Bahía Blanca | Martes, 01 de julio

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La historia se escribe desde Villalonga

¿Quién se hubiera imaginado que en una simple estancia ubicada a pocos kilómetros de Villalonga puedan estar enterradas todas las respuestas sobre los antiguos pueblos que habitaron la región? ¿Quién se hubiera imaginado que allí mismo, entre chatas dunas grises, se esconderían nada menos que los secretos del cuaternario pampeano?
La historia se escribe desde Villalonga . El país. La Nueva. Bahía Blanca


 ¿Quién se hubiera imaginado que en una simple estancia ubicada a pocos kilómetros de Villalonga puedan estar enterradas todas las respuestas sobre los antiguos pueblos que habitaron la región? ¿Quién se hubiera imaginado que allí mismo, entre chatas dunas grises, se esconderían nada menos que los secretos del cuaternario pampeano?


 Seguramente no muchos, salvo el equipo de científicos y alumnos que dirige el doctor Gustavo Martínez, dependiente del departamento de Arqueología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro.


 Durantes largos días, el ritmo propio de las faenas de verano de la estancia El Tigre, ubicada a pocos kilómetros de Villalonga, se vio alterado por la visita del grupo --compuesto por 9 personas--, que recolectó una impensada cantidad de valiosos elementos.


 "La riqueza de este sitio es inmensa en cuanto a la variedad y a la cantidad de artefactos que aparecen. La excavación dio muchísimo material cerámico, piedra tallada, puntas de flechas, huesos de guanaco y de venado. También hay muchas vértebras de peces, que hay que ver qué tuvieron que ver con la subsistencia de estas personas", señaló Martínez.


 El profesional remarcó que el proyecto se encuentra en plena etapa de relevamiento, por lo que se está recorriendo la mayor cantidad de sitios posibles, localizados en base a información de los mismos habitantes o a datos propios, obtenidos gracias a extensas prospecciones arqueológicas.


 El área de trabajo está comprendida por Teniente Origone (al norte), Villalonga (al sur), Isla del Sostén (en el cauce del río Colorado, al oeste) y la desembocadura del río Colorado.


 "Tenemos un esquema armado, cronológico y cultural, que considera unos veinte sitios superficiales --es decir, en los que se recolecta lo que aflora del suelo-- y algunos otros en los que excavamos", comentó Martínez.


 El Tigre, en particular, está muy cerca del antiguo brazo del río Colorado; es decir, era un sitio estratégico respecto de un recurso vital como es el agua. De allí que sea un lugar privilegiado.


 "Hace dos años que comenzamos a trabajar en la zona y El Tigre, en principio, es el más importante en el que he estado", subrayó el arqueólogo.


 Mencionó también que conocía de la existencia de un yacimiento arqueológico en la zona desde que, en 1988, el por entonces encargado de la estancia El Tigre, de apellido Bertazzo, le comentó sobre la existencia de "tres medanitos" --que ahora están algo desdibujados por la acción del arado-- en los cuales había encontrado unas pequeñas puntas de proyectil.


 "Me las mostró (las puntas de flecha) y me las cedió gentilmente. Desde aquel entonces, las tengo conmigo. En 2001, cuando empecé con las investigaciones, todavía me acordaba del sitio y, entonces, lo primero que hice fue venirme hacia aquí", contó.

Un lugar muy especial




 Respecto de las motivaciones que lo llevaron a trabajar en está región, el doctor Martínez --quien es oriundo de Mayor Buratovich-- se entusiasmó al comentar la potencialidad del trabajo que ha emprendido.


 "Existe un área de transición pampeana-patagónica de la cual, arqueológicamente hablando, no se conoce nada. Hay referencias de principios de siglo y de algún trabajo que hicimos en 1988 y en 1991, pero en general no sabemos absolutamente nada acerca de los indígenas que habitaron está región", contó.


 "Paradójicamente, sí sabemos algo de lo que sucedió en el aérea intraserrana bonaerense, en el sector serrano de Ventania y en la cuenca del río Negro; es decir, existe un vacío, una brecha de información en el medio de las áreas que mencioné, y eso es lo que ahora queremos solucionar", añadió.


 Recalcó que el objetivo es comprobar si las poblaciones que habitaron en cercanías del río Colorado, en su cuenca baja, tuvieron relaciones con otras poblaciones indígenas del sur de la provincia de Buenos Aires y la Norpatagonia, o bien tenían una identidad e idiosincracia propias, que cambiaban sus modos de relacionarse con la naturaleza, de moverse en el paisaje, de subsistir y de desarrollar tecnología o sus creencias.


 "Parte de la cultura material que encontramos en El Tigre, como artefactos y placas grabadas, aparecen también en Sierra de la Ventana. Eso, a priori, implica que, ya sea por intercambio o por movilidad, la gente de ambas zonas estaba en contacto", adelantó Martínez.


 "Demostrar esto es lo que me llevó a reanudar las investigaciones en la zona, en julio del 2000", agregó.


 Respecto del financiamiento del proyecto, el arqueólogo expresó que, en principio, se recibieron subsidios internacionales, aunque el más importante llegó de parte de la Fundación Antorchas.


