Proyectan un nuevo complejo universitario para Bahía
El decano Alejandro Staffa recibió la escritura de los terrenos aledaños a la ex Villa Quilmes. La Facultad Regional tiene previsto construir un edificio de laboratorios, de grupos de investigación, y de espacios para extensión universitaria.
Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Tras recibir la escritura de los terrenos que se encuentran sobre calle Montevideo, en donde en su momento funcionaba la cervecería Quilmes, la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Bahía Blanca, puso proa hacia un ambicioso proyecto: que la ciudad tenga un nuevo complejo universitario.
Sin ese documento oficial, que traspuso tres gestiones municipales, la UTN se encontraba impedida de avanzar en su iniciativa de construir un edificio de laboratorios y espacios para grupos de investigación, vinculación tecnológica, divulgación científica y también para extensión universitaria.
Esta idea está incluida en el Plan Director de la facultad, y el año pasado fue presentado en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, dentro de un programa llamado Construir Ciencia, aunque éste fue discontinuado por el Gobierno nacional.
“Hoy, la facultad tiene un déficit de unos 3.500 m2, pero que cuando uno los proyecta son por lo menos 5.000 m2. Por eso la necesidad de avanzar sobre este proyecto”, reconoció el ingeniero Alejandro Staffa, actual decano de la casa de altos estudios.
Cabe recordar que en junio de 2023 habilitó una serie de adecuaciones en sus dependencias de calle 11 de Abril al 461, sumando áreas de trabajo y mejorando la conectividad entre los edificios que conforman esa unidad académica.
“El complejo de 11 de abril no admite más superficie, por eso tenemos siempre presente la idea de desarrollar nuestro campus universitario. Por eso, cerramos 2024 con una muy buena noticia. La adjudicación de esos terrenos es un paso muy importante para el futuro de la Facultad Regional” amplió.
La UTN alberga hoy 7 departamentos: Ciencias Básicas; Ingeniería Civil; Ingenería Eléctrica; Ingeniería Electrónica; Ingeniería Mecánica; Licenciatura en Organización Industrial (LOI) y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs). En 2024 cursaron 2.591 alumnos y para el ciclo 2025 ya se inscribieron 1.110, entre las carreras de grado, posgrado y tecnicaturas.
Para paliar el déficit de infraestructura, la UTN ocupa actualmente un ala del edificio de Vialidad Nacional, ubicado en Montevideo 366, vecino a este nuevo macizo que se incorporó al patrimonio.
“La mitad del edificio de Vialidad lo tienen cedido en comodato a la Universidad, pero ese espacio en algún momento habrá que devolverlo. El objetivo es que las actividades que se desarrollan allí lo hagan en el futuro en instalaciones propias de la universidad”.
El lote adjudicado a fines del año pasado es de 6800 metros cuadrados. Staffa confirmó que planean desarrollar un complejo universitario con laboratorios para ingenierías y grupos de investigación, una sección con vinculación tecnológica y extensiones universitarias.
“Estamos hablando de un proyecto ambicioso. Hay que pensar a 50 o más años. La idea es planificar un edificio pensado para albergar aún más carreras de las que brindamos actualmente”.
“Obviamente que habrá aulas, pero en ese aspecto estaríamos cubiertos con las que tenemos en el edificio de 11 de abril 461. En la sede de 11 de abril sería más lo teórico y en el nuevo espacio se apuntaría a las prácticas, a la investigación, al desarrollo, a vinculación tecnológica y a trabajos especiales para la industria”.
“Y así como las modalidades van cambiando, el uso aúlico también en el futuro va a cambiar. De hecho, nosotros estamos apostando mucho al aula híbrida, que permite tener estudiantes físicamente y otros conectados a las clases en forma remota. Es algo que está en desarrollo y vemos que está dando respuestas positivas.
“También somos concientes que debemos ofrecer otro tipo de instalaciones y servicios, como por ejemplo espacios para que los estudiantes estudien en la institución, brindándoles servicios básicos, como internet. Como para que puedan quedarse ahí y estudiar ahí mismo”.
La asignación de ese macizo no fue tarea sencilla. Sin ir más lejos, se inició en la gestión de Gustavo Bevilacqua al frente del municipio.
“En aquel momento se firmaron los primeros convenios, en los que la universidad planteaba la necesidad de contar con terrenos para proyectar su crecimiento. Se continuaron los pedidos al Estado Nacional con Héctor Gay en la intendencia y se logra que el municipio obtenga esa propiedad. Y cuando eso sucede, se confirma la transferencia a la UTN, con una ordenanza que fue aprobada por unanimidad”.
Y agregó: “A partir de eso empezó el trámite de escrituración, que finalizó a fines del año pasado, cuando Federico Susbielles nos hace entrega de la documentación final”.
El proyecto incluye integrar en una especie de triángulo el sector donde se encontraba la ex Villa Quilmes y donde está la chimenea de la excervecería para construir una plazoleta que conmemore el rol industrial que tuvo y tiene esa zona de la ciudad.
“Ese espacio de la chimenea pertenece al municipio. Hay una idea compartida de poder gestionar una integración, haciendo así una especie de Plaza de la Industria, dado que ese sector originalmente fue industrial”.
Ese proyecto también contempla la mejora en la circulación del sector.
