Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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La ciudad de los tres destinos

Cuando, hace 26 años, las aguas de la represa de Salto Grande cubrieron la vieja ciudad de Federación, sus habitantes iniciaron otra historia en la ciudad nueva, una urbe de diseño futurista con recovas y muchísimos parques. Pero, hace diez años, el 24 de noviembre de 1994, el agua nuevamente cambió la historia de los federenses y de toda la provincia de Entre Ríos. Ese día, la tierra se abrió para dejar que las aguas termales fluyeran de sus entrañas; un hallazgo que se festejó junto a la torre de perforación.
La ciudad de los tres destinos . Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca


 Cuando, hace 26 años, las aguas de la represa de Salto Grande cubrieron la vieja ciudad de Federación, sus habitantes iniciaron otra historia en la ciudad nueva, una urbe de diseño futurista con recovas y muchísimos parques.


 Pero, hace diez años, el 24 de noviembre de 1994, el agua nuevamente cambió la historia de los federenses y de toda la provincia de Entre Ríos. Ese día, la tierra se abrió para dejar que las aguas termales fluyeran de sus entrañas; un hallazgo que se festejó junto a la torre de perforación.

De San Martín, Belgrano, Urquiza




 Los orígenes de este asentamiento se remontan a 1777, cuando el entonces gobernador de la provincia de Yapeyú, Juan de San Martín, fundó la estancia Mandisoví, a la que en 1810, el general Manuel Belgrano, en pleno fragor de la Campaña al Paraguay, elevó a la categoría de pueblo, al otorgarle a los mandisoveños la propiedad de las tierras.


 Donde estuvo la posta de Mandisoví hay un monolito que recuerda aquella estancia que fue el origen del pueblo y el añoso ombú bajo el cual Belgrano concedió los títulos que convirtieron a los pobladores en dueños de sus casas.


 Pasaron los años y en 1847, cuando esa comarca quedó devastada por las incursiones de los conquistadores portugueses, el gobernador Justo José de Urquiza ordenó el traslado del asentamiento hacia las orillas del río Uruguay y en homenaje a la causa federal lo bautizó como Pueblo de la Federación.


 Pero los federenses aún debían afrontar el desarraigo que sobrevino el 25 de marzo de 1979, cuando las aguas de la represa de Salto Grande cubrieron al Pueblo de Federación y alumbraron esta ciudad, a orillas de un lago de 78.000 hectáreas, exactamente donde la ubicaron sus habitantes, quienes se expresaron a través de un plebiscito.

Arte, tecnología y nostalgia




 Salto Grande es la gran obra de integración entre argentinos y uruguayos, que comenzó a delinearse a partir del Convenio de 1946, un emprendimiento apoyado sobre seis ejes principales: producción de energía, riego, riqueza ictícola, navegación, fines sanitarios y desarrollo regional.


 El Museo del Centro Cultural Santo Grande es el espacio donde convergen arte y tecnología y donde se guardan documentos, archivos técnicos y fotografías.


 Allí están las piezas del llamado "rescate arqueológico", que se realizó en el área de la represa antes del llenado del embalse.


 También aparecen todos los trabajos que realizó la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, relacionados con el cuidado del medio ambiente, la fauna y la flora, y una serie de audiovisuales que muestran la construcción de la represa.


 La nostalgia también asoma en el Museo de los Asentamientos, situado en una vieja capilla colonial que, piedra tras piedra, fue llevada desde la vieja ciudad y reconstruida fielmente. En su altar hay una imagen de la Inmaculada Concepción que acompaña el peregrinar de este pueblo desde fines del siglo XVIII, una talla esculpida a mano por indígenas creyentes que ya figuraba en un inventario que data de 1.780.


 
Emblemáticas termas



 Desde su nuevo emplazamiento, Federación se convirtió en un destino turístico ideal para la práctica de los deportes náuticos, con playas como Las Palmeras, Las Grutas,
Playa Grande, Playa Bally y Playa Sur, situadas sobre una costa irregular con muchos recovecos pronunciados.



 Playas que se caracterizan por las suaves pendientes de césped que se pierden en la arena, y por sus aguas frescas y clarísimas.


 La aparición de las aguas termales en la costa entrerriana profundizó el destino turístico de la comarca. Para muchos fue como un premio, un paliativo a la larga y dolorosa sucesión de luchas y desarraigos de los federenses.


 El proyecto "Aguas Termales de Federación" se había comenzado a gestar entre 1983 y 1987, cuando la Argentina recuperó la democracia, y tenía como antecedente la existencia cierta de explotaciones del otro lado del río Uruguay, en la República del Uruguay, donde funcionaban los centros termales de Arapey y Daymán.


 Toda la comunidad se comprometió con esta búsqueda que dejó de ser un sueño para comenzar a transitar por realidades, en 1992, iniciando un camino que no fue fácil.


 Los federenses se convirtieron en expertos en estas lides y en aquellos días la atracción pasó a ser el Pozo Termal, símbolo del crecimiento que estaban buscando.


