Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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Ultimaron a otro comerciante que se resistió a un robo con armas

Un certero disparo en el pectoral izquierdo y otro tiro en una pierna terminaron con la vida ayer, en horas de la mañana, del vendedor de golosinas Leonardo Jorge Conditi, de 54 años, quien se habría resistido a un asalto perpetrado por tres sujetos en la distribuidora Ocean, de Brandsen 248, blanco repetido de los delincuentes.
Ultimaron a otro comerciante que se resistió a un robo con armas. Deportes. La Nueva. Bahía Blanca


 Un certero disparo en el pectoral izquierdo y otro tiro en una pierna terminaron con la vida ayer, en horas de la mañana, del vendedor de golosinas Leonardo Jorge Conditi, de 54 años, quien se habría resistido a un asalto perpetrado por tres sujetos en la distribuidora Ocean, de Brandsen 248, blanco repetido de los delincuentes.


 El sangriento atraco también provocó heridas leves en un cliente y amigo de la víctima, Héctor Cortez (55), y movilizó una vez más a distintas fuerzas bahienses en reclamo de nuevas medidas de seguridad, atento a la creciente violencia urbana.


 Notablemente disgustado, el intendente Jaime Linares le comunicó la preocupación al ministro de Seguridad Juan Pablo Cafiero y se reunió por la tarde con jefes policiales locales, a fin de buscar soluciones para contrarrestar el auge delictivo.


 Es que Conditi, domiciliado en San Andrés 542, también dueño del local céntrico Din Don, fue el segundo comerciante asesinado en estas circunstancias en poco más de dos meses, si contamos el ataque al quiosquero Guillermo Aimar, ocurrido en su local de Teniente Farías al 1500, y sumado al salvaje crimen del supermercadista Horacio Aguirre, quien se topó con la muerte en 1998.


 En el hecho de la víspera actuaron tres delincuentes jóvenes, de entre 25 y 28 años --dos de ellos a cara descubierta y el tercero cubrió su rostro con una bufanda--, todos armados, quienes huyeron del lugar aparentemente sin botín alguno, a bordo de un automóvil Renault 18 azul metalizado, con vidrios polarizados.


 El coche, cuya patente llevaría los números 798, era intensamente buscado anoche por la policía.


 El frustrado robo ocurrió entre las 9.20 y las 9.25, cuando en el local, denominado Ocean, se encontraban Conditi, Cortez y al menos tres empleados.


 "Según los primeros testimonios, el delito comenzó en la oficina de la víctima --ubicada al fondo del sector de atención al público--, y concluyó a pocos metros de la puerta de acceso", confirmó ayer a mediodía el subcomisario Adrián Otero, subjefe de la comisaría Primera, a cargo de la jurisdicción, a poco de retirarse del lugar.


 La partida del uniformado se registró en medio de consternantes escenas de dolor protagonizadas por familiares, allegados y amigos de Conditi --entre ellos su mujer y su hijo--, quienes comenzaron a llegar a la distribuidora poco antes de las 10, cuando las radios ya daban cuenta de la trágica novedad.


 Otero confirmó que procedieron al secuestro de "dos vainas, calibre 9 corto, 380, y un trozo de proyectil que será sometido a un peritaje posterior por parte de Policía Científica", que serían resultado de los disparos ejecutados por los malhechores.


 "No hay ninguna circunstancia que indique que la víctima estaba armada. Según los dichos de empleados y familiares, no tenía armas en el local", afirmó el policía, para luego aclarar que sólo habría opuesto resistencia física.

"Había desorden". "De lo observado en el lugar, podemos decir que pudo haber alguna clase de resistencia; había desorden", añadió.




 El subcomisario confirmó que, de acuerdo con el primer informe del médico forense, la víctima mortal habría recibido un disparo en el sector izquierdo del tórax y otro en una extremidad inferior.


 Acerca de los sujetos buscados, confirmó que huyeron en un auto azul y que "los tres estaban armados; dos con pistolas y uno con revólver, según las primeras impresiones".


 Finalmente, aseguró que no está absolutamente confirmado que los malvivientes escaparon con las manos vacías, aunque sí que no alcanzaron la caja fuerte.


 Poco antes de Otero, se retiró de la firma el comisario mayor Raúl Emilio Mombelli, jefe de la DDI local, quien pocos datos aportó de manera pública.


 "Sería de mi parte irresponsable estar dando detalles del caso. Hubo un sinnúmero de testigos, entre clientes y empleados", afirmó mientras caminaba hacia un patrullero.


 Informó que el área de Seguridad de la fuerza dispuso de un control carretero y no dio precisiones acerca de si existió intercambio de disparos, si el comerciante estaba armado o qué cantidad de dinero guardaba el perjudicado.


 "Entiendan que es una distribuidora grande y que generalmente maneja dinero", explicó, para sostener que "no teníamos antecedentes recientes de asaltos en el lugar, pero en los últimos tres o cuatro años había sido blanco en varias oportunidades de robos".


