Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

Reductores de velocidad que, en realidad, aumentan el peligro

La existencia de carteles con la leyenda "Peligro, lomo de burro" da cuenta de lo particular de la presencia de estos elementos, en diferentes calles de la ciudad. El Centro de Ingenieros, además de señalar que los "lomos de burro" existentes en Bahía Blanca no se adecuan, en sus características, a la ley provincial que reglamenta sus formas, indica que representan "un peligro para los automovilistas".
Reductores de velocidad que, en realidad, aumentan el peligro . La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca


 La existencia de carteles con la leyenda "Peligro, lomo de burro" da cuenta de lo particular de la presencia de estos elementos, en diferentes calles de la ciudad.


 El Centro de Ingenieros, además de señalar que los "lomos de burro" existentes en Bahía Blanca no se adecuan, en sus características, a la ley provincial que reglamenta sus formas, indica que representan "un peligro para los automovilistas".


 Estas lomadas de hormigón, asfalto o plástico están destinadas a generar una reducción de velocidad en los automóviles, buscando prevenir accidentes. Sin embargo, su diseño no puede ser cualquiera, si aspira a cumplir su función sin poner en peligro la integridad de los vehículos que los cruzan ni la de los conductores.


 En nuestra ciudad, prácticamente, ningún "lomo de burro" ha sido reemplazado por las denominadas "mesetas" que la Provincia considera apropiadas para esta función.


 Por el contrario, existe gran variedad de modelos, todos ellos causantes de indeseadas consecuencias en los automóviles, el pavimento y los peatones.


 Según un especialista en el tema, los diseños empleados en nuestra ciudad, a los que denominó "tabla de lavar", son un "invento bahiense", con muy serias falencias funcionales.

Un relevamiento como botón de muestra






 Haciendo caso omiso al dicho que garantiza que "para muestra, basta un botón", el Centro de Ingenieros preparó un informe analizando cinco "lomos de burro" de la ciudad, señalando, en cada caso, sus características y consecuencias.

Kennedy esquina La Falda

En este caso, se evidencian claramente las marcas que dejan los chasis de los vehículos que lo cruzan.

Ni las rampas de acceso ni las ondulaciones transversales del lomo son las adecuadas.

Corrientes, esquina Darwin

Son claras las marcas dejadas por los vehículos que lo cruzan.

Avenida Alem y Varela

En este caso, no se detectan marcas sobre el pavimento, pero la meseta tiene una altura de 15 centímetros sobre el mismo, el triple de lo sugerido por la ley provincial.

Zelarrayán 3.136

Los ingenieros aseguran que esta obra merece "el premio Nobel al lomo de burro... mal hecho". Tiene 18 centímetros de alto (casi cuatro veces lo sugerido) y la falta de pintura hace que pase inadvertido por el conductor hasta que lo tiene encima (foto 1). Vecinos del lugar manifestaron que han sido varios los vehículos que se han subido a la vereda, por evitar un vuelco. Las marcas sobre el pavimento, a unos centímetros del reductor, son consecuencia del "vuelo" de los vehículos sobre la lomada y su posterior "aterrizaje" sobre el pavimento (foto 2).

Sarmiento y 12 de Octubre

Se trata de un badén, cuyo diseño se repite en varios lugares de la ciudad con el mismo defecto constructivo: se eleva el pavimento y se aumenta la diferencia de altura. El "arado" sobre la carpeta da cuenta del mal tránsito que origina.

Lo legal es la meseta




























 De acuerdo con la ley provincial 12.582, sancionada el 8 de enero de 2001, en los cruces peligrosos sin semáforos, las autoridades podrán materializar el reductor físico de velocidad denominado "meseta".


 El mismo se debe ubicar transversalmente al desplazamiento de los vehículos, abarcando todo el ancho de la calzada, y debe tener, respecto del camino, una elevación no mayor de cinco centímetros.


 El extensión total de la meseta será de 4 metros, con una superficie corrugada de 2 metros y explanadas ascendentes y descendentes de un metro cada una.


 La meseta se marcará con líneas blancas y amarillas, tipo cebrado, con pintura reflectante.


 Cinco metros antes del reductor, se colocará una línea de frenado, formada por una franja blanca de 40 centímetros de ancho, de modo que los conductores disminuyan la velocidad antes de llegar al lugar.


 A unos 300 metros antes, habrá una señalización que indique el ingreso a zona de reductores de velocidad.


 A partir de enero de 2001, los municipios disponían de un plazo de 90 días para adecuar toda la señalización, quedando expresamente prohibida la utilización de los "lomos de burro".

Los riesgos de los "lomos"






 Cuando, para alejar un peligro, se genera una nueva situación de peligro, la cuestión es problemática.


 Los "lomos de burro" son un ejemplo de esta situación, al presentar muchas contraindicaciones.


 Por caso:
* Si el perfil es agresivo y un automóvil lo pasa a 40 km/h, los esfuerzos dinámicos que se generan en el vehículo superan los admitidos mecánicamente, comprometiendo su estabilidad e, incluso, generando daños que pueden derivar en un accidente posterior.
* Al superar una lomada, el vehículo modifica su ángulo respecto de la horizontal, produciendo deslumbramiento a quien circula en dirección contraria.
* Es problemático cuando se necesita una vía rápida para el tránsito de los servicios de emergencia.
* En caso de que un conductor lo atraviese a alta velocidad, sea porque no lo advirtió o por negligencia, el vehículo puede salir despedido hacia la mano contraria o hacia las aceras.
* Algunos perfiles generan que los elementos inferiores del automóvil toquen las lomas, deteriorándolas o dañando elementos del vehículo.
* En la noche, en zonas de escasa circulación, la baja velocidad que generan pueden facilitar el accionar de los maleantes.

Cuando el "lomo" falla, el juez también












 En 1994, un chico sufrió una fractura de tobillo y arrastra secuelas, desde entonces, al llevarse por delante un "lomo de burro" con su moto, en el barrio de Mataderos.


 Como no había señalización suficiente, la familia inició acciones legales contra la comuna. Seis años después, la Cámara Federal condenó al municipio a pagar casi 21 mil pesos, como indemnización, al considerarlo responsable de asegurar la circulación "correcta, razonable y fluida" en las calles y responder por "vallas y obstáculos, autorizados o no, que puedan transformarse en una fuente de daños".


 Por otra parte, se tuvo en cuenta que los lomos de burro eran "estadísticamente peligrosos".


 Un fallo similar emitió el doctor Claudio Ramos Feijoo, del juzgado civil Nº 2, de la Capital, quien, en los considerandos, aseguró que los "lomos" son construcciones viales que, en muchos casos, "obstaculizan las vías de circulación".


 También explicó que, en varios congresos, escuchó a los especialistas decir que los intendentes "gastan dinero en "lomos de burro" para provocar más accidentes de los que se pretende evitar".