El día que los pibes le dieron a Olimpo un triunfo clave para el título
Aldo Moreschi fue protagonista de un partido donde los chicos de la Reserva vencieron a Rosario Puerto Belgrano y acercaron al aurinegro a una nueva conquista. Fue en 1981.
Subjefe de la Sección Deportes con especialización en temas deportivos. Más de 30 años comentando fútbol y otro tipo de actividades; además de haber realizado coberturas en todo el país con la incursión de los elencos bahienses en la elite del fútbol nacional. También coberturas del seleccionado Argentino en acontecimientos como Copa América y amistosos internacionales.
Cumplió su sueño del pibe. Nació en Bahía, se formó futbolísticamente en Algarrobo y se dio el gusto de jugar un partido en la Primera de Olimpo, y de ser campeón.
Ado Moreschi nació el 15 de agosto de 1963 y a los 14 años inició su carrera en las inferiores de Juventud Unida.
“Eran torneos cortos, porque en no había gran cantidad de chicos. Jugué en inferiores, pasé por Reserva y Primera. En ese interín mi padre me anota en el Colegio La Piedad, donde me junté con compañeros que hacían inferiores en Olimpo y de ahí empecé en la octava del aurinegro”, dijo Aldo.
Su primer técnico fue el formador Rafael Gallichio e hizo el recorrido hasta su debut en Primera, pasando por todas las categorías e, incluso, siendo campeón en Reserva.
“Mi corazón siempre estuvo y estará en calle Ángel Brunel. Estoy radicado desde hace años en Venado Tuerto, pero tengo un hijo en Bahía y cada vez que voy me invaden esos recuerdos imborrables”, contó Aldo.
“Tuve la suerte de jugar con Roberto Depietri, un gran amigo que ya no está y se lo extraña. Roberto tenía una visión de campo espectacular, ponía pelotas increíbles y hacía muchos goles. Con edad de sexta y séptima ya lo convocaban para jugar en instancias mayores. Rafa, en inferiores, lo ponía de ‘9’, mientras que yo jugaba de ‘10’ y de ‘11’”, apuntó.
También tuvo la suerte de compartir plantel con el “Gallego” Palacio, Manuel Cheiles, Juan Bazerque y Daniel Florit, entre otros.
De la mano de Eduardo Grispo su ascenso a Primera llegó por decantación, aunque su debut se produce por un conflicto del plantel superior.
“Olimpo estaba en la etapa de clasificación al cuadrangular final. Los pibes de reserva fuimos a poner el pecho en un partido durísimo ante Rosario Puerto Belgrano, que tenía un equipazo. Perdíamos 1-0 (Grecco) y lo dimos vuelta con goles de ‘Pachi’ (Pablo) Martínez y Sergio Roigé, un ‘9’ que tenía muchas condiciones. También jugaba Cortina Durá, un entrerriano muy talentoso, quien había llegado para hacer el servicio militar en la Base Naval Puerto Belgrano”, aseguró.
“Ese partido lo jugué de wing izquierdo. Recibo un pase abierto, levanto la cabeza y lo veo a Pachi, que jugaba de 5, picando por el medio; salió una linda asistencia para el gol del empate”, sostuvo.
-¿Cómo los recibieron en Olimpo?
-Con una enorme alegría, pero nada se asemejaba al momento vivido por nosotros; orgullosos de poder cumplir y de dejar en alto el prestigio de una casaca tan respetada. La mayoría éramos pibes de 16, 17 y 18 años. Luego los jugadores de Primera arreglaron sus diferencias y Olimpo terminó dando la vuelta olímpica.
-¿Qué pasó con tu carrera futbolística?
-Me rompí los meniscos de una rodilla. En cancha de Liniers, jugando en Reserva, el “5” (Févola) me pega con la punta del botín en la rodilla y fue el final de mi carrera. Trabajé mucho tiempo en la recuperación con el doctor Rafti, una eminencia, pero se hizo larga y no puede volver a mi nivel.
“En ese partido, mientras me atendía Rafti dentro de la cancha, un curandero de nombre Pedro, al que le decían ‘Don Pedro’, dio toda la vuelta a la cancha corriendo y le gritaba al doctor que no me infiltrara, algo común que se hacía para calmar el dolor. Rafti estaba sorprendido de ver la desesperación de este hombre. Me pregunto siempre si tenía la solución a mi problema, porque luego me enteré que mucha gente iba a atenderse con ‘Don Pedro’, catalogado como un buen masajista”, señaló.
-¿Qué recordás de ese equipo de Reserva?
-Una final ante Villa Mitre en cancha de Liniers. Un partido durísimo, típico de final. Ganamos 3-2 y salimos campeones. Dos goles fueron anotados por Sergio Roigé.
-Te retirás siendo muy joven.
-A los 22 años. Volví a Juventud Unida de Algarrobo a cumplir el sueño de jugar en Primera. Fueron algunos partidos, porque la rodilla ya no daba para más. Recuerdo un gran triunfo en Médanos (2-1) ante 12 de Octubre con dos goles míos. En el pueblo esos triunfos se disfrutaban mucho.
"Tuve la suerte de jugar con mis primos, Marcelo y Hernán Moreschi, y varios jugadores de Algarrobo. El técnico era el querido "Cholo" Tunessi", señaló.
-¿Cómo eran las canchas de la Liga en esa ápoca?
-Siempre recuerdo la cancha de Comercial. Salíamos con las rodillas peladas, coloradas o ensangrentadas. Te caías y las piedras hacían estragos. Había otras similares, pero la de White era complicada.
-¿Cómo está integrada tu familia?
-Somos todos hinchas de Independiente de Avellaneda. Mis hijos son Gastón (30 años), Francisco (32) y Nicolás (34). El más grande vive en Bahía y los más chicos están en Rosario.
"Gastón se destacó como futbolista en Venado Tuerto y se probó en el “Rojo”, cuando estaban Américo Gallego y “Cacho” Borelli. Fueron apenas unos meses, donde se dio el gusto de vestir la casaca de la que somos fanáticos", resaltó.
“Estoy casado con Fernanda y soy abuelo de Clara. Estamos muy felices en Venado Tuerto, donde trabajo en una fábrica de cosechadoras de aceitunas”, finalizó.