Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

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Video: Hace 25 años, la F1 volvía al país con un invitado de lujo en pista

Aquella jornada tuvo como ganador al inglés Damon Hill. 

   Ni la lluvia pudo empañar la fiesta. Hace exactamente 25 años, un remodelado Autódromo "Oscar y Juan Gálvez" de Buenos Aires se vestía de gala para el regreso de la máxima categoría automovilística mundial al país. 

   Aquel domingo 9 de abril de 1995, la jornada competitiva pasada por agua tuvo como amplio dominador al inglés Damon Hill (Williams), quien batallaría codo a codo con el alemán Michael Schumacher (Benetton) el título de aquel año. 

   Horas antes al desarrollo de la segunda cita del mundial, los miles de fanáticos presentes tuvieron el honor de deleitarse con un jugoso aperitivo: gracias a la iniciativa del italiano Luca Di Montezemelo, por entonces presidente de Ferrari, el santafesino Carlos Alberto Reutemann volvía a subirse a un monoplaza de Fórmula 1. 

   A bordo del 412 T1 de 1994 (con el Nº11 que el santafesino utilizara en su paso por la escuadra de Maranello), "Lole" se dio el gusto de girar en un bólido por primera vez en 13 años, causando una gran impresión en todos los presentes. 

   “Desde que me retiré, giré una sola vez en Le Castellet (Francia) en 1986, con un Ligier. No me pareció tan diferente a los autos que yo manejaba. Aunque las bases de conducción son siempre las mismas: cómo entrar a las curvas, cómo frenar... Pero esto es otra cosa. Mi época era muy dura porque era más insegura", contaba Reutemann previo a la prueba. 

   Si bien se trató de una exhibición, no faltó quien se tomará el trabajo de cronometrar los parciales del ex gobernador de Santa Fe. Y para sorpresa de muchos, el subcampeón de 1981 hipotéticamente (en otras condiciones de piso) habría ocupado el 10º puesto en la clasificación del sábado. 

   "Tuve mucho cuidado y puse mucha atención, ya que volver a subirme a un auto de estos y sobre la pista mojada, con la potencia impresionante que tienen, era muy delicado. La diferencia fundamental que encontré con los de mi época, es la potencia. Es brutal. Acelera de una manera que no sabés dónde va a ir a parar. Me queda la sensación de haber hecho algo que hice siempre. Cuando transitaba por la ‘viborita’, la curva del Ombú, sentía que lo había hecho hace poco, como si no hubiera pasado tanto tiempo", detalló Lole.