Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

El estruendoso fracaso del bar más lujoso del mundo y una demolición inesperada

Fue el primer edificio de la ciudad que mereció la denominación de Palacio. No llegó a cumplir 30 años de existencia.

Clareaba el siglo XX cuando la compañía de seguros “La Bahía Blanca” --formada por capitales locales—decidió la construcción del primer gran palacete de nuestra ciudad, anterior al palacio municipal, anterior al club Argentino y a los que una década después haría levantar el imprentero Jacobo Peuser y el que ocuparía la tienda New London. Anterior a todos.

Se ubicaba en la estratégica esquina de O’Higgins y Brown, estableciendo un contrapunto con la de O’Higgins y Chiclana, donde se ubicaba el bar y hotel Londres, corazón del centro.

El nuevo edificio fue proyectado por el arquitecto francés Louis Émile Hugé  y se organizaba en planta baja y tres pisos, con una cúpula en esquina. Un balcón corrido marcaba el primer piso mientras que el remate era una cubierta tipo mansarda, un toque de París en la nueva Liverpool.

El proyecto fue postal de la ciudad.

Terminada la obra, ya tenía destino. En los pisos superiores se instaló el Royal Hotel,  con sus numerosas salas, departamentos, habitaciones lujosamente amobladas y el primer ascensor de nuestra historia. El lugar era una respuesta al crecimiento y al movimiento que estaba adquiriendo la ciudad.

La totalidad de la planta baja, por su parte, fue ocupada por el bar América, presentado como "el más lujoso de Sudamérica". Ciento cincuenta mesas, mobiliario y arañas art nouveau, grandes espejos, salas comedor, siete mesas de billar y un palco para la orquesta eran parte de una propuesta tan ambiciosa como lujosa.

Vista de la majestuosa esquina

Un baño de realidad

Más allá de todas las expectativas, los dos establecimientos le quedaron grandes a la ciudad. Hubo cambios de dueños, intentos por sostenerlos. Todo fue en vano. En 1911 hotel y bar cerraron sus puertas y todo su mobiliario fue rematado. El flamante edificio quedo vacío de contenido y lleno de incertidumbre. Sin embargo tuvo una nueva oportunidad con la instalación, en sus pisos superiores, de un nuevo hotel con el nombre de España. La planta baja fue ocupada por distintos comercios, el más importante de ellos la tienda La Capital.

El giro mayor del lugar se dio en 1927, cuando Gath y Chaves adquirió la propiedad y se instaló en la planta baja. Parecía que finalmente el edificio tenía un ocupante seguro, considerando que se trataba de una de las tiendas más prestigiosas y exitosas de la época. Pero esas cualidades terminaron siendo su condena.

Es que la firma creció tanto que necesitó un espacio que las plantas superiores no podía atender o al menos exigían una intervención que reconvirtiera la organización en habitaciones en plantas libres.

Llegó entonces la sorpresiva decisión: demoler lo existente y reemplazarlo por una nueva obra. Fue así como, con apenas 30 años de existencia, en muy estado general y con mucho todavía por ofrecer, el palacete fue demolido: en apenas dos meses la esquina quedó vacía. Apareció así en escena un inmueble de líneas modernas, con detalles art decó, diseñado para que en todos sus pisos funcionara la empresa.

Gath y Chaes anuncia la demolición del edificio

Ese edificio es el que sigue en pie, parte de su planta baja reconvertida en locales comerciales, parte de la planta alta ocupada, su mayor superficie de altos vacía.

Del aquel palacete pionero, de aires franceses, con ascensor eléctrico y aires de modernidad, quedan unas pocas fotografías, varias postales de época, ninguna referencia histórica y el penoso privilegio de ser la primera gran obra de arquitectura borrada del paisaje urbano.

La nueva propuesta, austera y con detalles art decó, 1938
Aspecto actual del edificio.

Acerca del autor

El edificio de Brown y O’Higgins fue proyectado por (Louis) Émile Hugé (183-1912), uno de los varios profesionales formados en la École des Beaux-Arts de París que llegaron a la Argentina a principios del siglo XX, cuando Buenos Aires se esforzaba por ser “La París de Sudamérica”.

De las decenas de edificios que diseño, muy pocos han sobrevivido, como es el caso del ex Savoy hotel de Tucumán y la que fuera sede del banco Francés en Rosario. Pero sin dudas su obra emblemática es la conocida como la Casa Moussion, en Callao 312 esquina Sarmiento de Buenos Aires, que fuera un lugar de peinados y modas femeninas al estilo parisino.

De aires franceses y detalles art nouveau,  se destacan sus ventanas curvas de 12 metros de alto importadas de Francia. En 1953 se instaló en el lugar el Bazar Dos Mundos.