Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

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Néstor Álvarez: "Esta temporada será difícil si continúa la crisis hídrica"

El intendente de Guaminí, Néstor Álvarez, se debate entre la necesidad de atender la urgencia (las inundaciones) y los objetivos a largo plazo (las obras de energía).
Para el intendente guaminense, es central que se entienda que hay que cortar el ingreso de agua al sistema de lagunas Las Encadenadas del Oeste. / Foto: Emmanuel Briane-La Nueva.

Juan Ignacio Schwerdt

jschwerdt@lanueva.com

Hay un elemento central que, por estos días, domina la escena en Guaminí: el agua. Hay miles de hectáreas inundadas o encharcadas, las lagunas del sistema de Las Encadenadas del Oeste están al límite y la red de caminos rurales está colapsada. “Hoy es el problema que nos desvela”, reconoce el intendente Néstor Álvarez.

Las obras hídricas básicas que necesita el distrito están en marcha o a punto de iniciarse -reconoce-, pero llevarán tiempo. Y el drama del agua es hoy.

“En los primeros cinco meses del año se completó la media anual de lluvias, que es de 900 milímetros. Hoy estamos al 115% o 120% de la media anual, lo que nos obliga a destinar equipos, personal, recursos y gestiones a resolver todos los problemas que genera el exceso de agua”, lamenta el jefe comunal.

-¿En qué situación están las obras hídricas que necesita el distrito?

-La obra madre, que es la reconstrucción del Partidor de Piñeyro, está a punto de arrancar. Ya se adjudicó y debe estar firmado el contrato, porque en la última reunión del Comité de Cuenca nos presentaron al inspector de obra. Además, hay una empresa subcontratista desmontando el ingreso al sector de la obra.

“Esta la obra clave, porque nos va a permitir controlar el principal ingreso de agua al sistema, que es el que se da desde las sierras. Si además logramos la clausura de los canales (clandestinos) que hay en Suárez, el sistema será mucho más estable”.

-¿Son tantos los canales clandestinos?

-Creemos que sí. Por eso logramos el compromiso del subsecretario de Infraestructura Hidráulica bonaerense, Rodrigo Silvosa, de que va a tomar cartas en el asunto si acercábamos pruebas de que existen. Desde esta semana estamos sobrevolando la zona cercana al río Sauce Corto con gente de Adolfo Alsina.

-El objetivo es claro: que no entre más agua…

-No, ya recibimos demasiada.

-¿Y el agua que ya está?

-Bueno, estamos en una etapa del año en que el suelo no absorbe nada y venimos con muchos días nublados. Creo que la situación podría cambiar cuando lleguen los días largos y soleados de septiembre u octubre. Sobre todo, si se confirma que las lluvias de primavera van a estar dentro de lo normal.

"Las lagunas están al límite, y hemos pedido una serie de medidas a la Provincia para aliviarlas. La principal es que se ponga a punto el sistema de compuertas y bombas que hay en la ruta 65, entre Laguna Alsina y Cochicó. Para esto es clave la declaración del distrito en estado de emergencia hídrica a nivel provincial; le va a permitir a la Provincia hacer trabajos por hasta 1,5 millones de pesos sin licitar.

“También hay obras de defensa que no tienen que ver con Las Encadenadas y que deben hacerse ya. Hoy está llegando agua al distrito desde el oeste, lo que afecta a Garré y Bonifacio. Allí las napas están muy altas”.

-¿Cómo vislumbra el futuro del sector productivo en este contexto?

-Hoy ya tenemos un problema muy grande. No hay piso para sembrar la fina y la gruesa de la temporada pasada, que se levantó en un 85%, no se puede sacar de los campos. Los anegamientos de lotes y caminos son terribles. Hemos dispuesto algún beneficio para los productores, se declaró la emergencia provincial, estamos gestionando la nacional, y hemos pedido ayuda a Vialidad, pero nada alcanza.

-El problema pasa a tener una gravitación fuerte en la economía del distrito...

-Sí, porque se lleva puesto todo. El 70% de los campos de Guaminí pertenece a personas que viven en el distrito. Aquí hay productores, contratistas rurales y mucha gente que vive del campo. El sector rural es en serio el motor de la economía local. Creo que esta temporada será difícil si continúa la crisis hídrica".

-¿Qué objetivos quiere cumplir al terminar su mandato en 2019?

-Cuando gané mi primera elección mi promesa de campaña fue transformar al distrito desde lo productivo. Le hemos buscado la vuelta y la realidad es una sola: si no tenemos energía y gas, hablar de lo productivo es una mentira. Hoy, entonces, mi objetivo central es contar con gas natural y un buen abastecimiento de energía en todo el distrito. 

-Dejar lista la base...

-Exacto. Si uno habla de darle valor agregado a la producción primaria para generar más industria y más empleo, lo que necesita es energía y gas, algo que hoy no está resuelto.

-¿En qué instancia está la obra de gas?

-El tendido del gasoducto había arrancado en 2014 para el tramo Casey-Bonifacio, y estábamos buscando financiamiento para la segunda etapa Bonifacio-Cochicó-Guaminí. Cuando asumió esta gestión se frenó todo y aún no pudimos retomarla.

“Este año pedimos que la Provincia priorizara, en su plan para Guaminí, la continuidad de esta obra y las cloacas de Bonifacio. Cuando asumió el nuevo presidente de BAGSA me dijo que no iba a ser posible este año; acepté entonces trasladarla a 2018, pero con obras complementarias: llevar una boca al parque industrial de Bonifacio, otra a Cochicó y otra a la rotonda de Guaminí. Aceptaron”.

