Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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Sergio Hernández: “Me sentí como cuando nace un hijo”

Un día como hoy, hace 15 años, “Oveja” asumía por primera vez como DT del Seleccionado argentino.

Fotos: archivo-La Nueva y gentileza Carlos Jones.

Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lanueva.com

 

   El 31 de marzo de 2005 el nombre de Sergio Hernández se sumaba a la lista de técnicos bahienses al frente de la Selección argentina.

   Atrás había quedado el “jugar a ser entrenador” en su Villa Mitre, que le sirvió de plataforma para después saltar a Bahiense del Norte, en una forma de comenzar un camino independiente, sin los prejuicios que genera ser “el pibe” del club.

 Con los Mini de Villa Mitre, en 1981. Arriba: Oveja, Jorge Fernández, Pablo Barcia, Diego Barbas, Eduardo Miranda y Alejandro Bertolino. Abajo: Ariel Hosni, Gustavo Aragón, Gabriel Romanelli, Walter Loscalzo, Martín Hosni, Cristian Maisonave y Adrián Milenatti.

 

    Con el bolso lleno de ilusiones dejó Bahía en busca de su propia identidad en el básquetbol profesional, como ladero de Julio Lamas.

El asistente de Julio Lamas en Sport Club.

    Y poco tardó en quedar en primera línea, al frente de un equipo de Liga Nacional, más precisamente Sport Club.

Junto con Daniel Farabello, en la época de Sport.

    En esa competencia anduvo por todos los extremos, se fortaleció, creció, se moldeó y cuando no lo esperaba, pero sí lo soñaba, llegó el día.

    “Sabía que era uno de los candidatos y me ilusionaba. Cuando me llamaron fue muy fuerte. Ni pensaba en las condiciones económicas. Todavía no lo puedo creer”, admitió el 31 de marzo.

Luciendo la camiseta de la Selección, durante la presentación.

    Ese día se oficializaba su cargo de entrenador jefe del seleccionado mayor, que todavía estaba festejando el título olímpico de 2004.

   “Vengo a mantener el prestigio ganado en los últimos años. Las ganas de ganar más títulos están intactas. Tengo un compromiso a morir con el seleccionado”, dijo.

   Y resumió, en una frase, la sensación que tuvo cuando le confirmaron el cargo: “Me sentí como cuando nace un hijo”.

   Ese día, otro hijo que el básquetbol bahiense había visto nacer, se ganaba un lugar entre los grandes.