Bahía Blanca | Domingo, 07 de septiembre

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Cuarta generación de la dinastía familiar y primero en quebrar la tradición castrense

Es tataranieto del brigadier Estanislao López (1786-1838) --Rosendo Fraga I (1812-1869) se casó con la hija del caudillo santafesino y los dos, suegro y yerno, fueron gobernadores de la provincia litoraleña-- e hijo de un ministro de Guerra (hoy Defensa) durante la presidencia inconclusa de Arturo Frondizi (1958-1962).


 Es tataranieto del brigadier Estanislao López (1786-1838) --Rosendo Fraga I (1812-1869) se casó con la hija del caudillo santafesino y los dos, suegro y yerno, fueron gobernadores de la provincia litoraleña-- e hijo de un ministro de Guerra (hoy Defensa) durante la presidencia inconclusa de Arturo Frondizi (1958-1962).


 Desde aquel agalludo coronel a este polifacético civil --mezcla de historiador, periodista y cientista político--, cuatro generaciones coincidieron en nombre y apellido. Pero sólo el autor de El general Justo se atrevió a quebrar la tradición militar de la familia, graduándose como abogado en la Universidad Católica Argentina (UCA).


 Pese a la intensa atracción que las cuestiones de Estado y gobierno ejercen sobre él, jamás se afilia a partido político alguno y desecha más de un tentador ofrecimiento porque lo suyo no pasa por la participación sino más bien por la paciente tarea del análisis.


 Se reconoce pragmático y equilibrado; confiesa no cargar con pesadas mochilas de reclamos existenciales insatisfechos, pintándose como una persona feliz por lo heredado, sembrado y recogido. Como siempre, hay un pero: lamenta su escasa aptitud para los deportes --"es una gran limitación si alguien quiere dedicarse a la política", observa--, sólo morigerada por la simpatía futbolística hacia River Plate. Esta identificación, sin embargo, no es demasiado profunda; no acostumbra ir a la cancha y apenas, esporádicamente, sigue un partido por televisión.


 --¿Con qué se "desestresa"?


 --Con la historia, leyendo.


 Sí le gusta el espectáculo artístico audiovisual y recomienda, a los cultores de la temática o a los simples aficionados, no perderse la miniserie sobre la vida de Napoleón Bonaparte que emite Discovery Channel.


 --En materia musical, ¿qué ritmos y cantantes "lo pueden"?


 --Los años me hicieron muy ecléctico y variado en las preferencias... clásica, tango, folclore, jazz... días atrás, me sorprendí con un intérprete chubutense de música étnica, Rubén Patagonia, al que no conocía.


 Mientras responde paso rápida revista a los no menos de noventa retratos y fotos familiares que, desde López hasta su hijo, Rosendo --la quinta generación--, pueblan la mesa rectangular, con un manto vidriado, de dos metros por uno. Detrás, la bandera argentina, custodiada por una pequeña colección de sables, dagas y escudos. A los costados, un mapamundi de generosas proporciones y una amplia biblioteca, donde conviven, entre decenas de volúmenes prolijamente ordenados, ejemplares de la revista "Caras y Caretas" con Asalto a la ilusión, de Joaquín Morales Solá.


 --¿Cuál es su mayor virtud?


 --Más allá de las eventuales adjetivaciones personales, que deberá consultar con quienes me tratan todos los días, creo ser sistemático en el trabajo.


 --¿Un defecto?


 --Me cuesta dedicar tiempo a lo que no me interesa.


 Precisamente, muestra de su vivo afán por la historia argentina, Rosendo Fraga IV es responsable del más documentado texto sobre Agustín P. Justo, el único ingeniero civil que llega a la presidencia (1932-1938). Este general entrerriano conduce al país durante los conflictivos años que abarcan la depresión económica del '30 y la pre-Segunda Guerra Mundial (1939-1945).


 En sus casi quinientas páginas, la enérgica figura del militar y político --fundador del Banco Central, de los organismos reguladores de carnes y cereales y de la Dirección Nacional de Vialidad-- emerge nítida y compleja, estimulando al autor a cerrar la obra con una impulsiva advertencia, convertida en virtual muletilla: "Al que no le guste, que escriba otro libro".