-¿Ya se licitó una parte del proyecto?

-Sí, la compra de 40,8 kilómetros de caños, y entre agosto y septiembre se licitaría la obra. El proyecto viene muy bien y los plazos que nos dijeron se están cumpliendo. En forma paralela, estamos tramitando una ampliación del gasoducto de Casbas.

-¿Y la red eléctrica?

-Con ese servicio tenemos un problema muy grave. Hoy tenemos 7Mw de generación distribuida con equipos electrógenos, lo que, a plata del año pasado, le costaba al Estado nacional unos 7 millones de pesos por mes.

-¿No existía un acuerdo firmado con la Nación para ejecutar la obra de energía?

-Sí. El proyecto preveía un tendido de 132kva desde la línea que va de Henderson a Suárez, con una estación en Guaminí. Antes de que se fuera el exministro Julio De Vido nos habían confirmado esta obra, que tenía un presupuesto de más de 200 millones de pesos, pero en 2015 cambió la administración, fui con el convenio legal firmado y ni me escucharon.

“Hoy estamos trabajando con la Provincia para hacer esta obra y estamos a punto de conseguir un crédito internacional. Esa es la gran diferencia que hoy yo veo entre la Provincia y la Nación; a nivel provincial, tengan la plata o no, le ponen ganas y gestión”.

-¿Qué otra obra le gustaría dejar terminada?

-Los desagües cloacales para Bonifacio. Cuesta 101 millones de pesos, y está a punto de ser licitada por el SPAR. Uno siempre quiere más, pero con este proyecto concretado y los de gas y energía, me sentiría más que satisfecho.

Este año hubo récord de visitantes
“Hay que definir hacia dónde vamos a llevar el carnaval”

-¿Qué rol le asigna al turismo en la transformación económica del distrito?

-Clave. Hoy, precisamente por las lluvias, las lagunas están llenas y hemos recuperado mucho la pesca. Con este atractivo, la propuesta de verano, los festivales de Cochicó y los carnavales, hemos logrado tener casi un 100% de ocupación en enero y febrero, algo que no pasaba hace años.

-¿Qué siente cuando ve en qué se han convertido los carnavales de Guaminí?

-Me pone muy contento. Para algunos el carnaval es una fiesta, pero acá además es una industria que mueve mucha plata.

-¿Hacia donde va la fiesta?

-Es el gran debate a dar. En 2016 vendimos 21 entradas, y este año fueron 28 mil. Si se tiene en cuenta que jubilados y chicos no pagan, en esta última edición debemos haber superado cómodamente las 50 mil personas. 

"Este año la fiesta dio superavit cobrando 100 pesos de entrada, y fue gracias al empuje de la municipalidad y las instituciones. Por eso cada vez viene gente de más lejos. El año pasado, de hecho, los autos que sorteamos los ganaron vecinos de Junín y de Pehuajó”.

-¿Cuáles son las opciones para que la fiesta dé un salto de calidad?

-El salto de calidad ya lo dimos este año, con mayores aportes para los participantes y mejores premios. Lo que tenemos que debatir es otra cosa. Hoy el carnaval es una locura. En la última noche de este año tuvimos 20 mil personas, con todo lo que eso implica. ¿Entonces conviene que siga creciendo o no? Si crece... ¿se va a transformar en algo inmanejable?”

"A la luz de ese debate hay que definir, por ejemplo, si en el corsódromo vamos a colocar gradas. Hay quienes piensan que sí, pero otros creen que la falta de gradas promueve la interacción de la gente, algo distintivo del carnaval. Poner gradas transformaría al carnaval en un desfile, algo que no es".-¿En qué situación se encuentra el municipio?

-Difícil, como todos. Hace unos días estuve con el gremio Fesimubo, nos hicieron unos pedidos y la verdad es que no vamos a poder afrontarlos. Brindaremos algunos paliativos, pero la recaudación está estancada y la coparticipación no crece.

-¿En cuánto cerró la pauta salarial?

-Un 20% más un aumento en el plus por presentismo.

-¿Y el gremio viene ahora por un reajuste?

-Sí, entre otras coasas. Es que a la gente les empezaron a llegar las boletas de gas y luz, y los valores son altísimos. Y tienen razón. El problema es que nosotros, como municipio, no damos más. Se están dando situaciones sociales que me preocupan.

-¿Cuáles?

-Y... por ejemplo, en mi primer mandato nunca vino un jubilado al municipio a pedir ayuda para comprar medicamentos, ni un afiliado a Ioma a buscar ayuda para una operación. Y mucho menos de alguna obra social sindical. Hoy pasa. Los municipios hace meses que estamos bancando a obras sociales como Osprera, porque la atención está resentida. Y hay otras. Todo eso resquebraja la gestión local. 

"Ojalá que la economía arranque cuanto antes porque, si no, no sé qué va a pasar. Hay que meterle plata en el bolsillo a la gente. Si hay algo que entendía el gobierno anterior era eso”.

-¿En materia de viviendas el déficit es importante?

-Sí, necesitamos construir más. Antes no tenía terrenos, pero ahora sí. Hace poco nos reunimos con Ismael Passaglia, el administrador del Intituto de la Vivienda, y estamos en plena etapa de gestiones por los cupos.

-¿Cuántas casas está solicitando?

-Si es por mí, lo ideal serían unas 200 o más, pero tengo en claro que no va a ser sencillo. La masividad del Plan Federal, tal cual lo conocimos en sus primeros años, no existe más.