Bahía Blanca | Martes, 01 de julio

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El vicio de Charly pudo más que el agua

Con una furiosa versión de Popotitos, parado arriba del piano, tocando la guitarra y cantando bajo la lluvia, Charly García cerró el lunes por la noche otra entrega del Quilmes Festival Rock, en el estadio del club Ferro Carril Oeste. Eran las 0.25 de ayer y una parte de los casi 15.000 asistentes ya se habían retirado, corridos por una fuerte lluvia que se desató a las 23.30, pero que no hizo mella en el show de García sino que lo potenció en su carga emotiva y en el despliegue sobre el escenario.
"Esta es la última vez que toco en un festival", dijo Charly García. (Télam)


 BUENOS AIRES (Télam, por Pedro Fernández Mouján) --- Con una furiosa versión de Popotitos, parado arriba del piano, tocando la guitarra y cantando bajo la lluvia, Charly García cerró el lunes por la noche otra entrega del Quilmes Festival Rock, en el estadio del club Ferro Carril Oeste.


 Eran las 0.25 de ayer y una parte de los casi 15.000 asistentes ya se habían retirado, corridos por una fuerte lluvia que se desató a las 23.30, pero que no hizo mella en el show de García sino que lo potenció en su carga emotiva y en el despliegue sobre el escenario.


 Precedido por Vox Dei, Turf y Paralamas en el escenario central, y con las actuaciones de Dante Spinetta, Emme, Hilda Lizarazu y el Sexteto Irreal en los paralelos, el rock comenzó a sonar en el barrio de Caballito a las 6 de la tarde y tuvo en García un cierre mágico, desbordante, que eclipsó el resto de las presencias.


 Vestido de negro y con una gruesa vincha blanca, el músico del bigote bicolor llegó a bordo de una limusina blanca, caminó hasta el escenario seguido por un cámara que mostraba las imágenes sobre las pantallas montadas en el campo y comenzó su concierto con Nos siguen pegando abajo.


 Luego de tirar al piso un par de micrófonos ante ciertas deficiencias de sonido, y para desmentir los rumores que se empezaron a expandir sobre su estado anímico y su tardanza, García calmó a la gente diciendo: "No pasa nada, buenas noches. Say no more", para tocar después una potente versión de Demoliendo hoteles, continuada con Pasajera en trance.


 Hiperquinético, saltando de la guitarra a los teclados, García ideó un escenario con tres juegos de teclados y cuatro sillones rojos, por los que se fue paseando mientras entregaba uno detrás de otro Tu vicio, I'm not in Love y Asesíname.


 "Aguante Palermo Bagdad (nombre de sus últimos recitales), muera Palermo Hollywood" y "esta es la última vez que toco en un festival" fueron algunas de las frases que García dejó caer en las dos horas, que tuvo una versión sinfónicamente electrificada de Instituciones.

El cierre. El próximo viernes, Los Piojos serán los encargados de poner el broche a esta nueva edición del festival quilmeño.