La voz de Soldadores sin Careta: superaba un accidente y se quedó sin casa y sin comercio
Gabriel Tieri casi pierde la vida en un choque el año pasado. Ahora el temporal destrozó por completo su hogar y destruyó su almacén en Florencio Sánchez 462. Se refugió en el techo con su mujer y su hija de 4 años.
Licenciada en Comunicación Social egresada de la Universidad de La Plata. Docente en nivel superior. Redactora de La Nueva desde 2010. En LU2 Radio Bahía Blanca tiene la columna "Buenas buenas" y se desempeña como redactora creativa. Es especialista en cubrir historias humanas de superación. Además, es profesora de yoga.
Después del accidente que sufrió el 31 de marzo del año pasado, y en plena recuperación (sufrió daños en la boca y el maxilar), Gabriel Tieri, cantante de Soldadores Sin Careta, reconocida banda de rock de nuestra ciudad, no podía imaginar que su nombre iba a volver a aparecer en los medios por otra dramática situación, esta vez de la mano de un temporal.
El pasado viernes, la tormenta lo dejó sin casa y sin comercio. Ambos quedaron sepultados bajo el agua. Cuando el líquido drenó, las pérdidas en su hogar fueron prácticamente totales y en el local (almacén con artículos de kiosco) se perdió mucha mercadería.
“En 2024 sufrí un accidente donde casi pierdo la vida y la gente me dio una mano. Estaba recuperándome de eso y ahora 2025 arranca de esta manera, pero todo es aprendizaje. Hay que seguir para adelante. Habrá que arrancar de cero de vuelta”, dijo Gabriel.
En aquella oportunidad (aún no pasó un año), tuvo fractura de maxilar y heridas de consideración en su rostro y debió ser operado. La banda pasaba por uno de sus mejores momentos y estaba a punto de tocar con Las Pastillas del Abuelo. Además de la lesiones en el rostro, Gabriel perdió la camioneta que usaba para trabajar que quedó absolutamente destrozada.
Durante su recuperación no dejó de estar en contacto con la música, su cable a tierra, y siguió componiendo y grabando canciones. Y cuando todo por fin parecía empezar a retomar a su curso “normal”, (el 1 de marzo, había podido dar su primer show con Soldadores en la FISA después del accidente) llegó la tormenta del viernes.
El almacén que tenía en el frente de Florencio Sánchez quedó tapado de agua primero y de lodo, después. Y el temporal lo dejó sin casa.
“Se empezó a llenar la casa de agua y con mi mujer estábamos muy asustados porque tenemos una nena de 4 años. Sacamos la escalera al patio y ella y mi hija se subieron al techo con otras familias. Éramos 4 familias en total y había 4 niños”, contó.
La zona en que se encuentra fue una de las más afectadas de Bahía Blanca, muy cercana al arroyo Napostá. El agua corría a velocidades muy fuertes y los autos pasaban flotando. Los vecinos de un edificio les dieron nylon para guarecerse.
“El viernes tipo 8.30 o 9 de la mañana estábamos en la cama los tres, con mi mujer y mi hija, mirando por televisión como estaba Bahía, ya que todavía teníamos luz. La verdad que no pensábamos que estábamos dentro de la zona de fuego”, contó Gabriel.
Entonces escucharon que se iba a cortar la luz por medidas de precaución y así sucedió. Diez minutos más tarde el agua comenzó a penetrar por la puerta principal del negocio en cantidades incontenibles.
“Tratamos de tapiar la puerta con frazadas pensando que iba a ser una solución factible pero no fue así. Era terrible el caudal”, contó.
El agua tapaba las calles con más de metro y medio de agua y las familias aledañas, tal como ellos, empezaron a refugiarse en los techos o en plantas superiores.
“Mi mujer y mi hija se quedaron en el techo pero yo me bajé porque tengo una gata grande, que no sale nunca a ningún lado, y estaba muy asustada, la encontré nadando”, comentó.
La puso sobre la cama que flotaba en la habitación y así le salvó la vida.
Finalmente las cuatro familias auto-evacuadas en la terraza, la suya incluida, pudieron pasar a otra casa que tenía segundo piso pero después de tres o cuatro horas de pasar frío y soportar la incertidumbre, la tristeza y la lluvia.
“La casa que tenía segundo piso tenía rejas también. Teníamos miedo de quedarnos atrapados ahí porque no sabíamos cuanto podía llegar a subir el agua. Había nenes chiquitos. Fue espantoso, hacía frío, el agua estaba helada y la lluvia no paraba”, dijo.
“Fue angustiante y desesperante pero por suerte lo puedo contar”, concluyó Gabriel quien por estas horas, como tantos afectados, necesita una mano.
Si querés ayudarlo a atravesar esta dramática situación ( no tiene fuente laboral) podés hacerlo al siguiente alias: gabriel.soldadores, cuenta en el banco provincia a nombre de Gabriel Hugo Tieri.