Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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“Mientras llega la vacuna, la expectativa está en la donación de plasma”

Para el director del Hospital Penna, Gabriel Peluffo, la sanción es fundamental para generar más compromiso en la población. También celebró la aprobación de los tratamientos en los Estados Unidos.

Jorge Rial, técnico del servicio de Hemoterapia del Penna y Vanesa Fernández, jefe de la sección, esta semana, en el nosocomio. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “Es una decisión muy importante. Está claro que los protocolos que se aplican con plasma para convalecientes son muy útiles”.

   La declaración del doctor Gabriel Peluffo, director del Hospital Penna de nuestra ciudad, responde a la publicación —en el Boletín Oficial— de la ley 27.554, que promueve la donación voluntaria de sangre para obtener plasma de pacientes recuperados de Covid-19 para el tratamiento de pacientes afectados.

   No sólo se declara de interés nacional, sino que se impulsa la creación de una campaña en todo el territorio para la donación de plasma sanguíneo de pacientes recuperados de coronavirus.

   “Es importante que se apoye con una ley, a los efectos de que tome fuerza y genere compromiso en la gente, sobre todo en aquellas personas que han tenido la enfermedad y que, como convalecientes, puedan aportar plasma”, añadió.

Dr. Gabriel Peluffo, director del Penna. / Foto: Jano Rueda-La Nueva.

   “Lo mejor que nos podría pasar hacia adelante es tener un número de donantes suficiente para tratar a pacientes con enfermedad moderada grave”, dijo.

   “Y que esas personas puedan tener un beneficio a través del plasma. Mientras esperamos la llegada de la vacuna, la mayor expectativa está en que la gente se concientice para donar”, explicó.

   Peluffo --en diálogo con La Nueva.-- recordó que, hasta ahora, los protocolos de la provincia de Buenos Aires representan un estudio observacional, donde hay grupos de personas, a los cuales se les administra plasma en las primeras horas de internación, según la evolución y parámetros a cumplir.

   “Lo que nos dicen hasta ahora, fundamentalmente los clínicos, es que aparentemente se reduce el ingreso a terapia intensiva; es decir, hay un efecto beneficioso en un porcentaje importante”, dijo.

   —Dr. Peluffo, ¿el tratamiento tiene efectos adversos?

   —Hasta el momento no hay registros de efectos adversos que sean considerables. Es más, se lo entiende como un tratamiento seguro y como uno de los pocos que ha mostrado eficacia para enfrentar a la enfermedad, más allá del sostén de terapia intensiva, ya que el plasma sería algo más específico que actúa como antiviral.

  —¿Cuáles son los resultados en la región?

   —El número de donantes es bastante alentador. Hemos logrado que cerca del 10 % de los recuperados vengan al centro de aféresis del hospital. Cada paciente puede donar entre 3 y 4 unidades de plasma y eso hace que el número de personas que se vea beneficiado por cada donante sea relevante.

   “Hay que pensar que cada donante puede hacerlo en un promedio de tres veces, para unidades de 200 mililitros cada una. Así, el beneficio será con dosis para entre 9 y 12 pacientes”.

   —¿Cuál es la tarea más compleja para lograr la concientización de la donación de plasma?

   —No es una tarea compleja. Hay que recabar el dato filiatorio del paciente, hacer el seguimiento y, cuando ya está recuperado, citarlo para que venga a donar plasma.

   “Claro que existen algunas limitantes, que son las mismas que hay para donar sangre, como peso, edad, enfermedades por comorbilidades, previas y transmisibles a través de la sangre.

  “También está el dosaje de anticuerpos, que tiene que ser de entre 400 y 600. Si no se logra esa cantidad, no servirá para ser administrado a un paciente con Covid-19.

   “De la totalidad de los pacientes, alrededor del 20 o 30 % son potenciales donantes y de esas cifras, hemos logrado que se acerquen un poco menos de la mitad. Es decir, no estamos tan mal en este sentido”.

   —La ley 27.554 también establece una licencia especial para los donantes, bajo relación de dependencia, de dos días por cada donación de plasma que realicen…

   —Me parece bien. Claramente, es una alternativa que alienta a sumar adherentes.

   “La donación es un procedimiento bastante inocuo y, si bien se extrae plasma pero no glóbulos rojos y demás, por lo que que no provoca anemia, lo que sí puede producir es una disminución de proteínas. Por eso se trata de no hacer más de tres extracciones por paciente”.

   —La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos autorizó oficialmente —esta semana— el uso de plasma como tratamiento para los pacientes. ¿Cuál es su opinión?

   —La FDA es una entidad que le pone seriedad al tema. Los que tenemos hábitos de mirar hacia el norte para ver si las cosas se hacen bien o mal, en este caso a la FDA, que pone límites a lo que sirve y a lo que no sirve, dar este paso otorga tranquilidad a la gente y es un corolario para que se anime a donar o, obviamente, a recibir.

   “Desde los Estados Unidos nos dicen que la gente no tiene inconvenientes en recibir plasma, pero sí reticencias en regresar al hospital a donarlo”.

   —También allá se asegura que el 35 % de los pacientes tratados tienen una recuperación favorable.

   —Nosotros estamos en curso del protocolo y, en realidad, no hay aún conclusiones definitivas, pero coincidimos bastante en los números: entre el 40 y el 50 % de los pacientes de la Argentina se ven beneficiados con la recepción de plasma”.

   —¿La abundante información de la (inminente) llegada de la vacuna conspira contra esta concientización?

