en contra de la caza de focas. Luego participó en un debate televisado en CNN con el ministro de Pesca, Loyola Hearn, y el primer ministro de la provincia de Terra Nova, Danny Williams.
El cantante escuchó cortésmente los argumentos de sus opositores, mientras su esposa se mostró "menos gentil", explicó Hearn a periodistas, estimando que McCartney había descubierto así una nueva faceta de su mujer, y que ello fue un elemento que llevó a su separación dos meses más tarde.
"Jugamos un papel allí", declaró con una guiñada cómplice.