Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Derivación, el punto crítico

En enfermería se llama "segunda injuria" a los daños que un paciente puede sufrir por deficiencias en la atención, en la derivación o en el traslado después del trauma, episodio agudo o accidente que haya padecido. Si bien la responsabilidad mayor y las decisiones están a cargo de los médicos, el papel y la capacitación de los enfermeros es crucial, sobre todo cuanto mayor sea la complejidad de los cuidados y del tratamiento que se aplique, durante los traslados entre hospitales y en las condiciones de estabilización previas.


 En enfermería se llama "segunda injuria" a los daños que un paciente puede sufrir por deficiencias en la atención, en la derivación o en el traslado después del trauma, episodio agudo o accidente que haya padecido.


 Si bien la responsabilidad mayor y las decisiones están a cargo de los médicos, el papel y la capacitación de los enfermeros es crucial, sobre todo cuanto mayor sea la complejidad de los cuidados y del tratamiento que se aplique, durante los traslados entre hospitales y en las condiciones de estabilización previas.


 Por esa razón, más de 600 enfermeras y enfermeros de todo el país asistieron a las IV Jornadas Internacionales de Enfermería en Cuidados Intensivos Pediátricos, evento de capacitación y de actualización científica que se realiza cada cuatro años en el Hospital de Niños Juan Garrahan de Buenos Aires.


 "Además de transmitir la nuestra experiencia, la idea es contar cómo, a raíz de derivaciones poco adecuadas de pacientes críticos de otros lugares, se puede complicar más la patología de base", explica la licenciada Gladys Ovando, Enfermera Jefe de Terapia Intensiva del Hospital Juan Garrahan de Buenos Aires y secretaria de las jornadas.


 La calidad en el traslado y la derivación de un paciente puede ser un factor para mejorar el pronóstico, ante la posibilidad de que se produzca esa segunda injuria.


 De esa manera, por ejemplo, un niño que necesita un transplante de médula ósea pero que no tiene un diagnóstico oportuno y al que se tarda en transplantar, no tendrá el mismo pronóstico de quien tiene un diagnóstico precoz.


 "El enfoque que tratamos de dar se refiere a cómo tienen que llegar los pacientes graves a los hospitales de referencia de alta complejidad --como el Humberto Notti en Mendoza, el Hospital de Niños de Córdoba o el propio Garrahan, entre otros-- para que el pronóstico sea el mejor", según puntualiza la licenciada Ovando.


 Precisamente la mayoría de los pacientes del Garrahan son derivados desde otros centros de salud, sobre todo del interior del país.

Recursos humanos y otros. Esos traslados se realizan en su mayoría mediante el avión sanitario, que se encuentra a cargo de las provincias, y de ambulancias.




 "En general, cuando se traslada desde el interior tenemos buenas respuestas, porque se trata de enfermeros que saben hacer muy bien el trabajo de derivación, y son muy excepcionales los casos en los que uno detecta que hubo alguna falencia en la derivación", asegura la licenciada Ovando.


 Se reconoció que hubo avances desde el último congreso --hace 4 años-- hasta ahora, pero que también, que en el medio hubo también una gran crisis económica.


 "Entonces creo que la gente tiene en claro que hay cosas que mejorar en cuanto a la derivación, pero en algunos centros tal vez no existen los medios suficientes, y entonces se tarda en derivar", comentó la profesional.


 Relató que a veces piden una cama pero después el paciente tarda 2 o 3 días porque no se consigue el avión sanitario, algo que no se pudo revertir.


 El tema de las derivaciones no fue tratado puntualmente, sino que fue estructurante de las diversas charlas y presentaciones que se dieron durante las jornadas.


 Las áreas principales fueron la atención en las internaciones por transplante de médula, renal y hepático.


 En cirugía cardíaca neonatal, atención inicial de pacientes con quemaduras y politraumatismos, cuidados en los casos de síndrome inhalatorio, diferentes modalidades ventilatorias, procedimientos alternativos de hemodiálisis, atención de los donantes y control de infecciones intrahospitalarias en unidades de cuidados intensivos pediátricos.


 Además de las presentaciones en varias salas y las actividades de recorrida por las salas de alta complejidad, en esta edición de las jornadas se incorporó la modalidad de teleconferencias, con participación de profesionales del exterior, como los que, desde Canadá, se refirieron por esta vía a control del dolor en el traumatismo pediátrico.

También después del alta. En los casos de transplantes de médula ósea, utilizados en el tratamiento de enfermedades como la leucemia --operación en la que el personal del Garrahan cuenta con 10 años de experiencia, luego de la primera intervención de este tipo realizada en el país en 1994-- las características del posoperatorio y la vulnerabilidad a las infecciones del niño que ha recibido tratamientos inmunosupresores requieren prolongar esta etapa de cuidados aún después de que el paciente sea dado de alta.




 Un punto de cuidado es la higiene general y, en particular, del catéter, elemento que el día de la intervención se le inserta al paciente en la arteria subclavia izquierda, por el cual recibe la transfusión de células madre hematopoyéticas y la medicación y se le extraen muestras de laboratorio, y con el que deberá aprender a "convivir" aún después de salir del hospital, donde por lo común tiene un posoperatorio de 45 días.


 Las funciones más críticas del personal de enfermería en los cuidados intensivos pasan por la asistencia a los pacientes y a sus padres, que pueden pasar por el estrés de tener dos hijos internados (uno como receptor, otro como donante en sala de cuidados intermedios).


 También, la educación y el entrenamiento al grupo familiar sobre los cambios que esta operación implica en el estilo de vida y las consecuencias de los tratamientos y los riesgos de la inmunosupresión, que puede prolongarse por dos años.


 En la etapa preparatoria el paciente recibe quimioterapia en altas dosis para "deprimir el sistema inmunológico, preparar el espacio para las células madres y combatir a las células malignas aún presentes, y hay que explicarles a los pacientes que todas las drogas tienen efectos adversos", explica la licenciada Cristina Bravo, del servicio de Médula Osea.


 Por su parte, la licenciada Ana Mendoza se refirió a la asistencia en el "Día Cero", el del transplante.


 "Es un día cargado de ansiedad y el ideal para repasar con ellos cómo va a ser el procedimiento, qué reacciones adversas pueden presentar, cuándo se va a producir el engraftment de las nuevas células", comenta.


 Las especialistas hicieron hincapié en la higiene y en la educación de la propia familia del paciente ya que la principal complicación que puede aparecen son las infecciones (bacterianas, virales o fúngicas) a las que se hallan expuestos por la depresión del sistema inmunológico.