Bahía Blanca | Domingo, 19 de mayo

Bahía Blanca | Domingo, 19 de mayo

Bahía Blanca | Domingo, 19 de mayo

“No quería hacer papelones y dejar mal parado a mi papá”

-¿Te pesó alguna vez tener el apellido Mancini?

-No quería hacer papelones para no dejar mal parado a mi papá. Él me conocía del karting y sabía que yo era prolijo para manejar. Pero al principio tenía mucho miedo de hacer macanas.

-¿Influyó para que empieces a correr?

-Mientras corría en karting, ya era mecánico de Walter Ayesta. Pero después Walter terminó volcando, se quebró las muñecas y Néstor agarró su auto. Era mi oportunidad de empezar, pero mi papá se negó porque era muy joven (17 años). Enseguida me puse a buscar y mirando los clasificados, encontré el auto de Hugo Schmidt. Lo pagué en cómodas cuotas, porque no tenía un peso y debuté en la 2009/10.

-¿Fue el primer "Ahora 12"?

-(risas) Una cosa así. Pagaba de a mil pesos por mes. Pero no tenía gomas, ni repuestos, ni nada.

-¿En qué te parecés a Néstor?

-En los ojos (risas). Creo que en la forma de correr, soy un poco más tranquilo. Capaz que ahora se le sale la cadena más rápido porque está más viejo. Es más, a los clientes complicados del taller los atiendo yo. En mi caso, la procesión va por dentro.

-¿Cuándo te diste cuenta que dejaste de ser el hijo de, para ser Esteban Mancini?

-Creo que cuando gané mi primera final. Ahí me relajé mucho y tomé confianza. En la temporada siguiente fue subcampeón y ahora , campeón.

-¿Cómo nació la relación con Patricio Venturino?

-Después del Invernal 2013 tenía decidido bajarme por falta de presupuesto. Pero apareció Patricio y me dijo que tenía un motor para mí. Que lo probara durante la clasificación y dos fechas, que si me gustaba, era tal número. Le gustó, arreglamos los tantos y esa temporada, terminé ganando mis primeras tres carreras en pista.

-¿Y ahora que ya sos campeón, que te queda por conseguir?

-Quiero disfrutar y lucir el Nº 1. Es lo más lindo que le puede pasar a un piloto. El próximo torneo comenzará todo de vuelta y volverán las ganas de ganar, pero con menos presión, sin dudas.