 En un trabajo denominado "La historia de una nueva historia", la gente de Federación recuerda que el 6 de noviembre de 1994, a las 19, se puso en marcha el primer eslabón de una larga mecha que viajaba hacia el interior de la tierra en busca del sueño que tantos desvelos les había causado.


 "Rápidamente la capa de arcilla inicial quedó superada a los 47 metros. Luego vendría el basalto que retrasaría la marcha del `trepano', un dispositivo de metal que giraba en el extremo de la mecha y pegaba contra la piedra desgranándola lentamente", expresaba el relato.


  Hasta que el 24 de noviembre de 1994, exactamente a las 14.30 y después de 18 días de espera e incertidumbre, los obreros que trabajaban en la plataforma de perforación notaron que el material que extraían traía arenisca, un barro caliente.


 Esto confirmaba la inmediata presencia de agua termal, recurso natural al que habían apostado más como una corazonada que por datos técnicos.


 El hallazgo, recuerdan muchos pobladores, "conmovió la siesta entrerriana y todo el pueblo festejó en la base de la torre".


 
El nuevo tiempo



 Con las aguas calientes debajo de sus tierras, los duros años del desarraigo fueron un poco menos dolorosos; los federenses ya podían soñar con un futuro mejor.


 Ahora, el Complejo Termal de Federación, que ocupa nueve hectáreas, tiene 12 piscinas donde la temperatura de las aguas oscila entre 37 y 43 grados centígrados.


 Algunas son cubiertas y otras están diseñadas para personas con capacidades diferentes.


 Los análisis revelan que son aguas cloruradas bicarbonatadas sódicas, débilmente alcalinas, de baja mineralización y radiónicas.


 El complejo tiene un spa que brinda un circuito hídrico formado por distintos tipos de baños, además de servicios de masajes y un área para tratamientos cosméticos de belleza.

Festejos y leyendas




 En enero, se celebra la Fiesta Nacional del Lago y febrero llegó con todo el ritmo y el color de los carnavales, la máxima fiesta pagana de los hombres, y con el Encuentro Nacional "Teatro de Pueblo en Pueblo".


 En tanto, en marzo será tiempo para el Triatlón Internacional del Lago, que este año disputará nuevamente la "Copa de las Ciudades".


 Y como una propuesta de todo el año surge la Reserva Forestal Autóctona "El Aromito", cuyos árboles fueron traídos desde los paisajes que quedaron sumergidos.


 Sólo un aromo ya estaba allí desde otras épocas, como esperando la llegada del aguaribay, alias "el pimentero",
la primera especie que se plantó en la reserva porque su crecimiento es rápido, casi exagerado.



 También está allí el Amarillo, extraño árbol cuyas ramas crecen casi desde el suelo, del que se dice que cobija al "duende" del parque. La leyenda cuenta que un día elevó su voz y floreció súbitamente.


 Se puede pensar que los días de un árbol son todos iguales, y mucho más si es un viejo árbol, o coincidir con el escritor Haroldo Conti quien creía que "un día de un viejo árbol es un día del mundo...".

El gran cambio




 Para el subsecretario de Turismo de Entre Ríos y, a la vez, presidente del Consejo Federal de Turismo, Adrián Stur, los federenses afrontaron con valor el traslado de la ciudad, generando una nueva raíz y afianzando su propia cultura.


 El funcionario recordó que hace apenas diez años Federación vivía de la producción de madera y citrus, una historia que cambió radicalmente afloraron las aguas termales.


 A partir del hallazgo de ese recurso natural, Federación se vio obligada a insertarse en la provincia y en la Nación de manera diferente.


 En sólo diez años ya está incursionando en los mercados de viajes de la región y también en los internacionales.


 Un claro ejemplo de su crecimiento es que en 1994 la ciudad contaba con 150 plazas hoteleras y hoy tiene 1.700, además de otras tantas en establecimientos parahoteleros y en bungalows.

Dónde está
* Extremo noroeste de la provincia de Entre Ríos, a 484 kilómetros, por tierra, desde la ciudad de Buenos Aires.

Cómo llegar
* Desde Buenos Aires, por el complejo Zárate Brazo Largo, siguiendo por la ruta nacional 24, hasta el acceso A04, que conduce hacia la misma ciudad.

Tarifas
* Habitación doble con desayuno, entre 30 y 120 pesos por día.
* Menú turístico, 9 pesos por persona.
* Entrada diaria al Complejo Termal, entre 2 y 5 pesos.

Qué se puede pescar
* Amarillo, dorado, surubí pintado y armado chancho. Hay restricciones en cuanto a la época del año y la talla de las piezas. Se pesca sólo con licencia.

Qué se puede ver
* Patos pecho amarillo, gallinetas, garzas y martín pescador. Se contratan guías especializados. El ceibo luce en Federación todo su esplendor.

Dónde informarse
* Secretaría de Turismo, Municipalidad de Federación, teléfono (03456) 481-586 o a través del e-mail: [email protected].

Corina Canale/Especial para "La Nueva Provincia"