 El cuerpo de Conditi --quedó tendido en el suelo a sólo dos metros de la puerta del frente--, fue retirado por enfermeros de una cochería local, dos horas después de cometido el ilícito.


 Empleados y propietarios de algunos negocios del sector --esa cuadra es netamente comercial--, lejos de salir del asombro por la ingrata noticia, afirmaron que tanto la golosinería como la estación de servicio de Brandsen y Lamadrid eran los blancos predilectos de los ladrones en la zona.

Qué pasó adentro




 De acuerdo con las primeras averiguaciones, los ladrones ingresaron y se dirigieron de inmediato a la oficina de Conditi, donde lo intimidaron con las armas, en presencia de Cortez.


 "No les voy a dar nada, no me van a sacar nada", les habría advertido a gritos el comerciante, con lo cual se produjo la resistencia y los posteriores tiros.


 Los sujetos escaparon hacia la calle y la víctima, mientras decía "me hirieron", alcanzó a caminar hasta el pasillo central de la distribuidora, donde finalmente cayó, a no más de dos metros de la puerta principal.


 No está clara aún la dirección que tomaron los malhechores. Algunos dicen que abordaron el automóvil en la misma calle Brandsen, partiendo hacia Soler, y otros comentaron que habrían subido al coche en Lamadrid, movilizándose como para la zona céntrica.


 Lo cierto es que en la tarde de ayer prestaban declaración testimonial las otras cuatro personas presentes en el negocio al momento del intento de sustracción.


 Personal de la DDI también habría podido localizar a otros testigos, externos, que echarían luz al momento de la fuga, entre ellos figurarían supuestamente dos barrenderos.

¿Por un abultado botín? Los investigadores estimaban que el trío de delincuentes habría llegado al comercio con la expectativa de alcanzar un abultado botín. Es que, según agregaron, la distribuidora estuvo abierta el jueves y sábado últimos, cuando la venta de golosinas habría crecido por el festejo de Pascuas. No obstante, nadie confirmó la cantidad de dinero que había en el lugar al momento del cruento robo.

En solidaridad. A las 10.45, tras recibir curaciones en su pie izquierdo en la guardia del Hospital Municipal, Héctor Cortez se presentó nuevamente en la distribuidora para solidarizarse con los familiares de Conditi. Pese a que prefirió no formular declaraciones, dijo que el disparo tuvo entrada y salida y que sólo sufrió un bajón de presión por la herida. "Acá venía a tomar café tres veces por semana", afirmó, en referencia su vinculación con el comerciante.

"No usaba armas"








 Aún conmovido por el suceso, Pedro Muñoz, primo de la víctima y empleado desde hace siete años de la golosinería, aseguró que el comerciante no empleaba armas de fuego.


 "Sufrimos como 14 robos; la última vez nos entraron por el costado y él cerró todas las puertas, pero no usaba armas, aunque me decía uno de los chicos que está con nosotros que se habría resistido", agregó.


 Muñoz se retiró del negocio diez minutos antes del atraco, cuando abordó un utilitario Citroen y se dedicó al reparto de mercadería y cobranzas, como diariamente lo hace.


 "Había ido a la Escuela 22 y a la 59, fui a buscar un cheque y me preguntaron cómo andaba y les pregunté por qué, y ahí me dijeron que se habían enterado del hecho", comentó el trabajador, con ojos vidriosos y relato entrecortado.


 El vocero, por último, confirmó que Cortez es cliente del local y había llegado para buscar cambio.


 También en el lugar, atónito por la noticia, un proveedor de chocolates Bariloche de la distribuidora confirmó que se había contactado telefónicamente con Conditi pocos minutos después de las 9.


 "Me llamó él a las 9.05 o 9.10 y me dijo 'Negro, por qué no venís a buscar una factura que tengo acá' y le dije 'Leonardo, estoy medio complicado, porque estoy en Villa Rosas' y me aclaró que no vaya después de las 10, porque tenía que salir", relató.


 "No vine de casualidad, porque si andaba por acá, frenaba y también me podría haber tocado a mí", añadió el viajante, quien calificó a la víctima como "un gran comerciante, pagador al ciento por ciento".

"El grado de violencia es inaceptable"




 Inmediatamente después de conocida la desgraciada noticia del deceso de Conditi, el intendente municipal Jaime Linares se comunicó con el ministro de Seguridad provincial, Juan Pablo Cafiero para plantearle la preocupación generalizada por el cruento accionar delictivo en nuestra ciudad.


 "El grado de violencia me parece inaceptable. Le planteé al ministro el grado de descontrol, que ya le hemos comentado varias veces, que están ocasionando este tipo de acciones, que no se terminan de resolver y que, cada vez más, están dando una sensación a la gente de una mayor inseguridad", afirmó públicamente.


