Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 25 de julio

El canal de Suez es egipcio

El canal de Suez es una de las realizaciones humanas más grandes de todos los tiempos. Cuando, en 1869, Fernando de Lesseps, el francés que concretó el colosal proyecto, anunció "haber abierto la tierra", alguien, conocedor de la vida de Oriente y de su proyección en Occidente, le contestó: "Usted ha trazado el campo de batalla para las grandes guerras del futuro". Tal profecía se ha cumplido más de una vez.




 El canal de Suez es una de las realizaciones humanas más grandes de todos los tiempos. Cuando, en 1869, Fernando de Lesseps, el francés que concretó el colosal proyecto, anunció "haber abierto la tierra", alguien, conocedor de la vida de Oriente y de su proyección en Occidente, le contestó: "Usted ha trazado el campo de batalla para las grandes guerras del futuro". Tal profecía se ha cumplido más de una vez.




 El canal de Suez, que comunica los mares Mediterráneo y Rojo, transcurre en tierras exclusivamente egipcias, separando los continentes africano y asiático. Esta obra fue obsesión en la menta de muchos gobernantes y conquistadores, desde el faraón Ramsés hasta los Napoleones, ya que el uso de canales como medios de comunicación, transporte e irrigación es muy antiguo.




 Los primeros cálculos técnicos que sirvieron de base al proyecto que puso en marcha Fernando de Lesseps, el mismo del canal de Panamá, se debieron al ingeniero austríaco de origen italiano Luiggi Negrelli (1799-1859).




 En 1854, se constituyó la Compañía Universal del Canal de Suez, entre el jedive egipcio (virrey) Mohamed Said Pachá y Francia, que adquirió el 54% de las acciones; Inglaterra no tomó ninguna de ellas. La pretendida "universalidad" no lo era tanto.




 En 1859, luego de zanjarse varias dificultades, como el posible desnivel entre los dos mares, desechado después y que podría inundar todo el país árabe, se iniciaron los trabajos, que duraron diez años y costaron la vida de 20.000 egipcios.




 El canal comienza en Port Said, en el Mediterráneo, donde se abastecen los barcos que lo cruzan y, avanzando entre las arenas, pasa por Ismailía, una ciudad blanca y forestada en pleno desierto, para concluir en una tercera, Port Tawfik, ubicada frente a Suez, ciudad portuaria de Egipto, con dos refinerías de petróleo y principal puerto para la entrada de ese producto al canal.




 El terreno es flojo, se desmorona dentro de las aguas y, para evitarlo, aparte del dragado, debe cruzarse a escasa velocidad: se tarda un día. Los dos sentidos de circulación se alternan por secciones, para lo cual hay trece estaciones en todo el trayecto. Mide 171 kms. de longitud, 120 metros de ancho y 12 metros de profundidad; fue habilitado en 1869 y costó 287 millones de dólares. Pasa por allí el 50% del comercio entre Europa y Oriente, en unos 18.000 barcos anualmente, que transportan casi 70 millones de toneladas de petróleo.




 Se inauguró pomposamente con representantes de todas las casas reinantes de Europa y otras personalidades. Giuseppe Verdi estrenó allí su ópera Aída.




 En 1875, una vez construido el canal, Ismail Pachá, quien había tomado préstamos con Gran Bretaña que no podía cancelar, se vio obligado a desprenderse de las acciones de Suez, cotizadas irrisoriamente, quedando Inglaterra dueña de la mitad del canal. En 1888, Egipto concurrió a la Convención de Constantinopla con representantes ingleses y firmó el convenio que concedió el libre tránsito por el canal a todas las naciones del mundo.




 Un choque entre fuerzas francesas e inglesas en el Nilo, algunos años más tarde, dio, por renunciamiento de Francia a la lucha, más poderío a Inglaterra, que desde entonces no sólo controló el canal con su poderosa flota, sino también haciendo sentir su política imperialista sobre todo Egipto y Medio Oriente. El canal dejó de ser un consorcio anglofrancés.




 Para el advenimiento de la Primera Guerra Mundial, el dominio británico en Egipto estaba en pleno auge y el pueblo egipcio, agotado e indefenso, tuvo que hacer frente a la ocupación inglesa, totalmente solo. Durante muchos años, Inglaterra fue la Compañía Universal de Suez, la principal beneficiaria de los derechos de peaje: 45 millones de libras esterlinas en el año.




 Al finalizar los conflictos bélicos mundiales, Egipto, regido por un monarca irresponsable, el rey Faruk, títere de la Corona, se lanzó a la gran revolución. Faruk fue derrotado militarmente el 26 de junio de 1952, proclamándose la República que, luego de una breve presidencia del general Mohamed Naguib, pasó a las enérgicas manos del coronel Gamal Abdel Nasser, quien en ese momento dijo: "Algunas naciones podían en el pasado abstenerse de seguir la caravana del progreso; hoy, la historia no perdona a los que quedan atrás".




 En 1956, Nasser nacionalizó el canal de Suez y Gran Bretaña, por supuesto, se mostró reacia a abandonar una de sus mejores bases. Finalmente, se concretó --no fue sencillo ni pacífico--, frente a la indomable voluntad de un pueblo libre a merced de un extranjero que ningún favor hacía en abandonar lo que nunca fue suyo.






 La doctora Evedith A. Hosni, residente en nuestra ciudad, es experta en cuestiones del Medio Oriente.