Siempre se puede estar peor: la situación del comercio bahiense
Cuando el sector todavía no se había recuperado de la pandemia y del temporal de diciembre de 2023, la inundación del 7 de marzo complicó aún más el panorama.
Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
El agua que inundó Bahía Blanca el 7 de marzo ya bajó en casi todos los barrios, pero inmediatamente le dio paso a la desazón de innumerable cantidad de comerciantes y emprendedores que perdieron muchísima mercadería.
Para tomar dimensión de esta situación, en 2022, según las últimas estadísticas oficiales disponibles, Bahía Blanca contaba con 7.475 empresas, de las cuales 2.345 eran comercios; 819 estaban habilitadas como compañías de transporte y almacenamiento; 756 de asociaciones y servicios personales y 534 de establecimientos vinculados a la industria.
Los otros rubros que lideraban este eran firmas de: construcción (486); salud y servicios sociales (423); servicios profesionales, científicos y técnicos (401); actividades administrativas y servicios de apoyo (390); agro y pesca (288); alojamientos y gastronomía (230); finanzas y seguros (188); servicios inmobiliarios (187); información y comunicaciones (124); servicios artísticos, culturales y esparcimiento (113) y enseñanza (100).
Y el resto se lo repartían empresas vinculadas a petróleo y minería (22), agua y saneamiento (22), suministro de electricidad y gas (14) y otros rubros (33).
La gran mayoría de éstas se vieron afectadas de distintas maneras. Algunas perdieron mercadería, otras se vieron afectadas en la estructura en la que funcionaban y la mayoría perjudicadas en mobiliarios, herramientas o elementos de trabajo.
“La verdad es que el panorama es desvastador. Después de atravesar la crisis de la pandemia y los efetos del temporal del 16 de diciembre, los comercios bahienses volvieron a sufrir un golpe durísimo, que en muchos casos será de nocaut”, graficó Martín Garmendia, presidente de la Cámara de Comercio de Bahía Blanca.
Pese a las medidas de alivio fiscal que anunció la semana pasada el intendente Federico Susbielles para reactivar la economía local tras la devastadora inundación que afectó a la ciudad, Garmendia manifestó que la subsistencia de muchas pymes o emprendimientos familiares será muy dificultoso.
“Una gran cantidad de comercios quedaron en el camino en 2023; otros tuvieron espaldas para rehacerse, pero creo que esto fue el golpe final para muchos, porque la problemática viene de arrastre. Calculamos que el 80% de los comercios sufrió algún tipo de afectación”, sentenció.
Y añadió: “No sólo se trata de reponer la mercadería, que de por sí es un costo enorme, sino arreglar la estructura de su comercio, pagar los sueldos de los empleados, abonar los alquileres. El capital del comerciante es la mercadería, y si no la tiene para vender, no puede generar dinero para cumplir con sus obligaciones”.
Garmendia manifestó que para escapar de esta nueva crisis se requerirá de ayudas extraordinarias.
“El alivio fiscal sirve, pero el comercio hoy necesita de una ayuda económica en pesos, en forma rápida. Es necesario que los bancos también asuman responsabilidades y habiliten líneas crediticias blandas. El emprendedor se tiene que hacer cargo del alquiler, de los empleados y de reponer la mercadería. Eso es hoy, no mañana o dentro de unos días”.
Sin embargo, el dirigente señaló que es necesario direccionar correctamente los recursos.
“Nosotros estamos trabajando muy fuerte, a través de la Cámara Argentina de Comercio, para poner en funcionamiento un sistema de registro. Pícaros hay en todos lados. Entonces, el control es clave para que la ayuda la reciba quien lo necesita, quien pueda justificar que perdió todo. No todos sufrieron lo mismo; alguno un poco más, otro un poco menos, según la zona también. Y hay algunos que tienen mas recursos que otros para salir adelante. La inundación afectó no sólo a los comercios del microcentro, sino también a los barriales”.
Por ello, para el presidente de la Cámara de Comercio local también están en juego las fuentes laborales.
“Yo estimo, a groso modo, que un 40% de los comercios no va a poder reponerse si no recibe una ayuda inmediata. Y con ellos también se pierden muchísimos puestos de trabajo. ¿Qué hacemos con los empleados? ¿Y la familia de esos empleados? Por eso digo que el panorama es realmente desolador desde todo punto de vista”.
En medio de este panorama, Garmendia agradeció el trabajo de los voluntarios y de los donantes de todo el país y particularmente a las cámaras de comercio de toda la región.
“Un cachetazo”
“La inundación dejó al descubierto el cachetazo que recibió todo el sector político de la Argentina, no sólo de Bahía Blanca, sino también los gobiernos provinciales y nacionales”, opinó Garmendia.
Y se explayó: “Yo no hablo de que sean buenas o malas personas los gobernantes, sino que me refiero a la incapacidad para reaccionar y estar preparados ante un desastre semejante”.
En ese tren, puso como ejemplo la creación prácticamente inmediata de más de 120 centros de distribución de donaciones organizados por los propios vecinos.
“Las primeras ayudas, hasta que el Estado reaccionó, fueron de vecinos a vecinos. De carentes a carentes. Cada barrio en particular fue resolviendo en la medida que pudo sus problemas”.
“Está claro que el Estado se vio sobrepasado por la situación. Pero ésto debe servir de enseñanza. La ciudad tiene que estar preparada por un cuerpo que pueda actuar en caso de desastre, un cuerpo que pueda actuar en la logística desde el área social de la propia municipalidad hasta las fuerzas armadas con su conocimiento que tiene desde la logística y la distribución”.