 El jefe comunal confesó que conocía personalmente al comerciante abatido y que "si bien no es justificable la actitud de alguien que está con bronca, es absolutamente previsible que, harto de no tener respuestas, pueda tener una reacción de este tipo. Conditi es alguien que estaba con bronca desde hace mucho tiempo y que, cuando no le robaban por arriba, lo hacían por abajo o por el frente".


 "Más allá del desborde que puede tener la situación por temas socioeconómicos, esto tiene que ver con el grado de violencia e impunidad, que van en ascenso. Hace un mes y medio atrás tuvimos un hecho similar (por el caso de Aimar) y no aparecen las respuestas", sostuvo Linares.


 Al referirse a un eventual refuerzo de las medidas de seguridad, el intendente declaró que "ya no alcanza solamente con la prevención, se necesitan más policías en la calle, más detección; nosotros somos de los pocos que estamos trabajando en Bahía Blanca con un mapa del delito, pero esto no ayuda a resolver este tema de Conditi".


 "Queremos tener una idea sobre con qué grado de exigencia se puede trabajar hacia niveles superiores, que son los responsables, de alguna manera, de contener esto", concluyó Linares, al referirse al objetivo del encuentro de la tarde de ayer.

"Cierro el negocio o tomo medidas de seguridad violentas"




 El 7 de mayo de 1998, cuando ya había sido damnificado por más de diez robos, el comerciante Leonardo Conditi, propietario de la golosinería Ocean, confesó: "Cierro el negocio o tomo medidas de seguridad violentas que a uno obligan a tomar, como para asegurarme de que aquí no entra ningún ladrón más".


 "Me entregué, ya no denuncio nada porque pierdo el tiempo y tengo que justificar que es verdad que me robaron; prefiero no hacer nada porque ya sé los resultados que voy a obtener, que van a ser negativos", dijo.


 En horas de la madrugada de aquel día, desconocidos habían ingresado en el comercio que desde hace 40 años funciona en Brandsen 250, tras forzar una chapa y hacer un boquete en el techo del depósito.


 "Se llevaron mercaderías y algo de dinero, todavía no tenemos el monto total, pero no es una suma considerable. Que a uno le roben mucho o poco, igual se siente mal", dijo el damnificado.


 "En tres años nos robaron once veces y no hay respuesta de la policía. En tres oportunidades forzaron la caja fuerte, tengo tres cajas y las estoy coleccionando", afirmó.


 Los ladrones, esa vez, vieron frustradas sus intenciones de obtener dinero, porque había muy pocas cosas de valor en la caja.


 "Me cansé, por eso estoy pensando en cerrar el negocio o tomar las medidas adecuadas como electrificar el techo; así, el que intente entrar, bueno... evaluaremos después las consecuencias", señaló en la oportunidad.


 Consultado Conditi sobre si poseía sistema de alarma, indicó que "teníamos, pero tres o cuatro veces lo rompieron, ya no pongo más, es un gasto que no se justifica, ya no sirve, igual estos sujetos entran con absoluta facilidad".


 El 25 de diciembre pasado, en el mismo inmueble, los ladrones, que actuaron con un soplete, abrieron la caja fuerte y sustrajeron 400 pesos, un fax y mercaderías por un valor cercano a los 5.000 pesos, además de destrozar las centrales telefónicas.


 Estos fueron algunos de los varios robos que tuvieron como blanco la distribuidora del comerciante ultimado en la víspera.

La ejecución de Horacio Aguirre
* El 13 de junio de 1998, Horacio Juan Aguirre (50) fue ultimado de cinco balazos al intentar defenderse de la acción de dos delincuentes que intentaban asaltar el supermercado de su propiedad, ubicado en Paunero 1130.





 * La virtual ejecución se llevó a cabo ante la mirada atónita de varios empleados del local, entre ellos dos hijas de la víctima.


 * El asalto causó consternación en el vecindario, ya que la víctima estaba catalogada como una excelente persona.


 * En relación con el crimen, la policía detuvo a Sergio Fabián Blanco y Jorge Ricardo Almirón, quienes, juzgados el 16 de mayo de 2000 por la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal, fueron sentenciados a cumplir 21 y 20 años de reclusión, respectivamente, por homicidio en ocasión de robo.

El crimen de Guillermo Aimar




 * El 19 de febrero de 2003, Guillermo Aimar (45) fue llevado de urgencia, agonizando, a un centro asistencial, pero murió en el camino.


 * La víctima, propietaria del quiosco Chocolate, en Teniente Farías 1507, se enfrentó a dos jóvenes que lo asaltaron, generándose un tiroteo que resultó fatal cuando intervino un policía.


 * Los ladrones, Miguel Alejandro Oporto (18), un menor de 16 años y Roberto Carlos Silva (18), fueron arrestados.


 * El policía interviniente, oficial Oscar Chaparro, resultó ileso, al igual que su hermano, quien lo acompañaba.


 * El plomo hallado en el cadáver de Aimar era del arma del uniformado y, pese a que algunos familiares de la víctima no opinan lo mismo, los investigadores creen que Chaparro disparó contra el dueño del local de manera involuntaria.