Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

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Definieron el mapa de las inundaciones

"Nunca se puede saber a ciencia cierta cuándo se producirá una gran precipitación, por eso es importante que la ciudad disponga de obras que contemplen esa posibilidad". La frase pertenece a Paula Zapperi, doctora en Geografía, quien ayer disertó sobre este tema en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Sur y presentó un plano de la ciudad con los sectores más críticos relacionados con las inundaciones.

 "Nunca se puede saber a ciencia cierta cuándo se producirá una gran precipitación, por eso es importante que la ciudad disponga de obras que contemplen esa posibilidad".


 La frase pertenece a Paula Zapperi, doctora en Geografía, quien ayer disertó sobre este tema en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Sur y presentó un plano de la ciudad con los sectores más críticos relacionados con las inundaciones.


 Con la dirección de la doctora Alicia Campo, Zapperi acaba de presentar su tesis doctoral denominada "Hidrografía Urbana de la ciudad de Bahía Blanca", donde señala que la urbanización genera modificaciones sobre el mismo medio natural, al tiempo que los resultados de las intervenciones y el crecimiento no planificado suelen ocasionar impactos negativos en el ambiente, perjudicando también a la población local.


 "Uno de los principales efectos de la urbanización es el aumento de la escorrentía (corriente que rebosa su cauce), la cual contribuye al anegamiento del área urbana. En Bahía, la ocurrencia de precipitaciones provoca el aislamiento de distintos sectores de la ciudad y ocasionalmente la evacuación de pobladores", indicó.


 Luego dijo que los factores que originan estos eventos radican principalmente en la saturación de la red de desagües pluviales, el perfil topográfico natural y las modificaciones derivadas del crecimiento urbano.


 "El objetivo del trabajo fue analizar las características del medio físico que se relacionan con las problemáticas hidroambientales de la ciudad y su consideración en los planes de ordenamiento", puntualizó.


 Tras recordar que el planeamiento urbano y la formulación de programas de desarrollo tienen una larga trayectoria en la ciudad, sostuvo que en estos instrumentos de gestión se han considerado las características del medio físico para proyectar el crecimiento de la ciudad. Ejemplo de ello es el patrón de ordenamiento longitudinal que fue establecido en función de las características topográficas de Bahía Blanca.

Extensión dispersa.




 La investigadora dijo que en los últimos años la urbanización de la periferia respondió al modelo de crecimiento en extensión, debido a la creciente tendencia a vivir en áreas suburbanas verdes de baja densidad y a la disponibilidad de tierras a menor costo en algunos sectores de la franja periurbana, entre otros factores.


 "La forma dispersa en que se extiende la ciudad dificulta y encarece el tendido de servicios y mantenimiento de las vías de circulación, lo que contribuye al surgimiento de problemáticas,
como los anegamientos o erosión en las calles sin pavimentar.



 Agregó que el análisis del código de zonificación junto con las características topográficas y geomorfológicas de la ciudad permitió observar que en sectores donde se producen gran parte
de los anegamientos (llanura aluvial y llanura emergida) se permite el uso residencial de densidad media alta (R1). En el caso del sector suroeste (Villa Esperanza, Villa Moresino, Bulevar Juan B. Justo, etc.), donde se registraron la mayor cantidad de evacuados, el uso pasa a ser residencial mixto (RM) y las áreas de vivienda compatibilizan con la industria-taller.



 "Por otra parte, el análisis de la evolución de la mancha urbana mostró que en el sector sur (Villa Rosas e Ingeniero White) no se ha manifestado un importante proceso de crecimiento. Por el contrario, la urbanización de los últimos años se ha desarrollado en el norte, donde los usos permitidos son residencial de transición (entre el sector urbano y suburbano) y residencial parque de baja densidad y vivienda unifamiliar (Rp2).


 "En la franja longitudinal comprendida entre los 30 y 60 metros, las calles sin pavimentar se erosionan con la ocurrencia de lluvias intensas y se generan inconvenientes para circular por las mismas. Por otra parte, en los sectores bajos de la zona de peniplanicie se dificulta el escurrimiento y se producen anegamientos. Cabe aclarar que el crecimiento urbano en el área se produjo a un ritmo mayor al de las obras de infraestructura realizadas por el gobierno local".