   —Me parece que no. Quedó claro que la vacuna es algo que va a llegar, pero no antes del próximo año. La gente tiene la certeza de que es una esperanza, pero no a corto plazo.

Casadevall, el referente clave

   El doctor Arturo Casadevall es uno de los dos investigadores principales en el protocolo de acceso expandido de utilización del plasma de convalecientes como terapia en pacientes del Covid-19.

   Junto a Michael Joyner, investigador de la Clínica Mayo, que es el centro de todos los estudios sobre plasma del Covid-19 en Rochester, Minnesota, Estados Unidos y otros, han publicado el 14 de mayo último, de manera preliminar --en MedRxiv, sitio on line de publicaciones médicas--, un trabajo sobre Indicadores tempranos de seguridad del plasma convaleciente Covid-19.

   “Se concretó sobre una población de 5.000 pacientes, dando un primer reporte que el uso del plasma es seguro. Esto significa que los efectos adversos asociados a la administración de plasma, según determinados parámetros, fueron mínimos”, dijo el Ing. Eduardo Darío Mata, quien estudia la temática en el marco de su posgrado.

   Luego, otro trabajo ampliado a 20.000 pacientes y, publicado preliminarmente el 17 de junio (Mayo Clinic Proceedings), ratificó que el uso del plasma también es seguro y agregó, además, índices de disminución de la mortalidad en la administración temprana.

Dr. Arturo Casadevall.

   “Otro estudio sobre 35.322 pacientes, también publicado preliminarmente el 12 de agosto (MedRxiv), continúa ratificando la seguridad en relación a los riesgos propios de todo acto médico y a la administración de plasma per se, estableciendo, además, ‘señales de eficacia’ al administrarlo con mayor título de anticuerpos en forma temprana a partir del momento de la hospitalización y transfundiendo un número mayor que una unidad”, agregó.

   “Es decir, ninguno de estos tres estudios puso en duda la seguridad en la administración para el receptor. El plasma es seguro”, añadió.

   Mata señaló que ya existen datos de beneficios significativos.

   “Por ejemplo: se observa una mejoría mayor entre los que reciben plasma con elevada cantidad de anticuerpos y en los pacientes que lo reciben de manera temprana en la evolución de la enfermedad y, posiblemente, con más de una dosis”, comentó.

   “Sin embargo, aún no fue posible probar su eficacia con estudios clínicos aleatorizados. ¿Qué significa esto? La dificultad en probar este punto se basa en que para realizar los estudios debe existir un grupo control”, explicó.

   Mata también dijo que el gold standard (la evidencia de oro) requiere —en estudios de investigación— realizar un doble ciego aleatorizado (randomizado en los Estados Unidos) y controlado. Es decir, que un grupo de pacientes recibe plasma y otro no; por ejemplo, recibe placebo. Y ni el médico tratante, ni el paciente, saben a qué grupo pertenece.

   “En estas circunstancias, los pacientes rehúsan enrolarse porque todos quieren recibir plasma y ninguno placebo. Por ese motivo, no se ha completado ningún ensayo clínico de esas características y el tratamiento continúa su condición de experimental”, comentó.

   No obstante, los investigadores están avanzando con un método que se denomina “control emparejado”, que consiste en comparar retrospectivamente a un paciente que recibió plasma con otro de características muy similares que recibió otro tratamiento, anteriormente, y se encuentra debidamente registrado.

   Este método, que es mucho más trabajoso y lento, está siendo realizado por el Hospital Metodista de Houston y sus resultados parciales se publicaron este lunes 10, en The American Journal of Pathology. Los resultados sugieren, al igual que en el estudio de la Clínica Mayo, que el plasma es eficaz aplicado de forma temprana y con buen título de anticuerpos.

Ing. Eduardo Mata. / Foto: Emmanuel Briane-La Nueva.

   “Todas estas novedades fueron tenidas en cuenta por las autoridades sanitarias de la provincia de Buenos Aires y, en particular, por los profesionales del Hospital Penna de Bahía Blanca. De inmediato desarrollaron una decidida campaña de concientización y comunicación proactiva, llevando registro de los datos filiatorios de los pacientes dados de alta de Covid-19, llamándolos luego uno por uno y dándoles el asesoramiento necesario”, afirmó Mata.

   “Este arduo trabajo, sumado a la confianza que da la seguridad en la donación y su correcto uso, logró el inusitado resultado de estar varias veces por arriba de la media histórica de donantes en la provincia de Buenos Aires", sostuvo. 

De quién se trata

   El Dr. Arturo Casadevall nació en Cuba en 1957 y se trasladó a Nueva York a los 11 años de edad. Adoptó la ciudadanía estadounidense en 1976, se recibió de licenciado en química en 1979, doctorado en bioquímica en 1983 y en medicina en 1985, en la Universidad de Nueva York.

   Prácticamente toda su carrera estuvo orientada hacia la investigación en medicina, microbiología e inmunología. Actualmente es profesor distinguido en la Universidad Johns Hopkins, departamento de Enfermedades Infecciosas, Baltimore, Maryland.

   Casadevall es miembro honorario del Grupo interdisciplinario CPC-19, liderado por la Dra. Laura Bover, argentina, investigadora del MD Anderson Cancer Center, Houston, Estados Unidos, e integrado por más de 150 profesionales terapeutas e investigadores médicos argentinos. Precisamente, para la elaboración de este informe, el ingeniero Mata contó con el asesoramiento de Bover y del Dr. Félix Garzón.