“Por ejemplo, que la calle Saavedra tenga continuidad hacia el sector de Villa Mitre. Hay que analizar de qué manera se abre esa calle, para que permita el paso de servicios de emergencia y policías, dado que el movimiento a futuro será mucho mayor en ese sector”, adelantó.
El próximo paso
Aledaño a esas tierras, hay un sector que continúa siendo propiedad de la Administración de Bienes de Estado.
“Sobre esos terrenos también hay gestiones iniciadas para que pasen a la UTN. Si se concreta, tendríamos casi toda la manzana que está ubicada en Montevideo, Saavedra y Beruti”, señaló Staffa.
De hecho, en uno de esos terrenos, la UTN colocó una ionosonda, que realiza estudios de la ionósfera, con un convenio con el Instituto de Vulcanografía de Roma y la Universidad Nacional de Tucumán.
“Ese es uno de los terrenos que también solicitamos. Ya hay una gestión iniciada para que sea cedido a la Universidad. Eso todavía sigue un trámite”, adelantó Staffa.
La financiación, todo un tema
El proyecto inicial de la UTN demandaría una inversión de varios millonesde pesos.
“Es difícil pronosticar una fecha de inicio de obra, por una cuestión presupuestaria. Hoy es imposible que podamos encarar ese proyecto con recursos propios”, contó el decano.
Y añadió: “Habíamos conseguido el año pasado aplicar a un programa que se llamaba Construir Ciencia, donde nos habían dado el visto bueno respecto a que el proyecto era compatible con el programa. Sin embargo, no alcanzamos a que nos asignaran un presupuesto para eso y hoy sabemos que la obra pública está parada en un 85% en todo el país. Por ese lado vemos difícil que podamos avanzar”.
Pero sí hay alguna intención de la Provincia de Buenos Aires de retomar obras de universidades que están radicadas en la provincia, así que Staffa confirmó que harán el intento por ese lado.
“Este es un proyecto a largo plazo. No obstante este complicado presente económico, la universidad va a seguir proyectando ese edificio, haciendo gestiones ante el municipio para compatibilizar criterios y que nos acompañen en el pedido a la provincia”.
El origen, una mansión
La FRBB comenzó a funcionar en 1954 con el nombre de Universidad Obrera, ocupando una vivienda de Rodríguez y Zelarrayán. A pesar de lo inadecuado del lugar, las instalaciones estuvieron en ese lugar durante diez años.
Recién en 1964 se mudó a un edificio propio, una casona de 500 m2 en la avenida Alem, con acceso por calle 11 de abril, ubicada en un terreno de 1.481 m2. La mansión había sido propiedad de la familia conformada por Luis Dumortier y Susana Tardieu, construida en 1908 según un proyecto del arquitecto Gregorio Salamandekov.
Cuando comenzó el ciclo lectivo 1965 la casa había sido remodelada para dar lugar a 12 aulas y dependencias varias. Ese mismo año se anunció la construcción de dos edificios, uno en la parte posterior del terreno de cuatro pisos y 1.500 m2, y un segundo con frente a calle 11 de Abril, de cinco pisos y 2 mil m2.
Fue así que poco a poco la histórica casona fue quedando oculta entre las nuevas torres, más allá de seguir usándose su interior.
Aquella villa
Fue en septiembre de 2013 que las 41 familias asentadas en la Villa Quilmes (en dos manzanas sobre calle Montevideo, entre las vías y Saavedra., que debía su nombre a que en ese sitio funcionó, hasta la década del 70, la fábrica de la empresa Quilmes, fueron reubicadas en viviendas del plan Federal en Villa Delfina.
Ese mes, máquinas municipales se encargaron de derribar las precarias construcciones existentes en el lugar, las más antiguas construidas 30 años antes.
Con el lugar desocupado se abría el camino para repensar su uso y destino. Aquel año se plantearon dos posibles destinos: generar un espacio público con equipamiento adecuado y aprovechando la rica forestación existente, y, la segunda posibilidad, ceder las tierras a la Universidad Tecnológica Nacional para que instale en el lugar nuevas dependencias, opción que más de 11 años después logró primar.
Esas tierras pertenecieron al estado Nacional, que primero las cedió al uso a Ferrocarriles Argentinos, luego a la Dirección Nacional de Vialidad y, finalmente, quedaron usurpadas por el mencionado asentamiento habitacional.
La chimenea
Siempre llama la atención a propios y ajenos la solitaria chimenea ladrillera ubicada en Chiclana y Montevideo. Porque su historia va quedando lejos en el tiempo y resulta desconocida para las nuevas generaciones.
Se trata de "la Chimenea de la Quilmes", construida en 1927 como parte del moderno complejo industrial de esa empresa cervecera construyó en nuestra ciudad para envasar cerveza y la elaboración de hielo en barras, soda, jugos y gaseosas.
El complejo dejó de funcionar en la década del 70 y el conjunto edilicio demolido en 1985.
Solo quedó de pie su chimenea, testimonio de esa industria.
En 1999 la municipalidad planteó la idea de generar en el lugar, con la chimenea como protagonista, "La plaza de la Industria". Nunca pasó de ser una idea.
En 2010 desde Defensa Civil se alertó sobre el mal estado de la obra, al advertir fisuras y desprendimientos de mampostería.
La posibilidad de que la UTN ocupe ese espacio renueva expectativas en cuanto a su recuperación. Porque se trata de una universidad marcadamente tecnológica e ingenieril, que sabrá interpretar y valorar el significado de esa obra.