 "Esa entidad hace que este trabajo sea posible, como también el dueño de la estancia El Tigre, Raúl Igner, quien nos atendió con mucha hospitalidad", sentenció.

Antecedentes




 El doctor Gustavo Martínez mencionó que, años antes de excavar en El Tigre, se realizaron dos búsquedas de materiales: una, en el sitio La Petrona, en cercanías de Pedro Luro; otra, en el sitio La Primavera, también en el partido de Villarino.


 "En los años 1988 y 1991 excavamos el sitio La Petrona. Hace un año atrás, en el marco de este proyecto, pude mandar a datar todos los huesos que encontramos esa vez y ahora sabemos que ese sitio tiene entre 300 y 500 años de antigüedad", relató.


 Añadió que en La Primavera --donde trabajó junto con la licenciada Cristina Bayón, de la Universidad Nacional del Sur-- se relevó un entierro humano que, según pruebas de carbono 14, tiene una antigüedad de 2.800 años.


 "Teniendo en cuenta estos dos sitios, de acuerdo a la datación radiocarbónica de restos humanos efectuada, podemos adelantar que este área tiene al menos una ocupación de 3 mil años de antigüedad, algo que, en términos de períodos, los arqueólogos y geólogos adscribimos al holoceno tardío", informó.


 Comentó también que en La Petrona se han hallado entierros secundarios de fallecidos.


 "Eso significa que los huesos de los individuos se han acomodados como en paquete, en una especie de fardo. Muchas veces, se han desenterrado y vuelto a enterrar", comentó.


 Eso --subrayó-- muestra un desarrollo social de cierta complejidad.


 "Esto nos permite pensar que en esa edad (300 a 500 años de antigüedad), tan tardía para los arqueólogos, las sociedades que habitaban esta zona poseían, además de prácticas inhumatorias completas, complejos sistemas de asentamiento y de movilidad", arriesgó.


 Respecto de la dieta de esos pueblos, precisó que estaba ligada a la carne de guanaco.


 "Hasta ahora, en la mayoría de los sitios arqueológicos, el mayor porcentaje de huesos hallado es de ese animal. También se encuentran restos de animales menores, como ñandú, piche o mulita. Habría que analizar qué es lo que estaba pasando en ese momento con los recursos marinos, porque hemos hallado caracoles, aunque lo más probable es que hayan funcionado como pequeños contenedores de pigmentos para pintarse", consideró Martínez.

Una muestra en Villalonga




 En cuanto a la posibilidad de que los habitantes de Villalonga tengan acceso a los resultados del proyecto y al material obtenido, Martínez mostró una actitud muy abierta.


 Dijo, al respecto, que lo entusiasma la idea de visitar la localidad para dar a conocer el resultado de su trabajo, además de concientizar a la gente sobre la preservación y el cuidado de sitios arqueológicos.


 "Sería bueno, en algún momento, dar una charla con material de este y de otros sitios del área. Los arqueólogos tenemos serios problemas con el vandalismo en arqueología, ya que los sitios se destruyen sistemáticamente", alertó.


 Aclaró también que se debe hacer una distinción entre aquellas persona que van a un sitio y recogen elementos por diversión o ignorancia, de aquellos que, sabiendo que están arruinando el patrimonio arqueológico, se empeñan en continuar su labor destructiva.


 Consultado sobre el destino definitivo del material del sitio El Tigre, Martínez explicó que es patrimonio de la comunidad.


 "La cadena lógica es que nosotros nos llevemos los materiales, los estudiemos y, en un momento, regresen. Pero tienen que volver a un lugar que debe ser un museo lo suficientemente serio para proteger y divulgar la importancia de ese patrimonio", concluyó.

En detalle
* Una vez que concluyó la actividad en El Tigre, semanas atrás, los materiales obtenidos fueron enviados a Olavarría. Allí fueron cuidadosamente limpiados y se los sometió a un procesamiento mínimo.
* Todavía no se pueden dar precisiones sobre los elementos, como tampoco sacar ninguna conclusión a partir de los mismos.
* El equipo que trabajó en el sitio El Tigre está dirigido por el arqueólogo Gustavo Martínez.
* Participaron también los geólogos Leandro García y Cristian Javier Dubois, y los estudiantes Luciana Stoessel, Manuel Carrera Aizpitarte, Nélida Pal (estudiantes de quinto año de la carrera de Arqueología de la UNC) y Federico Bonnat, María Clara Alvarez y Roberto Hernán López (estudiantes de segundo año).
* La excavación del sitio El Tigre se dio en el marco del proyecto Investigaciones Arqueológicas del Valle Inferior del Río Colorado (Inarco), enmarcado en el proyecto Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Bonaerense (Incuapa).
* Los trabajos son proyectados desde el departamento de Arqueología de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría, que forma parte de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
* El proyecto se lleva adelante gracias al financiamiento de la Fundación Antorchas, una importante institución nacional que hace posible este tipo de emprendimientos científicos.
* Está previsto concluir con el proyecto dentro de cuatro años. (Agencia Villalonga).