Bahía Blanca | Viernes, 03 de mayo

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“Compro discos de vinilo”

El bahiense Pablo Muñiz creó una página en Facebook y dice que su intención con todo esto es que no vayan a la basura. El gran valor de los círculos negros que atesoran música.
“Me gustaría que retomemos la pasión y volvamos a escuchar discos con amigos”, dice Pablo Muñiz.

Por Maximiliano Palou / mpalou@lanueva.com

--¿Cuánto pagás por disco?

La pregunta es la que más escucha Pablo Muñiz. Desde hace 2 meses creó en Facebook “Compro discos de vinilo”. Esta cerca de los 1.000 “Me gusta”. Y ya recibió varias llamadas.

--¿Y cuánto pagás por disco?

--Lo que me gusta conocer primero, como para romper el hielo, es cuál es la historia que hay detrás de cada disco. Después empezamos a hablar de cuáles tienen, de los intérpretes... Hay discos que valen más que otros.

--¿Y quiénes venden discos de vinilo?

--Me encuentro con muchos hijos vendiendo los de sus padres. Yo no podría vender los de mi mamá, por ejemplo. Pero también algunos de esos chicos me dicen: “Te vendo estos, pero estos otros no porque son los que escuchaba con mi papá”. Y a veces ni tienen tocadiscos.

***

--Escuchemos el Himno por Charly García --invita Pablo. Pone la púa en uno de sus 1.000 discos. Los bafles suenan impecables.

--¿Ves? Es otro sonido --dice.

Pablo es ingeniero. Cree que los seres humanos somos analógicos y que por eso se va a escuchar más la música en ese formato que en digital.

--Nos es más fácil comprender lo analógico. Por los cortes que tiene la música grabada en digital te cansa más, no te bancás más de 2 discos en digital, en cambio en vinilo podés escuchar mucho más.

Pablo se apasiona y tira un monólogo a favor de las púas, los surcos y las bandejas.

--La calidez que tienen los discos de vinilo es incomparable, los matices... y la parte social. Uno no invita a escuchar CD, pero sí a escuchar discos de vinilo. Acá, a mi casa, vienen mis amigos y enseguida me piden que se los ponga. O ellos mismos empiezan a ponerlos, a tocarlos, a ver los artes de tapa, sacan los insert, leen las letras, cantan y hasta nos ponemos a bailar, ja, ja, ja... Se arman fiestas alrededor de los discos de vinilo. Es muy compartible todo este mundo.

Después, cuando para, admite que la desventaja está en la portabilidad.

--Cuando estoy en el auto o salgo a correr no me queda otra que escuchar en digital.

Pero enseguida vuelve a su papel de abogado del vinilo.

--Siempre estoy pensando en cuando vuelva a casa. Yo escucho música sin hacer otra cosa. Apago la luz y escucho.

***

Su defensa del vinilo es interminable.

--La búsqueda de los discos también es parte de todo esto. Cuando vas a buscarlos te los van mostrando y enseguida pensás: “Quiero escucharlo”.

--¿Qué hacés cuando te los traés a tu casa?

--Soy vejiga: los limpio, si la bolsita interior no está bien se la cambio, le pongo una bolsa exterior para protegerlo. Después de todo eso lo pongo en el tocadiscos con la expectativa de ver cómo va a sonar.

--¿Y?

--Es un momento único, porque ahí se llega a lo máximo de todo esto: escuchar.

***

Pablo Muñiz todavía se acuerda del primero.

--Lo compré en Olavarría. Era uno de Queen.

Y piensa:

--No me imagino a mis hijos con 12 años yendo a comprar un disco. Yo juntaba dinero y después iba a la disquería.

--¿Y vos cómo empezaste a escuchar música?

--Por mi mamá (Vilma). En mi casa siempre había música, era algo usual. Ella escuchaba clásica y jazz.

--¿Y vos?

--Rock, pero ya a los 15-16 me enamoré del jazz.

* * *

Pablo saca un disco de los Bee Gees para demostrar que se puede bailar con el tocadiscos. Como en la época de los asaltos.

--Me gustaría que retomemos la pasión y volvamos a escuchar discos con amigos. Mi intención con todo esto es que los discos no vayan a la basura. Soy un salvador de los vinilos, ja, ja, ja.