Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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Aún con el Chaira enfrente, a la Villa le faltó “filo” para ganar

Fue 0-0 en el Fortín. El tricolor, que sigue invicto con un triunfo y dos empates seguidos, no pudo alcanzar la cima del grupo 3, que está en manos de Tiro Federal.
¡Qué tapada! El arquero Jaime, de Racing, amarga a Alan González, quien tuvo la oportunidad de abrir el marcador tras pescar un rebote y sacar un puntinazo.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

“Un 0-0 es como un domingo sin sol".

Nada más que agregar a la frase que inmortalizó el gran maestro Alfredo Di Stéfano, quien dejó el mundo terrenal hace ya casi tres meses.

Ayer, en el Fortín, Villa Mitre y Racing de Olavarría sostuvieron un partido con sabor a nada. Sin esa adrenalina excitante que genera el fútbol, y con calificaciones individuales que apenas superaron la mediocridad.

El tricolor se hizo cargo del partido. Porque lo pensó durante la semana, y porque tenía la obligación. Fue un equipo ancho, pero no profundo; dinámico, pero no punzante; atrevido, pero nada justiciero... Apenas un extra en una película a la que le faltó un condimento especial para que sea taquillera: el gol.

El día anterior al cotejo, Rubén Agüero --ayer suspendido, por eso al equipo lo dirigió Federico Gómez Peña-- dio un posible once inicial, pero en la planilla oficial aparecieron otros nombres, y de algunos jugadores que ni siquiera el DT había mencionado.

Pero bueno, es cuestión de acostumbrarse. El 4-4-2 del dueño de casa, por las características de Mugabure, quien acompañó a Carrillo arriba, a veces se transformó en un 4-4-1-1. Tuvo la pelota, la llevó para acá y para allá, aunque sus intenciones se desvanecieron como pompas de jabón en los metros finales.

El área visitante pareció el laberinto del terror para los villamitrenses. No es que tuvieron miedo a entrar, pero sí tomaron muchas precauciones. Más psicológicas que futbolísticas. Porque la ansiedad y el hecho de pensar sólo en Carrillo fueron los peores consejeros de un elenco que se fue cansando de tanto insistir y de quedar en el intento.

Aunque démosle una pizca de mérito al Chaira olavarriense, que siempre jugó a mil millas de Cornaló. Se defendió, no pateó al arco, aguantó con dos líneas de cuatro muy retrasadas y festejó el punto como si hubiese ganado la Copa Libertadores.

Llamó la atención que lo de Villa Mitre fue de mayor a menor. En el segundo tiempo, salvo un puntazo de Alan González que rebotó en el pecho del arquero Jaime, no dio la sensación de que mereció ganar el pleito.

Pero sí, la Villa debió ganar, aunque tendrá que inventar variantes, empezar a pensar en alguna jugada preparada y, ¿por qué no?, en comprar puntería en algún lado...