Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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El "Almirante Irízar", presa del fuego

El rompehielos "Almirante Irízar", buque insignia de la Armada, se incendió anteanoche, frente a las costas del Chubut y la totalidad de la tripulación y pasajeros pudo abandonar a salvo la nave, auxiliada por botes salvavidas y embarcada luego en un buque petrolero y en dos pesqueros. Al cierre de esta edición, los tripulantes rescatados llegaban a Puerto Madryn, excepto el capitán Guillermo Tarapow, quien se quedó a bordo.
El "Almirante Irízar", presa del fuego. La región. La Nueva. Bahía Blanca


 BUENOS AIRES y USHUAIA (Télam, DyN y NA)-- El rompehielos "Almirante Irízar", buque insignia de la Armada, se incendió anteanoche, frente a las costas del Chubut y la totalidad de la tripulación y pasajeros pudo abandonar a salvo la nave, auxiliada por botes salvavidas y embarcada luego en un buque petrolero y en dos pesqueros.


 El fuerte viento y las olas de varios metros de altura dificultaban ayer el traslado de los casi 300 tripulantes hacia Puerto Madryn, aunque anoche era inminente el arribo, según informaron voceros de la Armada.


 El incendio se declaró a las 22 del martes en el compartimento de generadores eléctricos, cuando el buque navegaba a 140 millas al este de Puerto Madryn.


 Las llamas se propagaron de tal forma que se volvieron incontrolables para la tripulación, por lo que el comandante del "Irízar", el capitán de fragata Guillermo Tarapow, ordenó a las 23.30 la evacuación de todos sus ocupantes, aunque él decidió permanecer a bordo.


 El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Jorge Chevallier, informó, en conferencia de prensa, que "todos los tripulantes y pasajeros" evacuados "están en buen estado de salud".


 Esa novedad fue ratificada por el vicealmirante José Ramón Manzor, subjefe del Estado Mayor Conjunto, que dirige las operaciones de rescate desde la Base Almirante Zar, de Trelew.


 Manzor sostuvo que el rompehielos "tiene estabilidad, no está escorado y cuando sea remolcado a puerto, verificaremos su estructura para saber los daños que causó el fuego, originado por razones que todavía no conocemos".


 Manzor dijo que el incendio se inició en "el peor lugar", y dejó sin energía a la embarcación.


 El vocero del ministerio de Defensa, Jorge Bernetti, por su parte, aclaró que recién en la madrugada de hoy estaría culminado el chequeo de la situación del barco, tras lo cual sería enviado a la Base Naval Puerto Belgrano y dijo que "aún no se puede determinar si los daños lo pueden dejar fuera de servicio".


 Tras su arribo a Puerto Madryn, los tripulantes iban a ser sometidos a examenes médicos y luego viajarían a Trelew, desde donde serían transportados en avión a Puerto Belgrano.


 Los rescatados eran conducidos en forma muy lenta hacia la costa debido a que en Puerto Madryn había vientos de 55 kilómetros por hora, con ráfagas de hasta 60, y en la costa el oleaje era muy intenso.


 Fuentes de la Armada dijeron que alrededor de las 22 de anoche estaba prevista una aproximación al rompehielos, para observar cómo quedó en su interior, dado que desde los aviones y helicópteros que lo sobrevolaron, no observaron daños en la parte externa de la nave.


 El "Irízar" regresaba de Ushuaia, luego de haber finalizado la Campaña Antártica de Verano 2006/2007, cuya duración fue de cuatro meses, durante los cuales realizó la reprovisión de insumos a las bases de Esperanza, Jubany, San Martín, Primavera, Orcadas, Cámara, Petrel, Decepción, Melchior, Brown, Marambio, Belgrano II y Matienzo.


 La tripulación está compuesta por personal de las tres Fuerzas Armadas y por civiles que dependen de la dirección Nacional del Antártico, quienes efectúan misiones científicas en el continente blanco. También viajaban representantes de fuerzas armadas de Venezuela y Chile.


 Los tripulantes abandonaron la embarcación en los 24 botes salvavidas y fueron rescatados luego por el petrolero de bandera panameña "Scarlet-Ibis", el pesquero uruguayo "Magrit" y el argentino "San Cayetano", que fueron los primeros en arribar a la zona del siniestro.


 Parte de la tripulación había descendido en Ushuaia, tal como sucede habitualmente en las expediciones que realiza el "Irízar" a la Antártida, aunque todavía no se conoce la cantidad exacta.


 En tanto, fuentes de la dirección del Antártico remarcaron que un juez federal iniciará una investigación para saber las causas del incendio y si se violaron normas de navegación internacionales en el momento de iniciarse las llamas.


 Al lugar acudieron un avión de reconocimiento B-200 de la Armada, y un caza de la Prefectura Naval, para mantener localizadas a las balsas salvavidas, junto con un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea y un Fokker F-28 de la Armada, que se apostaron en Trelew.


 La corbeta "Granville" y el guardacostas "Thompson" de la Prefectura también zarparon al lugar del siniestro para colaborar en las tareas de rescate.


 La Cancillería argentina expresó ayer que "lamenta el accidente sufrido por el rompehielos 'Almirante Irízar'" y ofreció su "apoyo y colaboración".

Enaltecedor gesto del capitán




 En cumplimiento del viejo axioma marino que reza que un capitán debe permanecer en su barco pase lo que pase, el hombre a cargo de los destinos del "Almirante Irízar" se rehusó a abandonar su nave en alta mar y se obstinó en permanecer a bordo tras dar la orden de evacuar el rompehielos.


 El capitán de fragata Guillermo Tarapow, integrante de una familia de arraigada tradición naval y máximo responsable del buque destinado a las expediciones antárticas, resolvió permanecer solo a bordo mientras las otras casi 300 personas eran evacuadas por los buques de auxilio.


 En este sentido, el vocero del ministerio de Defensa, Jorge Bernetti, destacó la actitud del capitán Tarapow, quien --según dijo-- resolvió quedarse en su puesto "cumpliendo con una antigua tradición naval".


 Una vez a solas en la embarcación, Tarapow informó a sus superiores que había resuelto permanecer a bordo, al menos hasta tanto se hiciera una definitiva evaluación de daños de la nave y se conociera cuál iba a ser su destino.


 Esta actitud fue "muy valorada" en los círculos marítimos, ya que en el momento en que el capitán Tarapow tomó la determinación de seguir a bordo, aún existían serios riesgos de que el incendio se propagara y que la nave se hundiese.


 Fuentes castrenses revelaron que Tarapow pertenece a una familia con arraigada tradición naval, ya que tanto su padre como algunos de sus hermanos, pertenecen a la Marina de Guerra.


 Como pequeña muestra de esta devoción por las artes del océano, el propio capitán Tarapow fue bautizado con tres nombres: el primero de ellos es Guillermo, al igual que el almirante Brown, máximo héroe marino de la Argentina, y el tercero es Nelson, como se apellidaba el mítico almirante de las flotas inglesas que enfrentó y venció a las fuerzas de Napoleón Bonaparte. (NA)

"Es duro mantener la calma"




 Para Karina Gambetta, la mujer del cabo primero Pablo Galdames, quien desde el 12 de diciembre tripulaba el "Almirante Irízar", al igual que para otros familiares de las víctimas, la incertidumbre y la falta de precisiones oficiales generaron gran ansiedad y preocupación.


 "Nos hemos querido contactar con un teléfono de Buenos Aires, un 011, y nos atiende una contestadora; eso nos puso peor, hemos ido a Internet y no conseguimos una información mayor a la que tenemos por la tele", dijo.


 "Es duro para nosotros mantener la calma y tratar de decirles a nuestros hijos que ya pasó, que todo está bien y que esta noche (por ayer) vamos a tener noticias; es una tarea muy dura para nosotros mantener la calma y hacer como que nada pasa, como que todo está bien, sonreír y tratar de calmarnos", explicó la mujer, que tiene domicilio en Punta Alta.


 Reconoció, en ese sentido, que su hija, de tan sólo tres años, extraña a su padre.


 "Llora y no sé cómo calmarla. Cuando vio la tele, ahí nomás se dio cuenta de lo que pasaba, que estaba el rompehielos con humo y le dije que ya estaban llegando a Ushuaia, que ya estaban por venir", comentó, en diálogo con el Servicio Informativo de LU2.


 Gambetta realizó declaraciones mientras se encontraba acompañada por una amiga, madre de una niña de siete años y un bebé de diez meses, cuya pareja había embarcado hace una semana en la nave siniestrada.


 "El marido de ella es maquinista, así que seguramente estuvo en el centro donde se produjo el incendio", afirmó.


 La mujer tampoco tenía detalles sobre la hora de arribo a tierra de los náufragos, ya que dependía de la situación climática.


 "No sabemos mucho a quién escuchar, pero dicen que está muy ventoso, así que va a costar que lleguen; aparte hay un barco que no se puede acercar a la costa por sus condiciones", amplió.


 Galdames tuvo su bautismo en el "Almirante Irízar" y, según estimó su mujer, debe haber trabajado a destajo durante la emergencia.


 "Es que mi marido es rescatista, nadador de rescate, así que supongo que su tarea no debe haber sido tranquila", opinó.

Enfoque

El emblema naval antártico






 El efecto de la información fue lacerante en la madrugada de Marambio. En principio pensamos que las corridas y voces respondían a la inminente llegada del Hércules, pues hace días que estamos aguardando su presencia para el regreso al continente.


 Pero rápidamente --conocida la noticia (aunque sin mayores precisiones, por supuesto)-- la consternación ganó el ánimo de los que habitamos este asiento de la Fuerza Aérea en el continente blanco.


 Hace diez días que muchos de los que aquí estamos habíamos desembarcado del rompehielos, luego de la brillante maniobra combinada realizada por el "Almirante Irízar", sus helicópteros Sea King y el avión Twin Otter de esta base, a los efectos de replegar a los diez integrantes de la Base Matienzo, quienes habían quedado en incómoda posición por la meteorología y glaciología negativas en cuanto a la operación naval.


 Pero se cumplió a la perfección y todos los ocupantes de aquel asiento están con nosotros en Marambio.


 Durante la operación, el rompehielos había buscado alternativas de aproximación hacia lo que queda de la barrera Larsen, y recordamos su derrota por el canal Príncipe Gustavo (entre las islas Ross y la Península Trinidad).


 Observando el bellísimo paisaje que presenta el lugar, escuchamos al comandante del rompehielos, Guillermo Tarapow, quien en algún momento manifestó: "Es una zona muy bonita pero requiere estar sumamente atentos, ya que cualquier bloque de hielo, por pequeño que parezca, puede ser motivo de un accidente..."


 El joven marino (proveniente de una familia vocacionalmente integrada a la Armada) exhibía su responsabilidad asociada a un fino tratamiento humano.


 Personalmente, hemos compartido varias navegaciones en el RHAI, y recordamos situaciones en las cuales se apeló a la capacidad integral de la nave. Como pudo ser el desplazamiento en el Weddell (1994), zafando de la presión de los hielos donde quedó varado varios días, o el posterior auxilio al buque alemán "Magdalena Oldendorff".


 También servicios especiales, como su participación en Malvinas o estudios para el Instituto Antártico Argentino (caso investigaciones sedimentarias del suelo marino antártico, las que compartimos en 1996).


 Dentro de los títulos argentinos que sustentan la reivindicación antártica de nuestro país, se recuerda el rescate del sueco Otto Nördeknjold, en 1903, realizado por la histórica "Corbeta Uruguay", comandada por el entonces teniente Julián Irízar, con cuyo nombre fue bautizada la nave accidentada que nos ocupa.


 El replanteo para la continuidad de operaciones antárticas en nuestro país no será sencillo. La actividad futura en el continente austral seguramente impondrá superlativos esfuerzos.

Roberto Oña (Base Marambio)/Especial para "La Nueva Provincia"

Peligra el Programa Antártico






 La secretaría de Asuntos Circumpolares y Antárticos de
Tierra del Fuego aseguró ayer que el incendio del rompehielos "Almirante Irízar" puede afectar "altamente" el Programa Antártico Argentino.



 El experto del organismo, Daniel Leguizamón, aseguró que la comunidad antártica quedó "conmocionada" y en "estado de shock", al conocer la noticia del siniestro en el barco que abastece a las estaciones antárticas de Argentina y colabora con buques y asentamientos de otros países en el continente blanco.


 La preocupación de esa secretaría y de otros especialistas y científicos se basa en el temor de que el daño que registró el "Irízar" pueda llegar a ser de tal nivel que le impida volver a operar.


 El funcionario estimó que el Programa Antártico Argentino estará "por debajo de la línea de flotación", con una eventual pérdida del barco y destacó que el incendio significó "un golpe terrible" para el "liderazgo" del país en materia antártica.


 Leguizamón entendió que una destrucción total del rompehielos "neutraliza en gran parte" el desarrollo de dicho programa, orientado a desarrollar el apoyo logístico para el sistema científico internacional que opera en la Antártida. (DyN)

Operativo para recibir a los marinos




 La ciudad de Puerto Madryn quedó anoche completamente preparada para recibir a los casi 300 náufragos que debieron evacuar el rompehielos "Almirante Irízar".


 Si bien en un principio se aguardaba el arribo de los tripulantes del rompehielos para las 19 de ayer, la propia capacidad de los barcos que los trasladan y los fuertes vientos que soplan en la zona demoraron el proceso de rescate.


 De todos modos, las autoridades de la Prefectura de Puerto Madryn tomaron conocimiento del incendio del buque al amanecer y poco después supieron que la ciudad recibiría a los tripulantes de la nave siniestrada en alta mar, por lo que hubo tiempo suficiente para preparar a la ciudad para la llegada de los náufragos.


 Por eso, se puso en marcha un operativo logístico capaz de atender la demanda no sólo de los tripulantes socorridos, sino también de los buques que trasladarían a las personas hasta el puerto local. (NA)

Misión postergada. Estaba previsto que a principios del mes próximo el "Almirante Irízar" viajara a la zona del hundimiento del crucero "General Belgrano", registrado el 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de las Malvinas. En el rompehielos y otras dos naves que lo iban a acompañar como escolta viajarían unos 600 invitados, entre los que se contaban sobrevivientes del "Belgrano", familiares de víctimas del hundimiento y funcionarios nacionales. (Télam)